CAPÍTULO 2: ACUSADA INJUSTAMENTEMi cabeza da vueltas, todo esto es como una pesadilla. Mi propia mejor amiga, Camila Rivera, le abre la puerta a los policías que entran preguntando por mí.—Ahí está oficial, ella es la ladrona, ella es la responsable del fraude empresarial de mi empresa —acusa Leonardo, apuntándome con el dedo.Retrocedo con el miedo más profundo que he sentido en mis veinticinco años de vida. Esto no puede estar pasando.—Eso no es verdad oficial, yo no he hecho nada, ni siquiera sé de qué me están acusando —respondo con voz temblorosa.—Señora Isabella Montenegro de Velazco, usted tiene una acusación en su contra por fraude empresarial y espionaje corporativo. Tenemos pruebas suficientes para una orden de arresto en su contra.—¿Qué? —susurro—, no, no, eso no puede ser verdad, tiene que haber una equivocación.—Todo lo que diga podrá usarse en su contra… —el oficial comienza a leer mis derechos, mientras otro de ellos se acerca a mí para esposarme como si yo fuese
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