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INOCENCIA ROBADA
INOCENCIA ROBADA
Por: Ada
Capitulo 1: Atrapada ❤️

—Otro día agotador —farfullé sin perder el ritmo de mis pasos. En realidad, quiero llegar rápido a casa para decorar la habitación de mi novio, Alex Macalister. Acaba de regresar de un importante evento; es un futbolista brasileño. Sin duda, es muy guapo, con una mirada impactante. Cada vez que pienso en él se me hace agua la boca.

El fuerte sonido de un auto relinchante me sacó de mis pensamientos. Mis ojos se abrieron al ver a tres personas interponiéndose en mi camino; uno de ellos era una chica.

—¿Les puedo ayudar en algo? —pregunté de manera divertida.

Ellos se miraron entre sí y asintieron con la cabeza.

—Es ella —avisó la chica a los dos hombres que la acompañaban.

Miré a ambos lados, sin darle mucha importancia al asunto. Pensé que era una broma y solo solté una risa nerviosa.

—Amigos, sé que es una de esas bromas de internet.

De repente, uno de los hombres me agarró de las manos, dejándome inmóvil.

—¡Ayuda! —grité asustada.

—Haz que se calle de una vez, Patrik —ordenó la chica sin pizca de sentimientos.

Decidí actuar. Llevé mi boca hasta el brazo del hombre y le di un fuerte mordisco.

—¡Ah! —gritó el hombre soltando su agarre.

Corrí tan rápido como pude, pero mis tacones dificultaron mi escape. Aún así, no podía rendirme. Sin embargo, no fue suficiente...

Mi mundo se desmoronó cuando sentí una gran mano jalar mi cabello y tumbarme al piso.

Luchaba por liberarme del agarre implacable que me mantenía inmovilizada.

—Ven aquí maldita—dijo el hombre.

El terror se apoderó de mí al darme cuenta de que estaba siendo arrastrada hasta un auto.

—¡Déjenme ir! —grité con desesperación, pero mis súplicas se perdieron en la noche.

El frío suelo golpeó mi cuerpo con fuerza, robándome el aliento. Luché con todas mis fuerzas para escapar de mi captor, pero su fuerza era abrumadora.

—Cállate de una vez —dijo la mujer lanzando una patada justo en mi estómago.

El dolor hizo que mi respiración se cortará, y fue ahí donde me subieron al auto.

—¿A dónde me llevan?—pregunte con los nervios de punta. Mi corazón se quería salir, es más, hasta ellos mismos podían escuchar mis latidos.

—Te vamos a colocar una cinta—dijo la mujer con cierto enojo.

—No, no se los voy a permitir—respondí lanzado una mirada matadora.

La mujer se llenó de impaciencia y sacó un arma de fuego y la colocó sobre mi cabeza.

—Si crees que vas a hacernos perder el tiempo, estás equivocada, ahora bien, déjate poner la m*****a cinta si no quieres tener un disparo en la cabeza.

Mi cuerpo temblaba como gelatina. En ese instante supe que ningún esfuerzo iba a resolver esta situación. Por esa razón me vi obligada a desistir.

Cerré mis ojos y dejé escapar un suspiro agitado.

El hombre llamado Patrik me coloco una cinta en la boca. Su mirada era aterradora. Se traía algo entre manos.

—Eres más astuta de lo que imaginé—dijo Patrik—te voy a poner una capucha—soltó una risa malvada—Con lo lista que eres, puedes aprenderte el camino—añade colocando un tipo de capucha sobre mi cabeza. La cual huele a pecueca.

—Domingo, arranca el auto—la chica le ordena al otro hombre que los acompañaba. En este caso era el conductor.

Minutos más tarde.....

—Bájala con cuidado—ordenó la chica. Ella era la cabecilla de la banda, lo digo porque es la que más da órdenes. Los demás solo son simples perros falderos.

La puerta del auto trasero se abrió, y puedo sentir cómo las manos de uno de ellos me hacen bajar a la fuerza.

—Mmmm—chillo con el temor situado en mi pecho.

En realidad siento que ellos están secuestrando a la persona incorrecta, soy una mujer sana, no le debo a nadie, no peleó con nadie, es más, jamás he tenido problemas con la policía.

—Camina desgraciada—ordenó Patrik dándome un fuerte empujón. Sin poder ver, caí al suelo, golpeando mis rodillas contra un tipo de pavimento duro.

—Con cuidado, bastardo—rugió la chica con la voz cabreada.

—Ya me está jodiendo la paciencia, si sigue así, la voy a golpear—dijo Patrik. Su voz es muy diferente al resto, es más o menos como la de un monstruo.

—Abre las puertas Domingo—ordenó la chica.

Las puertas se abren con un sonido estresante, eran puertas viejas. Su sonido relincho en mis dientes causando dolor.

—Señor Lebron, aquí tenemos a la mujer—Avisó la chica con satisfacción en su voz.

Mi carne temblaba, no podía siquiera respirar, a estás cuestas me iba a dar un infarto.

Los pasos aproximándose se depositaron en mis oídos.

—Veamos—dijo el hombre que se aproximaba. Su voz es ronca, pero muy varonil.

La capucha fue retirada suavemente. Aún llevaba mis ojos encerrados, incapaz de ver, me ví obligada a abrirlos—Abre los ojos Celine—Añade el hombre. No entiendo porque se sabe mi nombre.

Abrí los ojos con dificultad, aunque dolían un poco aún no me acostumbraba a la luz.

—Mmmm—volví a chillar en cuanto veo el rostro de aquel hombre.

Una lágrima adornó mi mejilla. Pero el hombre automáticamente la limpió con uno de sus dedos.

—Tranquila, yo no soy como la bestia de tu novio.

Mi cuerpo se congeló, no sabía de qué estaba hablando este tipo, pero sus ojos verdes como la hierba, transmitían temor. Con una mirada fría y perturbadora se robaba mi atención.

El hombre retiró la cinta de mi boca con delicadeza y la arrojó a un lado.

—Patrik, dale agua a la chica—ordenó el hombre,, lanzando una mirada aterradora a Patrik.

Mire para todos lados, tratando de familiarizarme con el lugar, pero no lo obtuve; solo había paredes blancas y un sofá negro.

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