—¿Asesino a tu padre?—mi voz tembló al decir esto.
—Si, él lo asesinó, y todo por la m*****a ambición. En realidad tú novio era quien nos transportaba la droga, el sabía todo de papá. Pero una tarde cuando apenas el sol se escondía, tu novio lo silencio, cuando encontramos a papá, estaba descamisado, y golpeado y sin sus tarjetas de crédito. Lo peor de todo, fue que Alex me llamo, diciéndo que tenía a Isabella cautiva. No sabía de qué hablaba, tampoco quería escucharlo, se que son mentiras, me está engañando, mi novio jamás sería capaz de eso. Pero tenía que meterme en el papel. —No tienes que hacer esto. Podemos resolverlo de otra manera. —No hay otra manera —dijo apretando la mandíbula. Desesperada, pensé en cualquier cosa que pudiera decir para detenerlo, aunque solo fuera por un momento. —Si… si la hay, te ayudaré a encontrar a tu novia—tartamudeo aún sin creer en la estupidez que acabo de decir. Su rostro se endureció aún más, y su mano se apretó en mi garganta, robándome el aliento. —No harás nada —dijo con una certeza aterradora. —Por favor, detente —dije, una última súplica—. Piensa en lo que haces. Aún puedes elegir. —Ya he elegido. En ese momento, supe que no habría más palabras que lo detuvieran. Era el momento de actuar, de luchar con todo lo que tenía. Porque, aunque el miedo me consumía, la voluntad de vivir era aún más fuerte. Ligeramente lleve mis manos hasta su largo cabello y lo jale hacia atrás con fuerzas, él pegó un rugido de dolor y de inmediato llevó sus manos hasta las mías haciendo un tipo de esposas. —Por un momento confíe en ti—Masculló cerca de mi boca. Estamos a unos centímetros de rozar nuestros labios. —¡Lo siento!—dije sin mirarlo al rostro sabía exactamente que estaba demasiado enojado. Su respiración estaba demasiado agitada y podía ver como las venas se salían de su rostro. —En realidad no te iba a viol@r, solo quería confirmar si aún eras virgen. Quedé completamente paralizada cuando escuché esas palabras. ¿Me tiene aquí por mi virginid@d o por venganza? —Solo suéltame, te lo suplico...—dije con una voz tan suave y temblorosa que sonó casi sensual. Lebron soltó mis manos lentamente, y coloco las suyas sobre mis senos. Mis pezones se endurecieron de inmediato por el frío que reinaba en la habitación. Sentí mi piel erizarse mientras él frotaba mis pezones con sus pulgares, como si jugara con ellos. Era una sensación extraña, pero una corriente de electricidad recorrió mi cuerpo. Nunca antes había experimentado algo así; ni siquiera mi novio Alex me había tocado de esa manera. Alex, siempre tan caballeroso... —¿Cómo supiste que era virgen?—le pregunté, mirándolo fijamente. Sus pupilas se dilataron, estaba ensimismado con mis senos, por ello, le fue incapaz de responder.-Ya es suficiente-dijo, se apartó de mi y se sentó a un lado de la cama, llevándose las manos al cabello y tirando de él bruscamente. Susurraba palabras en otro idioma que no lograba comprender. Observé su espalda, y tenia un tatuaje que decía "sin piedad".
No sé por qué, pero su imagen me hizo pensar que había sufrido mucho. Su cuerpo estaba cubierto de cicatrices pequeñas que me conmovieron. No entendía el verdadero motivo por el que me tenía aqui, pero una parte de mí comenzó a creer en él. Lentamente, extendí una mano hasta su espalda y la acaricié desde el cuello hasta el último hueso de su columna. Al sentir mi toque, Lebron arqueó la espalda y me lanzó una mirada penetrante, potente como la de un león. Sus labios, rojos como fresas, estaban húmedos. Tomó mi mano suavemente y la acarició, sin apartar sus penetrantes ojos de los míos. Con la otra mano libre, levantó mi mentón y lo acarició. Mi corazón latió frenéticamente; quizás porque nunca alguien me había tocado así. —Eres tan hermosa—me dijo, con una voz ronca y sexy. Lentamente se acercó a mí. No hice el más mínimo esfuerzo en apartarlo; solo lo dejé. Lebron llevó sus labios hasta los míos y me besó con una delicadeza que me desarmó. No era muy experta besando, ya que apenas lograba besar a mi novio cuando regresaba de un partido, y esos eran besos ligeros. Pero Lebron, él era un experto. Sabía cómo llevar el ritmo de mis labios. Sentí una ola de calor cuando su lengua se deslizó dentro de mi boca; era fascinante. Sus labios, medio gruesos y jugosos, eran el toque perfecto para mí. Mi cuerpo empezó a calentarse y me sentí como una loca besándolo con tanta pasión. Tal vez lo hacía porque pensaba que me dejaría ir. El sonido fuerte de nuestros labios resonaba en la habitación, creando un eco que parecía amplificar cada sensación. El beso se intensificaba, cada movimiento de sus labios y su lengua enviaba chispas de electricidad por todo mi cuerpo. Sus manos, firmes pero suaves, recorrieron mi espalda, dejando un rastro de calor en su camino. Sentí que me derretía bajo su toque. —Lebron, ¿hay algo más aparte de un simple secuestro?—susurré, apenas separando mis labios de los suyos. Por un momento, pareció vacilar, como si estuviera debatiéndose entre decirme. —No, no hay nada más que un secuestro—respondió finalmente—Pero… hay algo en ti que me atrae de una manera que no puedo explicar. Se inclinó sobre mí, su cuerpo irradiando una calidez que contrastaba con el frío de la habitación. Sus labios volvieron a encontrarse con los míos. Mis manos recorrieron su espalda, sintiendo cada cicatriz, cada marca que contaba una historia que aún no conocía. Cada toque parecía acercarme más a él. —Déjame mostrarte lo que es sentir—murmuró contra mi piel, como si supiera todo de mi. Y en ese momento, comprendí que estaba en el precipicio de algo más grande que yo, algo que podría cambiarme para siempre. Pero, extrañamente, no sentí miedo. Solo una intensa curiosidad.Lebron comenzó a quitarse su ropa interior, cada prenda cayendo al suelo. Su cuerpo, tallado por músculos, se revelaba ante mí. Mis ojos no podían apartarse de él; había una fuerza cruda y una belleza innegable. Se inclinó de nuevo hacia mí. Su mano, firme y cálida, recorrió mi cuerpo, mientras quitaba mi vestido. Pronto, me encontré igual de desnuda que él. —Eres increíblemente hermosa—murmuró, mientras besaba mi hombro izquierdo. Se recostó a mi lado, su cuerpo en contacto con el mío, creando una conexión intensa y palpable. Sus labios encontraron mi cuello, dejando un rastro de besos ardientes que bajaban lentamente, enviando oleadas de placer a través de mí. Sus manos no se detenían, explorando cada rincón de mi ser, descubriendo lugares que nunca antes habían sido tocados. —Lebron, por favor…—susurró su nombre mientras cierro mis ojos. —No puedo detenerme—dijo con la voz excitada. Su parte íntima estaba completamente erecta, el tamaño es grande y gruesa, un poco más que la de
El tiempo se agotaba, y la rabia de Lebron era más intensa que cualquier palabra. Con una furia desbordante, sacó su arma y la apuntó a mi cabeza.—¿Jefe, qué hace? —exclamó Patrik, asustado. Sabía que si Lebron me mataba, todo estaría perdido. Alex no cedería por su novia y buscaría venganza contra Isabell. Patrik intentó razonar con él—. No se atreva, de lo contrario, Isabell morirá también.—Esta mujer es bien terca—respondió Lebron.A pesar de todo, mantuve mi decisión firme de no caminar. Me planté como un árbol de coco, dispuesta a enfrentar lo que viniera. Y lo miré directamente a los ojos.—Si quieres, mátame. Al menos así olvidaré lo que hicimos.Ambos estábamos desnudos, sin importar la presencia de Patrik. No nos molestamos en vestirnos, pero Lebron, notando la mirada fija de Patrik en mi cuerpo, lo regañó con furia.—¿Qué estás mirando? —rugió con voz llena de enojo. Patrik desvió la mirada hacia la puerta, recordándonos la urgencia de escapar.Con manos temblorosas, Lebron
Después de andar en auto por al menos una hora, llegamos a una casa que, en realidad, es hermosa. Con sus grandes ventanales y un pequeño parque en la entrada, parecía un refugio idílico. Me quedé pensativa, sin entender por qué una casa así tendría un parque. ¿Acaso es padre?—Llegamos a tu nuevo hogar—me anunció, esta vez retirando el arma de mi cabeza. —Me siento cansada, me duelen las piernas—le dije con la voz entrecortada. En realidad, me dolía todo el cuerpo; ese viaje me había dejado sin aliento. Lebron salió del auto, se dirigió al puesto de conductor, abrió la puerta y me ayudo a salir.Mi cuerpo resonó como maracas; no podía con mi alma, y por eso mis piernas flaquearon, haciéndome caer al suelo, arrodillada.—Dios mío, Celine, tu pierna—exclamó Lebron mientras se agachaba para cargarme en sus brazos. Sentí un alivio momentáneo al estar entre sus brazos, y cerré los ojos con confianza y me dejé llevar hasta una habitación. Me acostó en una cama que olía a manzana—. Traeré
Aparté la mirada de Lebron y me enfoqué en terminar la sopa. No puedo negar que estaba deliciosa y, al final, me ayudó mucho con mi debilidad. Unos minutos más tarde, Matilde vino corriendo, avisando que Patrik estaba en la puerta, tocando con desesperación. —Señor, es Patrik. Está en la puerta, herido. Lebron se levantó de la silla, dejándome hundida en mis pensamientos, y salió corriendo en busca de Patrcik. —Señora Celine, con su permiso, iré a terminar de lavar los platos —dijo Matilde. Me quedé en silencio, sin entender por qué esta mujer me trataba con formalidad. Yo solo soy una víctima. —¡Jefe, no pudimos! Él murió —dijo Patrcik desde lejos. Su voz era profunda y desesperada. —Cálmate y siéntate. Ya lo hecho, hecho está; no podemos revivirlo —respondió Lebron con voz arrogante y sin piedad. —Jefe, mi hermano está muerto —dijo Patrcik con las manos temblorosas. —Lleva a tu hermano a una habitación y atiéndelo —ordenó Lebron a la chica que había ayudado a raptarme
Si vuelves a meterte conmigo, te voy a matar, lo juro—dije con la voz temblorosa. Aunque por dentro me moría de miedo, tenía que establecer mis reglas también; no podía dejarme de esta culicagada.El odio me consumía, tenía sed de venganza y quería seguir dándole con aquella piedra, pero me detuve en seco luego de escuchar los gritos de Matilde, quien corría hacia nosotras.—¡Señora, qué ha hecho!—preguntó la mujer con el rostro horrorizado mientras me quitaba la piedra de la mano.—Ella me buscó primero—dije entre titubeos.La chica seguía derramando sangre de su cabeza, intentando llorar, pero su ego era más grande.—¡Llamaré al jefe!—dijo Matilde mientras corría hacia la mansión.Lebron vino corriendo tan rápido como pudo, encontrándose con la devastadora escena. Mis manos temblaban y mi voz estaba apagada debido a la irá que me consumía, mientras Matilde ayudaba a la chica a levantarse del pasto. La mirada de la chica estaba clavada en el suelo, incapaz siquiera de levantar la cab
Sentí un frío recorriendo todo mi cuerpo. La situación se volvía más complicada: estaba sola y ellos eran dos. Sabía que si se unían contra mí, podrían matarme fácilmente, y Lebron jamás se daría cuenta.Sentí las cálidas manos de Lebron tocando las mías, haciendo que la tensión disminuyera un poco. En ese momento, mis manos dejaron de temblar.—Querida, vamos al baño. Necesitas darte una ducha y relajarte un poco—dijo Lebron. Asentí como una muñequita dominada por su dueño y empecé a caminar junto con él, aún con mis piernas temblorosas. Él me ayudaba, y pude sentir esa protección varonil que tanto necesitaba—Sé que estás un poco saturada por la situación, pero créeme, esto es lo mejor para ti.No entendía el contexto de sus palabras. ¿Acaso creía que teniéndome cautiva era lo mejor para mí? No, este hombre no estaba bien de la mente.Al llegar al baño, Lebron entro También, me puse tensa luego de verlo a mi lado.—¿Me puedes dejar sola?—Le pido. Pero él niega.—Sola no podrás...—me
—Ese maldito de Alex me las va a pagar —murmura Lebron, golpeando la mesa con fuerza, haciendo que una lámpara se caiga y se rompa en mil pedazos y cause fuego. Grito aterrada al ver las llamas que brotan del suelo, pero se apagan rápidamente. En ese momento, la voz de la chica se apaga. Reconozco la voz de Alex al arrebatarle el teléfono. —¡Dame el maldito teléfono perra!—gritó Alex. —¡Amor ayúdame!—Exclamó la chica a lo lejos. —Ya escuchaste a tu novia. Ahora, entrégame todo el dinero si no quieres que la mate. Un dolor agudo perfora mi pecho, me cuesta respirar y las lágrimas comienzan a brotar. —Eres un maldito desgraciado. Te juro que en cuanto te vea, te arrancaré la piel hasta dejarte en carne viva —grita Lebron, su voz temblando de rabia. Parecía una bestia enfurecida, con las venas de sus manos y cabeza sobresaliendo. Yo, por mi parte, no podía dejar de llorar. Mis ojos dolían por el llanto incesante, y el miedo me paraliza. Sentí como mi vista se volvía borrosa. Esta
—Mira, pedazo de estúpido, te lo vuelvo a repetir. Si no me entregas a Isabell esta misma noche, mataré a tu novia. Sabes perfectamente que no estoy jugando, te lo dije desde un principio, y no me creíste, es más, quisiste enredarme como siempre lo has hecho, Pero esta vez, no será igual.Las duras palabras de Lebron me hicieron temblar, aunque no creía que fuera capaz de hacerlo. Una corazonada se formó en mi vientre, causándome un gran dolor.—Lebron, puedes hacer con Celine lo que se te pegue en gana. A decir verdad, ella no me interesa, si quieres foll@r con ella, hazlo, si quieres vender sus órganos, hazlo—dijo Alex con voz arrogante. En ese momento, la furia de Lebron se intensificó. Caminó hacia mí como un toro, me agarró del antebrazo y me agito haciendo estremecer mi cerebro.—Alex, no estoy para juegos. Te he dicho que voy a matar a tu novia —repitió Lebron, con poca paciencia. Pero se escuchó una risa forzada al otro lado de la línea.—Ya te he dado mi respuesta. Mátala. M