Me tomó por la barbilla con una fuerza que me dejó sin aliento. Sus largos dedos invadieron mi boca, provocándome náuseas. —Quítate la ropa, ahora —ordenó nuevamente. —Por favor, no me hagas esto —suplicaba, mi cuerpo temblando como una hoja al viento, pero su rostro no mostraba la menor piedad. —Lo siento, pero debes pagar el precio. Tu novio se ha metido con mi propiedad —su voz, cargada de crueldad, resonaba en mis oídos mientras me inmovilizaba. Sentía que me asfixiaba bajo su peso. Intenté apartarlo, pero mi brazo, dolorido por el golpe que recibí por parte de Patrik, no respondía. —¡Ah! —Un grito de dolor escapó de mis labios cuando un agudo pinchazo recorrió mi brazo. —No seas terca, esto será rápido... —susurró, su voz serpenteando hasta lo más profundo de mi ser. Su mirada, oscura y maliciosa, me llenaba de un terror paralizante. Tenía miedo de confesar que aún era virgen, sabiendo que podría aprovecharse aún más de mí, así que mentí. —Yo... no puedo estar con nadie, te
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