Si vuelves a meterte conmigo, te voy a matar, lo juro—dije con la voz temblorosa. Aunque por dentro me moría de miedo, tenía que establecer mis reglas también; no podía dejarme de esta culicagada.El odio me consumía, tenía sed de venganza y quería seguir dándole con aquella piedra, pero me detuve en seco luego de escuchar los gritos de Matilde, quien corría hacia nosotras.—¡Señora, qué ha hecho!—preguntó la mujer con el rostro horrorizado mientras me quitaba la piedra de la mano.—Ella me buscó primero—dije entre titubeos.La chica seguía derramando sangre de su cabeza, intentando llorar, pero su ego era más grande.—¡Llamaré al jefe!—dijo Matilde mientras corría hacia la mansión.Lebron vino corriendo tan rápido como pudo, encontrándose con la devastadora escena. Mis manos temblaban y mi voz estaba apagada debido a la irá que me consumía, mientras Matilde ayudaba a la chica a levantarse del pasto. La mirada de la chica estaba clavada en el suelo, incapaz siquiera de levantar la cab
Sentí un frío recorriendo todo mi cuerpo. La situación se volvía más complicada: estaba sola y ellos eran dos. Sabía que si se unían contra mí, podrían matarme fácilmente, y Lebron jamás se daría cuenta.Sentí las cálidas manos de Lebron tocando las mías, haciendo que la tensión disminuyera un poco. En ese momento, mis manos dejaron de temblar.—Querida, vamos al baño. Necesitas darte una ducha y relajarte un poco—dijo Lebron. Asentí como una muñequita dominada por su dueño y empecé a caminar junto con él, aún con mis piernas temblorosas. Él me ayudaba, y pude sentir esa protección varonil que tanto necesitaba—Sé que estás un poco saturada por la situación, pero créeme, esto es lo mejor para ti.No entendía el contexto de sus palabras. ¿Acaso creía que teniéndome cautiva era lo mejor para mí? No, este hombre no estaba bien de la mente.Al llegar al baño, Lebron entro También, me puse tensa luego de verlo a mi lado.—¿Me puedes dejar sola?—Le pido. Pero él niega.—Sola no podrás...—me
—Ese maldito de Alex me las va a pagar —murmura Lebron, golpeando la mesa con fuerza, haciendo que una lámpara se caiga y se rompa en mil pedazos y cause fuego. Grito aterrada al ver las llamas que brotan del suelo, pero se apagan rápidamente. En ese momento, la voz de la chica se apaga. Reconozco la voz de Alex al arrebatarle el teléfono. —¡Dame el maldito teléfono perra!—gritó Alex. —¡Amor ayúdame!—Exclamó la chica a lo lejos. —Ya escuchaste a tu novia. Ahora, entrégame todo el dinero si no quieres que la mate. Un dolor agudo perfora mi pecho, me cuesta respirar y las lágrimas comienzan a brotar. —Eres un maldito desgraciado. Te juro que en cuanto te vea, te arrancaré la piel hasta dejarte en carne viva —grita Lebron, su voz temblando de rabia. Parecía una bestia enfurecida, con las venas de sus manos y cabeza sobresaliendo. Yo, por mi parte, no podía dejar de llorar. Mis ojos dolían por el llanto incesante, y el miedo me paraliza. Sentí como mi vista se volvía borrosa. Esta
—Mira, pedazo de estúpido, te lo vuelvo a repetir. Si no me entregas a Isabell esta misma noche, mataré a tu novia. Sabes perfectamente que no estoy jugando, te lo dije desde un principio, y no me creíste, es más, quisiste enredarme como siempre lo has hecho, Pero esta vez, no será igual.Las duras palabras de Lebron me hicieron temblar, aunque no creía que fuera capaz de hacerlo. Una corazonada se formó en mi vientre, causándome un gran dolor.—Lebron, puedes hacer con Celine lo que se te pegue en gana. A decir verdad, ella no me interesa, si quieres foll@r con ella, hazlo, si quieres vender sus órganos, hazlo—dijo Alex con voz arrogante. En ese momento, la furia de Lebron se intensificó. Caminó hacia mí como un toro, me agarró del antebrazo y me agito haciendo estremecer mi cerebro.—Alex, no estoy para juegos. Te he dicho que voy a matar a tu novia —repitió Lebron, con poca paciencia. Pero se escuchó una risa forzada al otro lado de la línea.—Ya te he dado mi respuesta. Mátala. M
Rendida por la situación, me dejé caer entre las hierbas altas que llegaban hasta mis pantorrillas. La noche estaba fría, y el sonido de los búhos hacía que mi piel se erizara de temor.—¡Celine! —gritó Lebron, acercándose más y más.—Estoy perdida, ya no tengo otra opción que volver —mascullo mientras aprieto mi mano contra mi boca.La voz de Lebron se acercaba cada vez más, mientras mi mente se sumergía en la soledad y un oscuro pensamiento de tragedia. El mundo que había idealizado junto a Alex se desmoronaba poco a poco, como un castillo de naipes.Escuché a alguien saltar la cerca y caer en el pasto. Cerré los ojos con fuerza y me abracé a mí misma, sintiendo los pasos acercarse cada vez más, como un ser desconocido en medio de la oscuridad. En el momento menos esperado, unas manos frías tocaron mis hombros.—Tranquila, no te haré daño—susurró Lebron.En ese instante, sentí una inmensa felicidad. Él me había encontrado. No sé por qué, pero me sentí tan protegida que me volví haci
Mi corazón vibró como un tambor, desesperado y ansioso por escuchar su respuesta. Pero desafortunadamente, esa respuesta concreta nunca llegó. Lebron guardó un silencio sepulcral mientras llevaba su brazo hasta su cara y cubría sus ojos.El aire se volvió pesado, cargado de emociones no expresadas. El silencio entre nosotros creció, envolviéndonos en una tensión palpable. Sentí cómo la esperanza se desvanecía con cada segundo que pasaba sin una palabra suya.Finalmente, bajé la mirada, tratando de contener las lágrimas. La realidad de nuestras acciones y las posibles consecuencias me golpearon de repente, llenando mi mente de dudas y miedos. Pero incluso en ese momento de incertidumbre, no podía ignorar la conexión que sentía con Lebron, una conexión que me atraía hacia él como un imán, a pesar de todo.—Lebron, por favor... —mi voz se quebró—. Necesito saber lo que piensas.Pero él no dijo nada. Simplemente permaneció allí, su brazo aún cubriendo sus ojos, el silencio entre nosotros
Me dirigí a la cocina rápidamente y me encontré con Matilde, quien estaba sirviendo té. Justo cuando iba a echar el té en la taza, ella fue a preguntarme algo, pero no pudo terminar su pregunta porque dejó derramar un poco de té caliente encima de su mano. Matilde soltó la jarra de té y de inmediato comenzó a quejarse. Por mi parte, intenté ayudarla, pero ella me lo negó con firmeza.—Señora, solo lleve este té a los jóvenes... y unas galletas —dijo entre dientes, con el dolor reflejado en su rostro.Tomé las dos tazas de té y las coloqué sobre la bandeja, luego recogí las galletas y las acomodé. Estaba muy preocupada por Matilde, pero aún más inquieta por lo que podría pasar si Lebron se enteraba de que los hombres no habían sido bien atendidos. Con paso firme, llevé las tazas de té hacia los hombres. Mientras caminaba, notaba cómo me miraban, especialmente Lebron, quien estaba sentado con las piernas abiertas, dejando ver sus músculos y su presencia imponente. Su mirada descarada me
Subí a la habitación para ver cuál era la sorpresa que Lebron me había preparado. Al llegar, vi un montón de cajas llenas de vestidos y zapatos hermosos, todos de mi talla. Me sorprendió lo atento que había sido. De inmediato, me di una fuerte cachetada para entrar en razón. ¿Me estaba enamorando locamente de mi secuestrador? Eso estaba mal. Sin embargo, en el fondo de mi corazón me sentía aún peor al recordar que había dejado a Matilde con las manos quemadas en la cocina. Dejé las cajas de regalos a un lado y bajé rápidamente hacia la cocina. Por fortuna, Lebron no estaba, pero sí estaban el rubio y el moreno. No les presté mucha atención y decidí ayudar a Matilde, quien estaba aplicándose una crema en sus manos, rojas como tomates por la gravedad de la lesión.—Señora Matilde, venga y le ayudo-dije colocando mis manos sobre la de ella.—Hija, no es nada —dijo Matilde con una sonrisa, mientras quitaba mi mano de encima de las suyas. No sabía qué hacer, el daño ya estaba hecho, pero