Capítulo 5 — Café anti resaca
Narrador:
Los días pasaron, y Ginebra se dedicó a trabajar arduamente en la empresa, recordando esporádicamente su encuentro con aquel desconocido, pero regresando a la realidad que solo sabía su nombre, continuaba su vida como si nada; hasta que llegó el día de la boda de su madre, evento del cual no pudo huir; y debió asistir en contra de su voluntad.
—Todo se ve magnífico, Ginebra. Tu madre se esforzó demasiado para tener la boda del año.
Caminando a su lado, vistiendo un elegante esmoquin negro, tras insistir llegar con ella, ya que Frida no sabía que su relación había finalizado, Brian adulaba de todas las formas existentes a la madre de LeBlanc, quien aún no hacía acto de presencia; y recorriendo todo el lugar con su vista, ella asintió al ver que esto era cierto. La mujer no había escatimado en gasto para la elegante, pero sutil celebración; que constaba de una decoración compuesta por enormes lámparas de cristal que colgaban desde el techo del salón, candelabros bañados en oro, y un sin fin de arreglos florales. Hasta que, observando a distancia a Oliver, un poco nervioso al pie del altar, ella se disculpó con su ex para acercarse, y saludarlo.
—¿Nervioso? —le preguntó colocándose de pie a su lado, el hombre con porte elegante, de ojos azules, la saludó con la caballerosidad que lo caracterizaba, y pidiéndole que apoyara a su madre en tan importante día, ellos continuaron charlando hasta que anunciaron la llegada de la novia —¿Preparado?
Recorriendo el amplio salón con su vista, Oliver buscó sin encontrar lo que deseaba, y agitando su cabeza en negación con un poco de decepción, no le quedo más salida que continuar una vez la marcha nupcial inicio. Vistiendo una delicada pieza de diseñador ceñido al cuerpo con transparencias a sus costados, Frida ingresó luciendo un pequeño velo a juego con el vestido, y sonriendo al ver al hombre de su vida, esperando por ella, la madre de Ginebra extendió su mano al llegar al altar.
—Por el poder que me confiere el distrito, demos comienzo a esta ceremonia. Los novios por favor… Tomen asiento
Obedeciendo al hombre de la ley, la celebración dio comienzo, haciendo reinar el silencio en el lugar, y tomando su puesto junto a Brian, y a Fiorella, quien apenas llegaba, Ginebra se mantuvo atenta a lo que estaba sucediendo frente a ella.
—El novio, puede proceder a decir sus votos.
Tomando la frágil mano de Frida, Oliver procedió a decir los sagrados votos de matrimonio, los cuales era la más fiel promesa de amor, y rodando el costoso anillo de oro por el dedo de la dama, finalizó para que ella lo siguiera enseguida repitiendo el proceso.
—De este modo, por el poder que me confiere el estado, yo los declaro marido, y mujer. Puede besar a la novia.
Acunando el rostro de su ahora esposa, Sinclair sonrió ampliamente al escuchar al juez de distrito, y uniendo sus labios en un intenso beso, la ceremonia legal finalizó, dándole inicio a la fiesta. El radar de Jordan encendió todas las alertas cuando desde lejos pudo divisar a Ginebra, la joven que hacía más de 15 días buscaba y que estaba a punto de darse por vencido. La observó largo rato y no pudo evitar que su entrepierna reaccionara. Sin embargo, prefirió mantenerse distante, hasta que cuando pasó por su lado, no pudo resistirse, y la detuvo tomándola de un brazo.
—¡Pero miren quién está aquí!, si es mi amiga, la bebedora de café —le dijo con una gran sonrisa, que dejaba ver sus blancos y perfectos dientes.
—Jordan, ¿qué carajos estás haciendo aquí? —preguntó muy sorprendida.
—Me honra, señorita Ginebra, al recordar mi nombre —Y le hizo un paneo de cuerpo entero, logrando que ella se estremeciera.
—Parte de mi trabajo es retener nombres y datos, pero no me respondiste, ¿qué es lo que estás haciendo aquí?
—Yo te preguntaría lo mismo, en mi caso soy un invitado a la fiesta por parte del novio.
—Y yo de la novia, pero no te vi en la ceremonia.
—No, lo mío no son los asuntos legales, lo mío son solo las fiestas, por lo tanto no vine a la ceremonia por civil, vine directamente al buffet.
—Bien, supongo que no era importante para ti la pareja, pero para mí lo es, así que, si me haces el favor de soltarme, tengo que seguir con lo que estaba —y trató de zafarse de su agarre, pero no tuvo éxito.
—Supongo que debe ser muy importante, como para desear salir corriendo—Y clavó sus ojos en los labios de Ginebra, quien dejó ver como se los humedecía con la punta de la lengua
—Lo es.
—Muy bien, entonces, te dejaré libre —pero antes de soltarla se acercó a ella y le susurró en el oído —si quieres, después podemos ir por nuestro café anti resaca.
—Eso no va a suceder Jordan, ahora suéltame, tengo cosas que hacer.
Jordan esbozó una sonrisa y la soltó, al mismo tiempo que se corrió para darle paso, por lo que Ginebra se alejó de él con rapidez y sin mirar atrás. Jordán aprovechó para deleitarse con su figura, mientras que se alejaba. Luego de un rato de estar en la ceremonia, por fin su padre lo interceptó.
—¿Por qué mier*da no viniste a la ceremonia?
—¿Cómo que no vine, padre estoy aquí?
—Jordan, no me tomes el pelo, sabes perfectamente de lo que hablo, no viniste a la ceremonia por civil, viniste directamente a la fiesta.
—Bueno, pero vine, pensé no hacerlo.
—¿Y se supone que te lo tengo que agradecer?, me has dejado mal con todos aquí, están los empresarios más importantes, los banqueros más importantes, gente con la que vas a tener que tratar a la brevedad, ¡es más!, mañana mismo. Y en lugar de mostrarte como un hombre responsable, un hombre de negocios, te comportas como un ni*ño malcriado. Y, ni hablar de la familia de mi esposa, que por cierto, también es tu familia ahora, familia a la que le debes respeto, pues ahora tienes una madre y otra hermana, por la que velar.
—Lo siento, tienes razón, pero… —dijo, tratando de suavizar el momento.
—Yo no quiero que me pidas disculpas, quiero que no hagas las cosas porque después tengas que pedir disculpas
Obviamente, la discusión se estaba acalorando un poco, Frida, que los estaba observando, se acercó a ellos y abrazó a Jordan con afecto, antes que la discusión se saliera de control.
—¡Jordan, qué bueno que viniste me alegra mucho! —lo saludó sonriendo.
—Frida, estás hermosa, no me lo hubiera perdido por nada del mundo, lamento llegar un poco tarde.
—¿Pero qué dices, cariño?, tarde nada, estás más que a tiempo, pero espera, que te quiero presentar a alguien
Y Frida levantó la mano haciéndole señas a su hija, que observaba la escena desde lejos, preguntándose qué hacía Jordan hablando con su padrastro y ahora siendo abrazado por su madre. No quería, si había algo en este mundo que Ginebra no quería, era acercarse a ese trío, pero no tuvo más remedio que hacerlo, así que se acomodó el cabello con las manos, se dirigió con paso firme y mirada seria, mientras Jordan la observaba acercarse, con una mueca cínica en los labios.
—Ginebra, mi amor, deja que te presente a Jordan, el hijo de Oliver, tu nuevo hermano.
Ginebra sintió como se le helaba la sangre en las venas, y Jordan cambió su cínica sonrisa, por una expresión de desconcierto; ambos se miraron y estrecharon las manos en un acto mecánico. Ninguno de los dos quería creerlo, el destino no podía haberle jugado una broma más macabra, habían compartido cama, mientras tenían una noche alocada de se*xo desenfrenado, siendo casi familia.
Capítulo 6 — El reflejo en el espejoGinebra:Sintiendo el martillar de mi corazón resonar en mis oídos, me quedé rígida ante lo que estaba sucediendo ¿Jordan de ahora en adelante sería mi hermanastro? Tragando el nudo en mi garganta, estreché la mano que me tendía más por obligación que por gusto, y disculpándome una vez me liberó, caminé lo más rápido que mis pies me lo permitían, alejándome de ellos. ¿Cómo podría volver a mirarlo, después de lo que sucedió entre nosotros? Luego de pasar una intensa noche, que disfruté como nunca en mi vida; tras de disfrutar como me hizo suya más de una vez. Dirigiéndome al tocador, cerré la puerta a mis espaldas sintiendo que el corazón saltaría de mi pecho, y caminando hasta el lavado, me aferré a él, con la esperanza de despertar de mi pesadilla.—¡Jordan, es hijo de Oliver! —Tratando de asimilar que esta era la cruda verdad, bajé mi rostro mientras intentaba llenar mis pulmones de aire, y comprendiendo, que mientras más tardara en asimilar lo s
Capítulo 7 —El brindisJordan:Y así me dejó, parado en el baño de mujeres frente al lavabo, mirándome en el espejo. Ella me desconcertaba, pues generaba en mí cosas que no conocía. Siempre que estaba con una mujer buscaba mi placer personal, pero con ella tenía la necesidad de brindárselo. De que gozara conmigo más que yo con ella y eso no me gustaba porque iba en contra de mi naturaleza, tenía que lograr que se entregara a mí, más que voluntariamente, desesperadamente; así que tenía que pensar muy bien mi estrategia para lograr que esa mujer no pudiera sacarme de su cabeza como yo no podía sacarla de la mía. Abrí el agua del grifo con toda la intención de lavarme las manos, pero me miré los dedos y recordando dónde habían estado, me los llevé a la nariz para olerlos. Ese aroma era sencillamente delicioso y estaba haciendo estragos en mí, así que solo pude sonreír e incorporarme nuevamente a la fiesta tratando de comportarme como se esperaba que lo hiciera.—¿Se puede saber dónde car
Capítulo 8 — En mi propio autoGinebra:La fiesta continuaba y cada minuto que transcurría me sentía más asfixiada, no solo por la insistencia de Brian, quien pretendía seguir actuando como mi novio ante toda mi familia, algo que aclararía después de la boda de mi madre, sino también por Jordan, quien pretendía hacerme perder la paciencia con su juego cínico, y absurdo.Huyendo de la multitud, que bailaba, y disfrutaba eufórica de la música, llegué hasta uno de los balcones que tenía una hermosa vista del espléndido jardín del lugar, y sumergiéndome en mis pensamientos, me mantuve allí por unos minutos hasta que Kristen regresó a robarme la paz.—Ginebra, justo a ti te estaba buscandoAcercándose a mí con su reluciente sonrisa, solo rodé mis ojos al tener que lidiar con ella de nuevo; si al menos supiera lo mucho que me desagrada, ni siquiera se atrevería a acercarse a mí. Tragando mi molestia por su presencia, me limité a separarme un poco del barandal del balcón, y manteniendo aun u
Capítulo 9 —Su discípuloJordan: Me gustaba poner nerviosa a ginebra porque quedaba adorable sonrojada. Pero también sabía que si la quería rendida a mis pies no podía abusar de eso. Así que decidí alejarme y darle su espacio durante la fiesta. Frida era una mujer que me caía muy bien, debo reconocerlo; esta vez mi padre acertó. Estaba conversando con ella amenamente, cuánto Ginebra nos interrumpió para llevarme a presentar supuestamente unos empresarios. Me emocioné pensando que estaba buscando un poco de acción, pero resultó que quería presentarme a su prima Kristen, una mujer que solo era un envase vacío, pero no dejaba de ser hermosa. La joven estaba muy interesada en mí, al punto que no llegaron a pasar más de 10 minutos y ya la tenía colgada de mi cuello, devorándome la boca. No dejo de ser un ser humano, pero debo reconocer que se sintió desabrido después de probar a Ginebra. De todas maneras, la invité a que no fuéramos de la fiesta. Al pasar cerca del coche estacionado de Gi
Capítulo 10 —El tourGinebra:Me parecía una pésima broma, que el imbécil de Jordan, se quedará con lo que me pertenecía, una oficina que sería mía tras el retiro de mi madre; que colocándome de pie sin siquiera finalizar mi café, arrojé la servilleta sobre la mesa; no podía quedarme allí, y escuchar las sarta de estupideces de mi madre, y caminando a la salida tras tomar mi bolsa, me dirigí a mi auto. Ahora no solo tendría que lidiar con la presencia de ese ser en mi vida, sino también en mi empresa, una que heredé de mi padre, y he llevado a cuesta desde hace un par de años.Saliendo de la mansión, me detuve cuando escuché la voz de mi madre a mis espaldas, y tratando de mantener la calma, me quedé junto mi vehículo esperando hasta que ella llegara a mi ubicación.—Ginebra, no tienes por qué ponerte así, es una simple oficina.Agitando mi cabeza en negación, estreché el puente de mi nariz al sentirme ofendida por sus palabras.—¿Una simple oficina, madre? Era de mi padre, pero eso y
Capítulo 11 —Los escombros Jordan: Confirmado, esas mujeres tenían más dinero que nosotros, pues al llegar a su edificio pude notar que era por lo menos tres veces más grande que el nuestro, pero no era ese el motivo por el cual mi padre había unido nuestras familias, sino que realmente estaba enamorado de Frida. Yo lo conocía y podía dar fe de ello. Antes de entrar me miré en el reflejo de la puerta, para asegurarme no tener ni un cabello fuera de lugar, ni la corbata torcida, era mi entrada triunfal en las industrias LeBlanc y tenía que dar una buena impresión. Me presenté con el portero y obviamente ya tenía mi información ingresada en su base de datos, por lo que me dio mi pase personalizado para que pudiera moverme libremente por todo el edificio y me indicó cuál era la oficina de la presidenta, o sea Ginebra. Cuando llegué al piso, me acerqué a su secretaria con una amplia sonrisa—Buenas tardes, hermosa criatura—Buenas tardes, Señor Sinclair —Obviamente en ese edificio ya me
Capitulo 12 — ¡Mírame, tómame!Ginebra:Huyendo tan rápido como mis pies me lo permitían, caminé en dirección al elevador, e ingresando a este; sentí mi corazón estallar, recargué mi espalda en el frío metal de la pared mientras veía como las puertas se cerraban ante mí.Jordan de verdad pretendía enloquecerme, hacerme perder la razón, por suerte mi buen juicio me salvó de equivocarme de nuevo, y cometer una gran atrocidad.Que si bien, ambos no llevamos la misma sangre, no sería moralmente bien visto enredarme con mi hermanastro, menos que todos pensaban que aún seguía siendo la novia de Brian.Escuchando como el pitido del elevador anunciaba la llegada a mi destino, exhalé un poco de aire tratando de mantenerme en pie, aun cuando mis piernas parecían una gelatina, y arreglando mi ropa intentando ocultar mis erec*tos pezones, salí de la caja metálica con rumbo a mi auto.—Que tenga buenas noches, señorita LeBlancDespidiéndose de mí, Marcos, nuestro más fiel hombre de seguridad, agit
Capítulo 13 —Celosa… Jordan: Los días fueron pasando y traté de mantenerme alejado de Ginebra. No quería que las cosas se estropearan, tenía unos deseos incontrolables de besarla cada vez que la veía, pero tenía que aguantar, por el bien de las empresas, o al menos eso, me repetía en la cabeza para no sucumbir. Por otro lado estaba mi hermana Eli, quien me tenía muy ocupado esos días, pues quería fugarse, a toda costa, y yo estaba tratando de convencerla de que me diera el tiempo que necesitaba, para reunir el dinero y poder pagarle la Universidad y así marcharse, sin necesidad de hacer una locura. También estaba el tema de mi tarea dentro de la firma. Si bien, la especialidad que yo había estudiado en la Universidad, era la financiera, Ginebra parecía querer castigarme y subestimándome, me envió al taller de costura. Aún recuerdo las palabras cuando me lo dijo—Te necesito en el taller de costura, para que ayudes a Cándida y, a lo mejor ahora, sí aprendes algo de este oficio —en un