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Todos los capítulos de Mi Hermanastro Mi Tentación: Capítulo 1 - Capítulo 10
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Capítulo 1 —Una chica con novio
Capítulo 1 —Una chica con novioNarrador: Y allí se encontraba, Ginebra LeBlanc, recorriendo el borde de la copa con su dedo, se mantenía sumergida en sus pensamientos, mientras que a su alrededor una multitud de personas disfrutaban su noche.—¡Ginebra, por favor! Cambia esa cara, en lugar de estar en una fiesta, parece que estuvieses en un funeral —Golpeando el costado de su cuerpo, Fiorella, su mejor amiga, intentaba animarla, mientras que los males del corazón no la dejaban disfrutar del magnífico ambiente.—¿Cómo quieres que esté, Fio? Brian lo hizo de nuevo, y esta vez no solo fue una conversación, fue una reservación de hotel, a la que asistió con Melanie —Dejando que la tristeza se reflejara en su rostro, la heredera confesó su mal, despertando la empatía de su amiga, que la abrazó.—Te lo he dicho, Ginebra, deja a ese idiota, él no te ama, él solo ama tu herencia —Apretando sus labios la chica dijo una gran verdad que en el fondo Ginebra sabia, pero que no quería aceptar —Es
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Capítulo 2 — Lo de los pétalos de rosa, no te lo creas
Capítulo 2 — Lo de los pétalos de rosa, no te lo creasNarrador: Una vez que llegaron al hotel, se dirigieron al bar del mismo, Ginebra caminaba con dificultad, pues le costaba coordinar, inclusive, ya casi estaba arrastrando las palabras. Se sentaron en la barra y él pidió dos bebidas—¿No vinimos a tomar café?—Sí, pero para la resaca, primero hay que beber esto—Ok —y se lo bebió de un solo trago—¡Wow! Despacio o te vas a desmayar —le apoyó la mano en la barbilla y con el pulgar, le acarició el labio inferior —no me has dicho tu nombre por cierto—Tampoco tú el tuyo—Tienes razón me llamo Jordan—Encantada señor Jordan. Yo me llamo Ginebra—y le estiró la mano—Es un placer, señorita Ginebra —estrechó la mano que ella le ofrecía, pero de la nada, la joven se paró, se abalanzó sobre él y le dio un beso. Beso que fue correspondido, pero luego la separó —¿no era que tú tenías novio?—El muy desgraciado me ha dejado, por irse de fiesta con sus amigos, y a ésta hora estará revolcándose
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Capítulo 3 — Te toques pensando en él
Capítulo 3 — Te toques pensando en élNarrador: Caminando de manera apresurada, pero sin perder la elegancia, por el lobby de industrias LeBlanc, Ginebra se hallaba algo indispuesta por una resaca fenomenal que la azotaba esa mañana. La noche anterior, dejándose llevar por el desamor, se entregó al deseo, y disfrutando una intensa velada con un desconocido, se olvidó, por primera vez, del hombre que decía amar.—Buen día, señorita LeBlanc, su agenda del día de hoy.A su lado, su asistente pretendió entregarle el itinerario de ese día; y agitando su mano, restándole importancia, sintiendo su cabeza explotar, la chica ni siquiera volteo a verla—Sé que a primera hora tengo la junta con mi equipo de trabajo para planificar la nueva colección de verano, pero una vez finalice ese asunto, necesito que despejes mi agenda. Tengo un par de asuntos personales que solucionar.Llegando hasta el elevador y despojándose de sus gafas de sol, la heredera vio como las puertas del artefacto metálico s
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Capítulo 4 —Las medias
Capítulo 4 —Las mediasNarrador:Jordan se encontraba sumido en un profundo sueño cuando, el sonido de su móvil con una llamada entrante, lo despertó. Al lograr por fin abrir los ojos y razonar de dónde venía el sonido, lo tomó de la mesa de noche y lo observó, encontrando tres llamadas perdidas de su padre y una de su hermana—¿Eli, que sucede? —preguntó al llamar a su hermana, pues de las llamadas perdidas, era la única que le importaba.—Papá ya me ha dicho que es un no definitivo —le respondió sollozando al otro lado de la línea—¡Por Dios, Eli! ¿Podrías ser más específica? Recién me estoy despertando, ¿de qué se trata?—No todos tenemos una vida tan fácil como la tuya, Jordan, como para darnos el lujo de despertarnos al mediodía —se escuchaba muy enojada—¿Me llamaste para rezongarme o para pedirme ayuda?—Papá no va a dejar que vaya a la universidad de Bellas Artes, está empecinado con que vaya la de comercio.—Hablaré con él—No creo que puedas hacer mucho, a menos que tengas d
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Capítulo 5 — Café anti resaca
Capítulo 5 — Café anti resacaNarrador:Los días pasaron, y Ginebra se dedicó a trabajar arduamente en la empresa, recordando esporádicamente su encuentro con aquel desconocido, pero regresando a la realidad que solo sabía su nombre, continuaba su vida como si nada; hasta que llegó el día de la boda de su madre, evento del cual no pudo huir; y debió asistir en contra de su voluntad.—Todo se ve magnífico, Ginebra. Tu madre se esforzó demasiado para tener la boda del año.Caminando a su lado, vistiendo un elegante esmoquin negro, tras insistir llegar con ella, ya que Frida no sabía que su relación había finalizado, Brian adulaba de todas las formas existentes a la madre de LeBlanc, quien aún no hacía acto de presencia; y recorriendo todo el lugar con su vista, ella asintió al ver que esto era cierto. La mujer no había escatimado en gasto para la elegante, pero sutil celebración; que constaba de una decoración compuesta por enormes lámparas de cristal que colgaban desde el techo del sal
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Capítulo 6 — El reflejo en el espejo
Capítulo 6 — El reflejo en el espejoGinebra:Sintiendo el martillar de mi corazón resonar en mis oídos, me quedé rígida ante lo que estaba sucediendo ¿Jordan de ahora en adelante sería mi hermanastro? Tragando el nudo en mi garganta, estreché la mano que me tendía más por obligación que por gusto, y disculpándome una vez me liberó, caminé lo más rápido que mis pies me lo permitían, alejándome de ellos. ¿Cómo podría volver a mirarlo, después de lo que sucedió entre nosotros? Luego de pasar una intensa noche, que disfruté como nunca en mi vida; tras de disfrutar como me hizo suya más de una vez. Dirigiéndome al tocador, cerré la puerta a mis espaldas sintiendo que el corazón saltaría de mi pecho, y caminando hasta el lavado, me aferré a él, con la esperanza de despertar de mi pesadilla.—¡Jordan, es hijo de Oliver! —Tratando de asimilar que esta era la cruda verdad, bajé mi rostro mientras intentaba llenar mis pulmones de aire, y comprendiendo, que mientras más tardara en asimilar lo s
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Capítulo 7 —El brindis
Capítulo 7 —El brindisJordan:Y así me dejó, parado en el baño de mujeres frente al lavabo, mirándome en el espejo. Ella me desconcertaba, pues generaba en mí cosas que no conocía. Siempre que estaba con una mujer buscaba mi placer personal, pero con ella tenía la necesidad de brindárselo. De que gozara conmigo más que yo con ella y eso no me gustaba porque iba en contra de mi naturaleza, tenía que lograr que se entregara a mí, más que voluntariamente, desesperadamente; así que tenía que pensar muy bien mi estrategia para lograr que esa mujer no pudiera sacarme de su cabeza como yo no podía sacarla de la mía. Abrí el agua del grifo con toda la intención de lavarme las manos, pero me miré los dedos y recordando dónde habían estado, me los llevé a la nariz para olerlos. Ese aroma era sencillamente delicioso y estaba haciendo estragos en mí, así que solo pude sonreír e incorporarme nuevamente a la fiesta tratando de comportarme como se esperaba que lo hiciera.—¿Se puede saber dónde car
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Capítulo 8 — En mi propio auto
Capítulo 8 — En mi propio autoGinebra:La fiesta continuaba y cada minuto que transcurría me sentía más asfixiada, no solo por la insistencia de Brian, quien pretendía seguir actuando como mi novio ante toda mi familia, algo que aclararía después de la boda de mi madre, sino también por Jordan, quien pretendía hacerme perder la paciencia con su juego cínico, y absurdo.Huyendo de la multitud, que bailaba, y disfrutaba eufórica de la música, llegué hasta uno de los balcones que tenía una hermosa vista del espléndido jardín del lugar, y sumergiéndome en mis pensamientos, me mantuve allí por unos minutos hasta que Kristen regresó a robarme la paz.—Ginebra, justo a ti te estaba buscandoAcercándose a mí con su reluciente sonrisa, solo rodé mis ojos al tener que lidiar con ella de nuevo; si al menos supiera lo mucho que me desagrada, ni siquiera se atrevería a acercarse a mí. Tragando mi molestia por su presencia, me limité a separarme un poco del barandal del balcón, y manteniendo aun u
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Capítulo 9 —Su discípulo
Capítulo 9 —Su discípuloJordan: Me gustaba poner nerviosa a ginebra porque quedaba adorable sonrojada. Pero también sabía que si la quería rendida a mis pies no podía abusar de eso. Así que decidí alejarme y darle su espacio durante la fiesta. Frida era una mujer que me caía muy bien, debo reconocerlo; esta vez mi padre acertó. Estaba conversando con ella amenamente, cuánto Ginebra nos interrumpió para llevarme a presentar supuestamente unos empresarios. Me emocioné pensando que estaba buscando un poco de acción, pero resultó que quería presentarme a su prima Kristen, una mujer que solo era un envase vacío, pero no dejaba de ser hermosa. La joven estaba muy interesada en mí, al punto que no llegaron a pasar más de 10 minutos y ya la tenía colgada de mi cuello, devorándome la boca. No dejo de ser un ser humano, pero debo reconocer que se sintió desabrido después de probar a Ginebra. De todas maneras, la invité a que no fuéramos de la fiesta. Al pasar cerca del coche estacionado de Gi
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Capítulo 10 —El tour
Capítulo 10 —El tourGinebra:Me parecía una pésima broma, que el imbécil de Jordan, se quedará con lo que me pertenecía, una oficina que sería mía tras el retiro de mi madre; que colocándome de pie sin siquiera finalizar mi café, arrojé la servilleta sobre la mesa; no podía quedarme allí, y escuchar las sarta de estupideces de mi madre, y caminando a la salida tras tomar mi bolsa, me dirigí a mi auto. Ahora no solo tendría que lidiar con la presencia de ese ser en mi vida, sino también en mi empresa, una que heredé de mi padre, y he llevado a cuesta desde hace un par de años.Saliendo de la mansión, me detuve cuando escuché la voz de mi madre a mis espaldas, y tratando de mantener la calma, me quedé junto mi vehículo esperando hasta que ella llegara a mi ubicación.—Ginebra, no tienes por qué ponerte así, es una simple oficina.Agitando mi cabeza en negación, estreché el puente de mi nariz al sentirme ofendida por sus palabras.—¿Una simple oficina, madre? Era de mi padre, pero eso y
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