Capítulo 4 —Las medias
Narrador:
Jordan se encontraba sumido en un profundo sueño cuando, el sonido de su móvil con una llamada entrante, lo despertó. Al lograr por fin abrir los ojos y razonar de dónde venía el sonido, lo tomó de la mesa de noche y lo observó, encontrando tres llamadas perdidas de su padre y una de su hermana
—¿Eli, que sucede? —preguntó al llamar a su hermana, pues de las llamadas perdidas, era la única que le importaba.
—Papá ya me ha dicho que es un no definitivo —le respondió sollozando al otro lado de la línea
—¡Por Dios, Eli! ¿Podrías ser más específica? Recién me estoy despertando, ¿de qué se trata?
—No todos tenemos una vida tan fácil como la tuya, Jordan, como para darnos el lujo de despertarnos al mediodía —se escuchaba muy enojada
—¿Me llamaste para rezongarme o para pedirme ayuda?
—Papá no va a dejar que vaya a la universidad de Bellas Artes, está empecinado con que vaya la de comercio.
—Hablaré con él
—No creo que puedas hacer mucho, a menos que tengas dinero, pues es muy cara y se niega a pagarla
—Te dije que hablaré con él, déjame a mí.
Y sin decir más cortó la llamada con su hermana para darse una larga ducha. Cuando salió del baño, observó algo extraño debajo de la cama, se agachó a tomarlo y vio que eran las medias que la chica con la que había estado llevaba, se sonrió, recordando la noche que había pasado, se sentó en la cama la tomó en sus manos y la olió, entrecerrando los ojos, suspiró, pero la realidad lo llamaba y se dirigió a la oficina de su padre. Al llegar, se encontró que él estaba en una reunión, pero la secretaria lo dejó pasar.
—¿Cómo haces para cada día estar más hermosa, te has hecho algo en el pelo, Sofía? —le dijo adulando a la secretaria mientras le propinaba un beso en la mejilla, una mujer que ya peinaba canas y se había mantenido soltera todos estos años, sirviendo fielmente a su padre.
—No, la verdad que no, pero tú, siempre tan galante, Jordan, eres adorable —y se sonrojó.
Jordan ingresó en la oficina de su padre, y al no encontrarse el allí, se sentó en su sillón poniendo como era su costumbre, los pies arriba del escritorio, y comenzó a chatear con su amigo Patricio para contarle sobre su aventura nocturna. Pero no pudo decirle más que saludarlo, ya que Oliver volvió, y al encontrarlo sentado en ese lugar, obviamente se disgustó, se acercó y le pegó en los pies para que los bajara del escritorio.
—Ya te he dicho que no quiero que te sientes en mi sillón, y mucho menos pongas tus sucios pies sobre mi escritorio
—Escritorio que será mío dentro de muy poco, padre, según me has dicho
—Primero tendrás que ganártelo
—Ok, ok —y se levantó para tirarse en el sillón que tenía enfrente —¿qué es lo tan urgente que tenías que hablar conmigo que me despertaste?
—¿No crees que el mediodía es una buena hora para levantarse?
—Para un hombre ocupado como tú, tal vez; para mí, después de haber pasado una noche muy alocada y por demás placentera, no.
—Ni vengas a contarme tus aventuras con mujeres, ya bastante me valió con lo que hiciste con Kelly.
—¿Todavía sigues sin entender que lo que hice fue hacerte un favor?
—¿Le estás llamando hacerme un favor al acostarte con la mujer con la que me iba a casar?
—Exacto, te demostré que, en cuanto tuviera la oportunidad, se tiraba a otro. Ese otro fui yo y poco le importó que fuera tu hijo. ¿Si eso no es un favor?... ¡no sé qué lo sea!
—¿Sabes por qué en este momento no te ma*to?
—¿Por qué soy tu hijo y me quieres? —preguntó con ironía.
—¡No, por supuesto que no! es porque me darían cárcel y la verdad no vales la pena, ya que tu hermana se quedaría a tu cuidado y eso sería un desastre.
—Si tú lo crees… hablando de mi hermana, ¿por qué estás impidiendo que cumpla sus sueños de ir a la universidad de bellas artes?
—¿Sus sueños?, tu hermana no tiene idea de lo que quiere, es una ni*ña caprichosa, igual que lo eres tú, con la única diferencia de que a ella la voy a sacar derecha.
—No sé por qué te empecinas en hacerte odiar.
—Me odiará ahora, luego me lo agradecerá.
—Eres un hombre de negocios, papá, ¿qué es lo que quieres para dejar que ella pueda cumplir su sueño?
—No es negociable.
—¡Vamos, padre no seas agua fiesta! ¿hay algo que éste —y se señaló a si mismo —útil para nada, pueda darte a cambio del sueño de Eli?
—Ya te dije que nada, de todas maneras si tú quieres seguir viviendo como un rey, como vives, tendrás que sentar un poco de cabeza y vas a tener que ponerte al frente de las empresas, porque cuando yo me case, me quiero tomar unas largas vacaciones, si no definitivas.
—¿En serio vas a obligarme a hacer eso?
—Sí, y no solo eso, te voy a obligar a hacer muchas cosas más y vas a empezar con esta noche yendo a la cena de ensayo de mi boda.
—Iré solo si me dejas poner en prueba la fidelidad de la novia —le respondió con sarcasmo.
—Si acaso te atreves a decirle una palabra, tan solo una, fuera de lugar, te voy a arrancar esa hermosa cabecita que tienes sobre tus hombros, y se la voy a dar de comer a los perros.
Si bien Jordan sabía que la amenaza de su padre no era literal, podía ser un hombre muy persuasivo, así que simplemente encogió sus hombros y se retiró. Una vez fuera, llamó a su amigo Patricio, para que se encontraran en un café y así poder conversar.
—¿Ay, cómo te fue con la chica Jordan anoche?
—No es de caballeros comentar —y sonrió.
—¿Desde cuándo eres un caballero? siempre me cuentas hasta el color de las bragas de tus amantes.
—Pero esta vez va a ser diferente, no me preguntes por qué, pero no dare detalles de lo que sucedió, lo único que te voy a contar, es que me dio vuelta la cabeza.
—No me jodas, Jordan, era preciosa, ¿me vas a dejar con las ganas de saber?
—Lo único que te voy a decir, es que con las ganas me quedé yo, así que tengo que averiguar quién es, a ver si logro que se repita —y sonriendo, al recordar a Ginebra, se llevó la taza de café a los labios —pero cambiando de tema, mi padre me quiere obligar a ir a esa estúpida cena de ensayo de boda, ya ir a la boda va a ser un suplicio, ir a las dos; ni hablemos.
—Entonces no vayas, ¿cuándo le has hecho caso a tu padre?
—No es por hacerle caso a mi padre, pero creo que esta vez voy a tener que ir, tengo que empezar a ganar algo de dinero extra.
—¿Dinero extra y para qué precisas tú, dinero extra?
—Eli quiere ir a estudiar a la universidad de bellas artes y mi padre no quiere pagarlo, no quiero que la frustre como me ha frustrado a mí toda la vida, así que tengo que conseguir la manera de ganar dinero para poder dejar que mi hermana cumpla su sueño.
—¿Eli quiere irse a otro lado? —preguntó con algo de pesar.
—No es que quiera, tiene que irse, la universidad está en otro Estado —lo miró con un poco de recelo y agregó —¿Por qué parece molestarte esa posibilidad?
—No, ¿cómo crees?, ¿molestarme?, no, Eli puede ir a donde ella quiera, solo me preocupa que tengas que chuparle demasiado las medias a tu padre para conseguir un sueño que ni siquiera es tuyo.
—¿Por qué no te creo, Patricio? —preguntó frunciendo el ceño.
—Seguro es que todavía tienes resaca, Jordan, bebe café y planeemos cómo estropearle la cena de ensayo a tu padre.
Capítulo 5 — Café anti resacaNarrador:Los días pasaron, y Ginebra se dedicó a trabajar arduamente en la empresa, recordando esporádicamente su encuentro con aquel desconocido, pero regresando a la realidad que solo sabía su nombre, continuaba su vida como si nada; hasta que llegó el día de la boda de su madre, evento del cual no pudo huir; y debió asistir en contra de su voluntad.—Todo se ve magnífico, Ginebra. Tu madre se esforzó demasiado para tener la boda del año.Caminando a su lado, vistiendo un elegante esmoquin negro, tras insistir llegar con ella, ya que Frida no sabía que su relación había finalizado, Brian adulaba de todas las formas existentes a la madre de LeBlanc, quien aún no hacía acto de presencia; y recorriendo todo el lugar con su vista, ella asintió al ver que esto era cierto. La mujer no había escatimado en gasto para la elegante, pero sutil celebración; que constaba de una decoración compuesta por enormes lámparas de cristal que colgaban desde el techo del sal
Capítulo 6 — El reflejo en el espejoGinebra:Sintiendo el martillar de mi corazón resonar en mis oídos, me quedé rígida ante lo que estaba sucediendo ¿Jordan de ahora en adelante sería mi hermanastro? Tragando el nudo en mi garganta, estreché la mano que me tendía más por obligación que por gusto, y disculpándome una vez me liberó, caminé lo más rápido que mis pies me lo permitían, alejándome de ellos. ¿Cómo podría volver a mirarlo, después de lo que sucedió entre nosotros? Luego de pasar una intensa noche, que disfruté como nunca en mi vida; tras de disfrutar como me hizo suya más de una vez. Dirigiéndome al tocador, cerré la puerta a mis espaldas sintiendo que el corazón saltaría de mi pecho, y caminando hasta el lavado, me aferré a él, con la esperanza de despertar de mi pesadilla.—¡Jordan, es hijo de Oliver! —Tratando de asimilar que esta era la cruda verdad, bajé mi rostro mientras intentaba llenar mis pulmones de aire, y comprendiendo, que mientras más tardara en asimilar lo s
Capítulo 7 —El brindisJordan:Y así me dejó, parado en el baño de mujeres frente al lavabo, mirándome en el espejo. Ella me desconcertaba, pues generaba en mí cosas que no conocía. Siempre que estaba con una mujer buscaba mi placer personal, pero con ella tenía la necesidad de brindárselo. De que gozara conmigo más que yo con ella y eso no me gustaba porque iba en contra de mi naturaleza, tenía que lograr que se entregara a mí, más que voluntariamente, desesperadamente; así que tenía que pensar muy bien mi estrategia para lograr que esa mujer no pudiera sacarme de su cabeza como yo no podía sacarla de la mía. Abrí el agua del grifo con toda la intención de lavarme las manos, pero me miré los dedos y recordando dónde habían estado, me los llevé a la nariz para olerlos. Ese aroma era sencillamente delicioso y estaba haciendo estragos en mí, así que solo pude sonreír e incorporarme nuevamente a la fiesta tratando de comportarme como se esperaba que lo hiciera.—¿Se puede saber dónde car
Capítulo 8 — En mi propio autoGinebra:La fiesta continuaba y cada minuto que transcurría me sentía más asfixiada, no solo por la insistencia de Brian, quien pretendía seguir actuando como mi novio ante toda mi familia, algo que aclararía después de la boda de mi madre, sino también por Jordan, quien pretendía hacerme perder la paciencia con su juego cínico, y absurdo.Huyendo de la multitud, que bailaba, y disfrutaba eufórica de la música, llegué hasta uno de los balcones que tenía una hermosa vista del espléndido jardín del lugar, y sumergiéndome en mis pensamientos, me mantuve allí por unos minutos hasta que Kristen regresó a robarme la paz.—Ginebra, justo a ti te estaba buscandoAcercándose a mí con su reluciente sonrisa, solo rodé mis ojos al tener que lidiar con ella de nuevo; si al menos supiera lo mucho que me desagrada, ni siquiera se atrevería a acercarse a mí. Tragando mi molestia por su presencia, me limité a separarme un poco del barandal del balcón, y manteniendo aun u
Capítulo 9 —Su discípuloJordan: Me gustaba poner nerviosa a ginebra porque quedaba adorable sonrojada. Pero también sabía que si la quería rendida a mis pies no podía abusar de eso. Así que decidí alejarme y darle su espacio durante la fiesta. Frida era una mujer que me caía muy bien, debo reconocerlo; esta vez mi padre acertó. Estaba conversando con ella amenamente, cuánto Ginebra nos interrumpió para llevarme a presentar supuestamente unos empresarios. Me emocioné pensando que estaba buscando un poco de acción, pero resultó que quería presentarme a su prima Kristen, una mujer que solo era un envase vacío, pero no dejaba de ser hermosa. La joven estaba muy interesada en mí, al punto que no llegaron a pasar más de 10 minutos y ya la tenía colgada de mi cuello, devorándome la boca. No dejo de ser un ser humano, pero debo reconocer que se sintió desabrido después de probar a Ginebra. De todas maneras, la invité a que no fuéramos de la fiesta. Al pasar cerca del coche estacionado de Gi
Capítulo 10 —El tourGinebra:Me parecía una pésima broma, que el imbécil de Jordan, se quedará con lo que me pertenecía, una oficina que sería mía tras el retiro de mi madre; que colocándome de pie sin siquiera finalizar mi café, arrojé la servilleta sobre la mesa; no podía quedarme allí, y escuchar las sarta de estupideces de mi madre, y caminando a la salida tras tomar mi bolsa, me dirigí a mi auto. Ahora no solo tendría que lidiar con la presencia de ese ser en mi vida, sino también en mi empresa, una que heredé de mi padre, y he llevado a cuesta desde hace un par de años.Saliendo de la mansión, me detuve cuando escuché la voz de mi madre a mis espaldas, y tratando de mantener la calma, me quedé junto mi vehículo esperando hasta que ella llegara a mi ubicación.—Ginebra, no tienes por qué ponerte así, es una simple oficina.Agitando mi cabeza en negación, estreché el puente de mi nariz al sentirme ofendida por sus palabras.—¿Una simple oficina, madre? Era de mi padre, pero eso y
Capítulo 11 —Los escombros Jordan: Confirmado, esas mujeres tenían más dinero que nosotros, pues al llegar a su edificio pude notar que era por lo menos tres veces más grande que el nuestro, pero no era ese el motivo por el cual mi padre había unido nuestras familias, sino que realmente estaba enamorado de Frida. Yo lo conocía y podía dar fe de ello. Antes de entrar me miré en el reflejo de la puerta, para asegurarme no tener ni un cabello fuera de lugar, ni la corbata torcida, era mi entrada triunfal en las industrias LeBlanc y tenía que dar una buena impresión. Me presenté con el portero y obviamente ya tenía mi información ingresada en su base de datos, por lo que me dio mi pase personalizado para que pudiera moverme libremente por todo el edificio y me indicó cuál era la oficina de la presidenta, o sea Ginebra. Cuando llegué al piso, me acerqué a su secretaria con una amplia sonrisa—Buenas tardes, hermosa criatura—Buenas tardes, Señor Sinclair —Obviamente en ese edificio ya me
Capitulo 12 — ¡Mírame, tómame!Ginebra:Huyendo tan rápido como mis pies me lo permitían, caminé en dirección al elevador, e ingresando a este; sentí mi corazón estallar, recargué mi espalda en el frío metal de la pared mientras veía como las puertas se cerraban ante mí.Jordan de verdad pretendía enloquecerme, hacerme perder la razón, por suerte mi buen juicio me salvó de equivocarme de nuevo, y cometer una gran atrocidad.Que si bien, ambos no llevamos la misma sangre, no sería moralmente bien visto enredarme con mi hermanastro, menos que todos pensaban que aún seguía siendo la novia de Brian.Escuchando como el pitido del elevador anunciaba la llegada a mi destino, exhalé un poco de aire tratando de mantenerme en pie, aun cuando mis piernas parecían una gelatina, y arreglando mi ropa intentando ocultar mis erec*tos pezones, salí de la caja metálica con rumbo a mi auto.—Que tenga buenas noches, señorita LeBlancDespidiéndose de mí, Marcos, nuestro más fiel hombre de seguridad, agit