Capítulo 1 —Una chica con novio
Narrador:
Y allí se encontraba, Ginebra LeBlanc, recorriendo el borde de la copa con su dedo, se mantenía sumergida en sus pensamientos, mientras que a su alrededor una multitud de personas disfrutaban su noche.
—¡Ginebra, por favor! Cambia esa cara, en lugar de estar en una fiesta, parece que estuvieses en un funeral —Golpeando el costado de su cuerpo, Fiorella, su mejor amiga, intentaba animarla, mientras que los males del corazón no la dejaban disfrutar del magnífico ambiente.
—¿Cómo quieres que esté, Fio? Brian lo hizo de nuevo, y esta vez no solo fue una conversación, fue una reservación de hotel, a la que asistió con Melanie —Dejando que la tristeza se reflejara en su rostro, la heredera confesó su mal, despertando la empatía de su amiga, que la abrazó.
—Te lo he dicho, Ginebra, deja a ese idiota, él no te ama, él solo ama tu herencia —Apretando sus labios la chica dijo una gran verdad que en el fondo Ginebra sabia, pero que no quería aceptar —Es tiempo que quites esa cara, y por esta noche celebres, no todos los días cierras un contrato millonario, además, si miras a tus espaldas, tienes a un montón de hombres observándote desde que llegamos
Mirando a sus espaldas, un par de caballeros agitaron sus manos en forma de saludo, y rodando sus ojos, esta soltó una bocanada de aire, cansada de la insistencia de su amiga en ceder ante la tentación.
—Yo no soy como tú, Fio, sin ofender, tú estás acostumbrada a saltar de bragueta, yo soy mujer de un solo hombre, y tú, mejor que nadie, sabes que ese es Brian —La chica bufa al escuchar enseguida a Ginebra, quien era tan tonta que no veía la verdad de su relación.
—Y eso está bien, Ginebra, si él fuera hombre de una sola mujer —tomando las manos de la castaña, la rubia intentaba hacerla entrar en razón —Entiendo que él es el único hombre en tu vida, el primero, a quien amas, pero no es bueno estar atada a alguien que no te respeta, que no te valora… Date la oportunidad de mirar a tu alrededor, tal vez conozcas a alguien, que sea más interesante que él.
Adorando por completo a su confidente, LeBlanc agradeció su apoyo incondicional, y retomando la ronda de tragos, dejaron por esa noche a Brian de lado, y se dispusieron a disfrutar.
—¿Qué estás mirando, Jordan?—Preguntándole a su amigo, uno de los hombres de la barra, quien parecía muy interesado en un par de féminas a escasos metros de ellos, Patricio llevó el vaso de licor a sus labios.
—Nuevas presas, esas carnes, nunca las había visto frecuentar el lugar —Sin dejar de mirar a sus próximas víctimas, Jordan respondió.
—Seguramente son unas ni*ñas malcriadas y ricas, que lo único que están buscando es un poco de emoción —Haciendo un gesto con su mano restándole importancia, Patricio continuó como si nada.
—Y yo pienso dárselas, por lo menos a una —Relamiendo sus labios con su lengua, Jordan se imaginó las mil y una forma de complacer a una de ellas, quien cubría su cuerpo esbelto y delicado con un una falda negra y una blusa blanca, casi transparente, que dejaban ver su brasier de encaje ne*gro, y que moría por deslizar por su sedosa piel.
—Te apuesto a que no te da ni la hora —Pensando que este no lograría nada, Patricio lo retó.
—Yo te apuesto a que, no solamente me da la hora, sino que me la llevó de aquí —y seguro de sí mismo, Jordan accedió.
—¡Hecho! —estrecharon sus manos, y el par de amigos confirmaron el pacto.
Jordan había puesto sus ojos en Ginebra y para Fiorella, eso no había pasado desapercibido, ella era una hábil cazadora, entonces reconocía a los suyos de lejos
—Ginebra, aquel hombre no deja de mirarte —Refiriéndose a otro hombre, que se hallaba en la barra, Fiorella le susurro a su amiga, la cual tomó un sorbo de su bebida antes de mirarlo
—Y reconozco que es lindo —dijo regresando la vista a su amiga —pero yo no estoy buscando nada, Fiorella, y tú lo sabes
Recalcando su posición de seguir fiel a Brian, la mujer se negó a ceder, algo que respeto su amiga.
—Tienes razón, perdona, vayamos a bailar.
Y Arrastrando a Ginebra de la mano, Fiorella la llevó a la pista a bailar, empezó a hacer dar vueltas y vueltas y vueltas, así se fue acercando hasta el joven de la barra, que se hallaba en medio de la pista disfrutando con su compañero. LeBlanc había comenzado a marearse y cada vez lo estaba más. Hasta que casi cae, pero unos fuertes abrazos la sostuvieron
—¿Estás bien? —le preguntó el muchacho, que parecía interesado en su salud
—Sí, solo un poco mareada, pero estoy bien —y se soltó del agarre de Jordan, pero casi vuelve a caerse, así que volvió a tomarla, pero con más fuerza.
—Yo creo que no, deja que te lleve afuera, para que tomes un poco de aire
—Yo no te conozco, como para salir contigo
—No vas a salir conmigo, yo te voy a acompañar afuera a tomar un poco de aire, para que se te vaya el mareo o puedo soltarte, dejar que te caigas aquí, en la pista, y que todo te pisoteen
Muy a su pesar, sabía que él tenía razón, ahí estaban todos muy bebidos, muy drog*ados, como para que reparar en que ella se había caído. Así que asintió con la cabeza y se dejó guiar hasta fuera del edificio. Una vez fuera, aspiró un par de bocanadas de aire, como si se tratara de un buzo al que se le pinchó el tanque de oxígeno. Él solo la miraba y sonreía, pero sus ojos tenían un brillo malicioso.
—¿A qué se está mejor aquí fuera?
—Sí, gracias, perdona, no tenía que haber sido tan grosera contigo, solo querías ayudarme
—Por supuesto, solo estaba preocupado por tu bienestar, nada más, ahora que ya estás mejor, vuelvo con mis amigos
Se dio media vuelta y la dejó parada, prácticamente en la calle, y volvió a entrar a la discoteca. Ella quedó desconcertada, porque pensó que él estaba coqueteando con ella, pero se dio cuenta de que no y que, aparentemente, sí, su único interés, era que estuviera bien, así que una vez que se despejó, volvió a entrar a la discoteca. Trató de bailar con sus amigas, pero otra vez, comenzó a sentirse un poco mareada, así que se sentó en un rincón oscuro. Estaba por quedarse dormida, cuando sintió una mano sobre su pierna.
—¿Te sientes mejor, desconocida?
Al abrir sus ojos, se encontró con los penetrantes ojos del joven, que le había llevado a la calle, para despejarse
—Sí, muchas gracias, pero aún estoy mareada
—Lo que tú necesitas es un café
—Sí, creo que sí, muy cargado —y sonrío, era la primera vez que le sonreía a un chico que no fuera su novio
—Conozco un lugar donde sirven los mejores cafés, para quitar la resaca de la ciudad.
—Tengo novio —le soltó de golpe
—¡Wow! ¿Y qué?, ¿no se le puede invitar, a una chica con novio, a tomar un café? ¿O estás pensando otra cosa? —le dijo, acercándose peligrosamente hacia ella y apretando la mano que tenía en su pierna
—No, claro que no, solo te lo aclaraba.
—Bien, ya está aclarado, ¡vayamos por el café!
Y, sin que ella pudiera negarse, la tomó de la muñeca y la arrastró fuera de la discoteca, paró un taxi y prácticamente la tiró de cabeza dentro. Le indicó al taxista lugar donde llevarlos.
—Al hotel Hilton, por favor.
—¿A un hotel? —preguntó ella sorprendida
—Sí, allí es donde sirven los mejores cafés para la resaca, pero si no quieres, puedo llevarte a tu casa
—no, no, sí, sí quiero
—Perfecto —y sonrío mientras se mordía su labio inferior
Capítulo 2 — Lo de los pétalos de rosa, no te lo creasNarrador: Una vez que llegaron al hotel, se dirigieron al bar del mismo, Ginebra caminaba con dificultad, pues le costaba coordinar, inclusive, ya casi estaba arrastrando las palabras. Se sentaron en la barra y él pidió dos bebidas—¿No vinimos a tomar café?—Sí, pero para la resaca, primero hay que beber esto—Ok —y se lo bebió de un solo trago—¡Wow! Despacio o te vas a desmayar —le apoyó la mano en la barbilla y con el pulgar, le acarició el labio inferior —no me has dicho tu nombre por cierto—Tampoco tú el tuyo—Tienes razón me llamo Jordan—Encantada señor Jordan. Yo me llamo Ginebra—y le estiró la mano—Es un placer, señorita Ginebra —estrechó la mano que ella le ofrecía, pero de la nada, la joven se paró, se abalanzó sobre él y le dio un beso. Beso que fue correspondido, pero luego la separó —¿no era que tú tenías novio?—El muy desgraciado me ha dejado, por irse de fiesta con sus amigos, y a ésta hora estará revolcándose
Capítulo 3 — Te toques pensando en élNarrador: Caminando de manera apresurada, pero sin perder la elegancia, por el lobby de industrias LeBlanc, Ginebra se hallaba algo indispuesta por una resaca fenomenal que la azotaba esa mañana. La noche anterior, dejándose llevar por el desamor, se entregó al deseo, y disfrutando una intensa velada con un desconocido, se olvidó, por primera vez, del hombre que decía amar.—Buen día, señorita LeBlanc, su agenda del día de hoy.A su lado, su asistente pretendió entregarle el itinerario de ese día; y agitando su mano, restándole importancia, sintiendo su cabeza explotar, la chica ni siquiera volteo a verla—Sé que a primera hora tengo la junta con mi equipo de trabajo para planificar la nueva colección de verano, pero una vez finalice ese asunto, necesito que despejes mi agenda. Tengo un par de asuntos personales que solucionar.Llegando hasta el elevador y despojándose de sus gafas de sol, la heredera vio como las puertas del artefacto metálico s
Capítulo 4 —Las mediasNarrador:Jordan se encontraba sumido en un profundo sueño cuando, el sonido de su móvil con una llamada entrante, lo despertó. Al lograr por fin abrir los ojos y razonar de dónde venía el sonido, lo tomó de la mesa de noche y lo observó, encontrando tres llamadas perdidas de su padre y una de su hermana—¿Eli, que sucede? —preguntó al llamar a su hermana, pues de las llamadas perdidas, era la única que le importaba.—Papá ya me ha dicho que es un no definitivo —le respondió sollozando al otro lado de la línea—¡Por Dios, Eli! ¿Podrías ser más específica? Recién me estoy despertando, ¿de qué se trata?—No todos tenemos una vida tan fácil como la tuya, Jordan, como para darnos el lujo de despertarnos al mediodía —se escuchaba muy enojada—¿Me llamaste para rezongarme o para pedirme ayuda?—Papá no va a dejar que vaya a la universidad de Bellas Artes, está empecinado con que vaya la de comercio.—Hablaré con él—No creo que puedas hacer mucho, a menos que tengas d
Capítulo 5 — Café anti resacaNarrador:Los días pasaron, y Ginebra se dedicó a trabajar arduamente en la empresa, recordando esporádicamente su encuentro con aquel desconocido, pero regresando a la realidad que solo sabía su nombre, continuaba su vida como si nada; hasta que llegó el día de la boda de su madre, evento del cual no pudo huir; y debió asistir en contra de su voluntad.—Todo se ve magnífico, Ginebra. Tu madre se esforzó demasiado para tener la boda del año.Caminando a su lado, vistiendo un elegante esmoquin negro, tras insistir llegar con ella, ya que Frida no sabía que su relación había finalizado, Brian adulaba de todas las formas existentes a la madre de LeBlanc, quien aún no hacía acto de presencia; y recorriendo todo el lugar con su vista, ella asintió al ver que esto era cierto. La mujer no había escatimado en gasto para la elegante, pero sutil celebración; que constaba de una decoración compuesta por enormes lámparas de cristal que colgaban desde el techo del sal
Capítulo 6 — El reflejo en el espejoGinebra:Sintiendo el martillar de mi corazón resonar en mis oídos, me quedé rígida ante lo que estaba sucediendo ¿Jordan de ahora en adelante sería mi hermanastro? Tragando el nudo en mi garganta, estreché la mano que me tendía más por obligación que por gusto, y disculpándome una vez me liberó, caminé lo más rápido que mis pies me lo permitían, alejándome de ellos. ¿Cómo podría volver a mirarlo, después de lo que sucedió entre nosotros? Luego de pasar una intensa noche, que disfruté como nunca en mi vida; tras de disfrutar como me hizo suya más de una vez. Dirigiéndome al tocador, cerré la puerta a mis espaldas sintiendo que el corazón saltaría de mi pecho, y caminando hasta el lavado, me aferré a él, con la esperanza de despertar de mi pesadilla.—¡Jordan, es hijo de Oliver! —Tratando de asimilar que esta era la cruda verdad, bajé mi rostro mientras intentaba llenar mis pulmones de aire, y comprendiendo, que mientras más tardara en asimilar lo s
Capítulo 7 —El brindisJordan:Y así me dejó, parado en el baño de mujeres frente al lavabo, mirándome en el espejo. Ella me desconcertaba, pues generaba en mí cosas que no conocía. Siempre que estaba con una mujer buscaba mi placer personal, pero con ella tenía la necesidad de brindárselo. De que gozara conmigo más que yo con ella y eso no me gustaba porque iba en contra de mi naturaleza, tenía que lograr que se entregara a mí, más que voluntariamente, desesperadamente; así que tenía que pensar muy bien mi estrategia para lograr que esa mujer no pudiera sacarme de su cabeza como yo no podía sacarla de la mía. Abrí el agua del grifo con toda la intención de lavarme las manos, pero me miré los dedos y recordando dónde habían estado, me los llevé a la nariz para olerlos. Ese aroma era sencillamente delicioso y estaba haciendo estragos en mí, así que solo pude sonreír e incorporarme nuevamente a la fiesta tratando de comportarme como se esperaba que lo hiciera.—¿Se puede saber dónde car
Capítulo 8 — En mi propio autoGinebra:La fiesta continuaba y cada minuto que transcurría me sentía más asfixiada, no solo por la insistencia de Brian, quien pretendía seguir actuando como mi novio ante toda mi familia, algo que aclararía después de la boda de mi madre, sino también por Jordan, quien pretendía hacerme perder la paciencia con su juego cínico, y absurdo.Huyendo de la multitud, que bailaba, y disfrutaba eufórica de la música, llegué hasta uno de los balcones que tenía una hermosa vista del espléndido jardín del lugar, y sumergiéndome en mis pensamientos, me mantuve allí por unos minutos hasta que Kristen regresó a robarme la paz.—Ginebra, justo a ti te estaba buscandoAcercándose a mí con su reluciente sonrisa, solo rodé mis ojos al tener que lidiar con ella de nuevo; si al menos supiera lo mucho que me desagrada, ni siquiera se atrevería a acercarse a mí. Tragando mi molestia por su presencia, me limité a separarme un poco del barandal del balcón, y manteniendo aun u
Capítulo 9 —Su discípuloJordan: Me gustaba poner nerviosa a ginebra porque quedaba adorable sonrojada. Pero también sabía que si la quería rendida a mis pies no podía abusar de eso. Así que decidí alejarme y darle su espacio durante la fiesta. Frida era una mujer que me caía muy bien, debo reconocerlo; esta vez mi padre acertó. Estaba conversando con ella amenamente, cuánto Ginebra nos interrumpió para llevarme a presentar supuestamente unos empresarios. Me emocioné pensando que estaba buscando un poco de acción, pero resultó que quería presentarme a su prima Kristen, una mujer que solo era un envase vacío, pero no dejaba de ser hermosa. La joven estaba muy interesada en mí, al punto que no llegaron a pasar más de 10 minutos y ya la tenía colgada de mi cuello, devorándome la boca. No dejo de ser un ser humano, pero debo reconocer que se sintió desabrido después de probar a Ginebra. De todas maneras, la invité a que no fuéramos de la fiesta. Al pasar cerca del coche estacionado de Gi