—Le... Lebron, ¿qué has hecho? —dije asustada, retrocediendo mis pasos. Este hombre está loco.La mirada de Lebron era igual que siempre, como si solo hubiera matado a una hormiga.Lebron le pidió a Matilde que llamara a Patrik y Alejandra. Ella, con los nervios de punta, fue corriendo en busca de los dos jóvenes. Los hermanos entraron, y Lebron les ordenó:—Necesito que eliminen su cuerpo.Los hermanos ni siquiera preguntaron qué había pasado; simplemente asintieron y empezaron a arrastrar el cuerpo hasta las afueras del jardín. Parecía como si estuvieran acostumbrados a esto, como si fuera el pan de cada día. Por su parte, el otro hombre moreno, que estaba sentado, no decía nada ni tampoco vino a defender a su amigo. No sé exactamente qué influye Lebron en sus vidas, pero al parecer le tienen mucho miedo, y todo aquel que se pase de listo conocerá la muerte.—Celine, te ordené que fueras a tu habitación, ¿qué haces aquí? —me volvió a preguntar. En ese momento, sentí un nudo en la ga
Caminé detrás de Lebron, mis pasos fueron dudosos, realmente no sabía a dónde me iba a llevar. Pero en estos momentos, confío más en él que en cualquier otra persona.Nos subimos al auto, el aire era un poco suave, por lo cual hacía mucho calor.No tardé en notar que detrás de nosotros se subieron Alejandra y Patrik. ¿Es en serio?—Señor, ya estamos listos —dijo Alejandra.Resoplé tan fuerte que el mismo Lebron lo notó, por eso no dudó en preguntarme.—¿Estás bien, nena? —su voz en un susurro.Asentí con algo de fastidio. Tener a estos hermanos al lado mío es un verdadero desafío, ellos son una plasta de mierda. Antes de que el auto arrancara, Lebron le ordenó a Patrik que me vendara los ojos.—¿Qué está pasando? —pregunté, sintiendo mucho miedo.—Es por tu seguridad —respondió Lebron de manera firme, mientras Patrik se acercaba con una venda negra.Sentí cómo la venda cubría mis ojos, dejándome en total oscuridad. El auto comenzó a moverse, y aunque no podía ver nada, podía sentir la
La tarde había llegado, y Lebron había ordenado algo de comer. No sabía exactamente de dónde lo había sacado, parecía que tenía un personal dentro de la cabaña.—Celine, puedes comer tranquila, nada está envenenado —dijo Lebron con una sonrisa.Me senté en la mesa, y todo se veía delicioso, desde los manjares hasta la sopa de calamar.En realidad, tenía mucha hambre; mi estómago rugía como si no hubiera comido en años.Sentí las manos de Lebron sobre mis hombros, apretándome suavemente. Me sentí un poco presionada y, sin pensarlo mucho, tomé la cuchara y comencé a comer.Lebron se sentó frente a mí, sacó su teléfono y lo dejó sobre la mesa. Me miró con una expresión serena y luego apoyó los brazos sobre la mesa, inclinando un poco su cuerpo. —¿Por qué me miras de esa manera? —le pregunté mientras llevaba un pedazo de calamar a mi boca. Estaba jugoso.—Solo me aseguro de que comas...Lebron empezó a cerrar los ojos lentamente, y en poco tiempo se quedó dormido. Me sorprendió, pero era
Pocos minutos después, Lebron salió de la pequeña habitación. Pude ver en su rostro una luz inusual, como si la simple conversación con su hija lo hubiera llenado de una profunda paz que rara vez dejaba entrever.Con un suspiro, sacó su teléfono una vez más y, con un gesto casi reverente, me mostró la pantalla. Allí, en la foto, una niña de piel morena y cabello ondulado, negro como la noche, me miraba con ojos que reflejaban una inocencia pura. Sus pestañas largas y perfectas enmarcaban una mirada que me resultaba inconfundible: eran los ojos de Lebron, casi idénticos, como si el mismo reflejo se replicara en dos almas distintas. —Ella se llama Sabrina—dijo Lebron—Es mi todo. Por ella, soy capaz de hacer cualquier cosa.Las palabras resonaron en el aire, impregnadas de una verdad innegable. Lebron, el hombre que siempre parecía inquebrantable, dejaba entrever un amor tan poderoso que podría derribar cualquier barrera, desafiar cualquier destino.Y en ese momento, comprendí que Sabri
El coche se lanzaba por la carretera como una bestia desencadenada, cada sacudida me hacía sentir que mis costillas estaban a punto de perforar mi pecho. La taquicardia era inminente. A mi lado, Lebron desenfundó su arma con la rapidez de un relámpago, manteniéndola con firmeza mientras dominaba el volante con una mano firme. Detrás de nosotros, el coche rival rugía con igual ferocidad, como un depredador al acecho, buscando el momento preciso para darnos caza. Su plan era evidente: querían atravesarse en nuestro camino, detenernos a cualquier costo.Pero la ira implacable de Lebron no les permitió salirse con la suya. Apretó el acelerador con una furia que hacía temblar el asfalto. Grité, desgarrándome la voz.De repente, la persecución alcanzó un clímax aterrador. La velocidad era tan intensa que el coche empezó a tambalearse como un barco en una tormenta. Un giro brusco, y todo se desmoronó. El auto se levantó del suelo, volando en el aire. Hasta caer al piso y golpearnos. No podí
La puerta se abrió lentamente, y los pasos que había escuchado se detuvieron justo en la entrada. Alex permanecía en silencio, observando a las figuras que habían llegado. Pero antes de que pudiera ver quiénes eran, Alex cerró la puerta de golpe, bloqueando a esos desconocidos en el pasillo. Se giró hacia mí, su expresión había cambiado de satisfacción a algo más oscuro, casi divertido.—Celine —dijo con una voz baja y peligrosa—hay algo que debes saber.No sabía a qué se refería, pero mi instinto me gritaba que nada bueno podía salir de sus labios.—¿Qué quieres decir, Alex? —Mi voz tembló, traicionando mi intento de mantenerme firme.Él se acercó lentamente, inclinándose hacia mí hasta que su rostro quedó a centímetros del mío. Su aliento, cálido y desagradable, rozó mi piel cuando susurró:—Estás embarazada, Celine.Las palabras golpearon mis oídos con una fuerza devastadora. Mi mente se negó a procesar lo que acababa de escuchar. No, eso no podía ser verdad. Lo miré, buscando algú
Pero aún así, no podía simplemente rendirme. Sabía que debía seguir luchando, buscando una salida. Y, más que nunca, necesitaba descubrir quién estaba traicionando a Lebron desde adentro. Si podía desenmascarar a esa persona, tal vez podría girar las tornas a mi favor.—Nunca me uniré a ti, Alex—murmuré, fijando mi mirada en sus ojos—No importa lo que me digas o lo que creas tener en tu poder. Haré todo lo posible para detenerte.Alex soltó una risa baja, como si encontrara divertida mi resistencia.—Veremos, Celine. Veremos —respondió, levantándose de la silla y caminando hacia la puerta—Ahora, descansa. Tienes mucho en qué pensar.Con esas palabras, salió de la habitación, dejando la puerta entreabierta. El eco de sus pasos desapareció en el pasillo, y el silencio volvió a caer sobre la habitación. La oscuridad y el silencio se sintieron más opresivos que nunca, pero mi mente seguía girando, buscando alguna forma de salir de aquí.Solté un suspiro profundo y agotado, cerrando los oj
CelineNo sé cuántos días han pasado. El tiempo se diluye entre la oscuridad y la luz que se turnan en la ventana. Mis huesos arden de dolor; esta postura forzada me está destruyendo. Estoy agotada, cada fibra de mi ser clama por descanso.—Es hora de la comida—anunció Alex con voz fría, mientras se sentaba frente a mí. En sus manos, trae una bandeja con un sándwich de queso y pollo. Mi estómago se retorció de hambre, los días sin comer pesaban sobre mí como una piedra. Pero no quería comer nada, que viniera de ese maldito.—Sabes, Celine, si no quieres comer, no lo hagas—dijo con una sonrisa torcida—Pero recuerda, la criatura que llevas dentro no puede permitirse el lujo de tu orgullo. ¿Lo estás castigando también?Sus palabras eran una burla cruel, un veneno disfrazado de preocupación. Mi mirada, antes apagada, se encendió con una rabia contenida.—Alex, juro que te arrepentirás de todo lo que me estás haciendo—espeté con voz firme—Cuando Lebron venga, te destrozará.Alex soltó un