Lebron pasó sus manos por mis nalgas, dándoles una breve manoseada.
—Te dije que no te haré daño, no soy como tu novio—susurra cerca de mi cuello, y luego deja un beso en este. —Por favor….—masculló cerrando mis ojos. Estaba muerta de miedo, pero sus caricias son suaves. —Ahora, descansa—Deja otro beso pero este con un chupete. Haciendo arder mi cuello. Jadeó tragando en seco, su beso me ha dejado desconcertada y con la piel de gallina. Lebron salió y cerró la puerta mientras acomodaba su cabello hacia atrás. Me tumbé al suelo tratando de procesar lo que acababa de ocurrir. Ese hombre me ha manoseado y besado el cuello. Lleve mi mano hasta la zona en la que el me beso y me limpie. —Es un sinvergüenza… —La comida está lista—anunció la chica mientras entraba a la habitación. Su mirada fría y distante, no me transmite más que rabia. La chica se confío y dejó la bandeja sobre la cama dándome la espalda, de inmediato aproveche la ocasión y me levante del piso y salí corriendo. —¡Patrik, Domingo!—gritó ella desesperada. Corría sin mirar atrás, con mis ojos bien abiertos como los de un búho en medio de la noche, miraba detalladamente en busca de una salida, me sentía atrapada y mi garganta dolía, ya que no podía siquiera tragar saliva. —¡¿A dónde con tanto afán?!—Esa voz yo la conozco; Era la voz del monstruo de Patrik. Detuve mis pasos de golpe, luego de sentir como su cuerpo se abalanzó contra el mío dando vueltas los dos contra el piso. Este tipo se cree que está jugando fútbol americano. —¡Ah!—grité luego de sentir como su cuerpo enorme dejaba reposar todo su peso encima de uno de mis brazos. Patrik se levantó rápidamente del suelo y me cargó encima de su hombro, después me llevó nuevamente hasta la habitación, no hice el más mínimo esfuerzo en detenerle, ya que mi brazo dolía mucho. —Qué mujer más fastidiosa, juro que si el jefe no estuviera interesado en ella, desde hace siglos le hubiera dado un buen balazo en la frente—dijo la chica enojada. —Si tantas ganas de matarme tienes, hazlo, prefiero estar muerta que estar encerrada como un cerdo—dije con la voz temblorosa, por dentro me moría de miedo, y era obvio que no quería morir, quería salir con vida de este lugar. —¿Qué paso ahora? solo los escucho gritar como gallinas en corral—Los dos sujetos que me custodiaban bajaron la cabeza en cuanto escucharon la voz de Lebron. Alcé la mirada dispuesta a lo que fuera, en cuanto veo a Lebron, noto que está descamisado; sus músculos están bien entrenados, y su cabello esta envuelto en un moño. —Salgan, déjenme con ella nuevamente—ordenó con la voz sería. Sus perros falderos de inmediato salieron de la habitación. Esta vez no se sentó en la cama, solo depositó ambas de sus manos en sus caderas y soltó un suspiro. —Necesito que me dejes ir de este lugar-dije con la voz llena de impotencia. Lebron negó en reiteradas ocasiones y mordió su labio inferior. —Hermosa, eso no será posible—enarcó una de sus cejas y se acercó hasta mí. —Solo dime qué tengo que hacer. ¡Dime!—grité al borde del llanto, y un vacío en mi corazón era lo único que sentía—Por favor—me arrodille delante de él mientras me aferraba de sus muslos, suplicándole por mi libertad. En ese momento mis lagrimas empezaron a salir. Sus manos acariciaron mi cabello, era una sensación cálida y relajante, tanto así, que quería permanecer aquí arrodillada por más tiempo. De repente, sus manos dejaron de acariciar mi cabello, y con un fuerte tirón me hizo levantar del frío suelo, para luego arrojarme a la cama con brusquedad. —Deja de llorar—La mirada de Lebron cambió rápidamente, volviéndose fría y distante. Sus fosas nasales se abrieron ampliamente y su respiración se aceleró ligeramente—Tu novio tiene a mi mujer cautiva, ¿y tú me pides libertad? ¿Eres tonta o no tienes cerebro? Te he dicho que mientras tu novio no me devuelva a mi mujer, nunca saldrás de estas cuatro paredes. —Maldito desgraciado—susurro mientras seco mis lágrimas. —Puedes decirme todo lo que quieras, pero nada de eso hará que cambie de opinión. Sentí cómo mi mundo giraba a mi alrededor, mientras mi alma parecía abandonar mi cuerpo. Me sentía mareada y con náuseas, al punto de desmayarme. En realidad, no había comido nada. Y tampoco estaba dispuesta a comer. —Te juro que saldré de este…—No terminé de decir la frase cuando mis ojos se cerraron automáticamente y un sudor frío empapó mi frente. Mis oídos comenzaron a zumbar de forma extraña y mi vista se volvió borrosa. En ese instante, perdí el conocimiento. Horas más tarde. —¡Alex!—gritó Lebron, enfurecido—Te juro que le haré lo mismo a tu mujer—Inmediatamente, empezó a lanzar objetos por todas partes, provocando un estruendo que hizo que me levantara de la cama, sintiéndome aterrada y desconcertada por lo que estaba ocurriendo a mi alrededor. Tape mis ojos con mis manos para no ver la escena, pero me vi obligada a mirar luego de sentir como la cama se hundió. —Quítate la ropa—Me ordena con una mirada prepotente. —No, estas loco... Aléjate—Dije con la voz temblorosa, mientras arrojaba golpes al aire, Lebron me tumbo y caí acostada, luego se subió encima de mi, y sujeto ambas de mis manos—¡Ayuda!—Grite desesperada. —Esto... no te dolerá, ya que no eres virgen—dijo con seguridad, pero estaba equivocado. Aun conservaba mi virginidad. Y no estaba dispuesta a dársela a ningún cobarde. Lebron me soltó por un momento, creí que todo había acabado, pero no... Esta vez llevo sus manos en dirección a mis senos y rasgo mi vestido, dejandolos al descubierto.Me tomó por la barbilla con una fuerza que me dejó sin aliento. Sus largos dedos invadieron mi boca, provocándome náuseas. —Quítate la ropa, ahora —ordenó nuevamente. —Por favor, no me hagas esto —suplicaba, mi cuerpo temblando como una hoja al viento, pero su rostro no mostraba la menor piedad. —Lo siento, pero debes pagar el precio. Tu novio se ha metido con mi propiedad —su voz, cargada de crueldad, resonaba en mis oídos mientras me inmovilizaba. Sentía que me asfixiaba bajo su peso. Intenté apartarlo, pero mi brazo, dolorido por el golpe que recibí por parte de Patrik, no respondía. —¡Ah! —Un grito de dolor escapó de mis labios cuando un agudo pinchazo recorrió mi brazo. —No seas terca, esto será rápido... —susurró, su voz serpenteando hasta lo más profundo de mi ser. Su mirada, oscura y maliciosa, me llenaba de un terror paralizante. Tenía miedo de confesar que aún era virgen, sabiendo que podría aprovecharse aún más de mí, así que mentí. —Yo... no puedo estar con nadie, te
—¿Asesino a tu padre?—mi voz tembló al decir esto. —Si, él lo asesinó, y todo por la m*****a ambición. En realidad tú novio era quien nos transportaba la droga, el sabía todo de papá. Pero una tarde cuando apenas el sol se escondía, tu novio lo silencio, cuando encontramos a papá, estaba descamisado, y golpeado y sin sus tarjetas de crédito. Lo peor de todo, fue que Alex me llamo, diciéndo que tenía a Isabella cautiva. No sabía de qué hablaba, tampoco quería escucharlo, se que son mentiras, me está engañando, mi novio jamás sería capaz de eso. Pero tenía que meterme en el papel. —No tienes que hacer esto. Podemos resolverlo de otra manera. —No hay otra manera —dijo apretando la mandíbula. Desesperada, pensé en cualquier cosa que pudiera decir para detenerlo, aunque solo fuera por un momento. —Si… si la hay, te ayudaré a encontrar a tu novia—tartamudeo aún sin creer en la estupidez que acabo de decir. Su rostro se endureció aún más, y su mano se apretó en mi garganta, robándome e
Lebron comenzó a quitarse su ropa interior, cada prenda cayendo al suelo. Su cuerpo, tallado por músculos, se revelaba ante mí. Mis ojos no podían apartarse de él; había una fuerza cruda y una belleza innegable. Se inclinó de nuevo hacia mí. Su mano, firme y cálida, recorrió mi cuerpo, mientras quitaba mi vestido. Pronto, me encontré igual de desnuda que él. —Eres increíblemente hermosa—murmuró, mientras besaba mi hombro izquierdo. Se recostó a mi lado, su cuerpo en contacto con el mío, creando una conexión intensa y palpable. Sus labios encontraron mi cuello, dejando un rastro de besos ardientes que bajaban lentamente, enviando oleadas de placer a través de mí. Sus manos no se detenían, explorando cada rincón de mi ser, descubriendo lugares que nunca antes habían sido tocados. —Lebron, por favor…—susurró su nombre mientras cierro mis ojos. —No puedo detenerme—dijo con la voz excitada. Su parte íntima estaba completamente erecta, el tamaño es grande y gruesa, un poco más que la de
El tiempo se agotaba, y la rabia de Lebron era más intensa que cualquier palabra. Con una furia desbordante, sacó su arma y la apuntó a mi cabeza.—¿Jefe, qué hace? —exclamó Patrik, asustado. Sabía que si Lebron me mataba, todo estaría perdido. Alex no cedería por su novia y buscaría venganza contra Isabell. Patrik intentó razonar con él—. No se atreva, de lo contrario, Isabell morirá también.—Esta mujer es bien terca—respondió Lebron.A pesar de todo, mantuve mi decisión firme de no caminar. Me planté como un árbol de coco, dispuesta a enfrentar lo que viniera. Y lo miré directamente a los ojos.—Si quieres, mátame. Al menos así olvidaré lo que hicimos.Ambos estábamos desnudos, sin importar la presencia de Patrik. No nos molestamos en vestirnos, pero Lebron, notando la mirada fija de Patrik en mi cuerpo, lo regañó con furia.—¿Qué estás mirando? —rugió con voz llena de enojo. Patrik desvió la mirada hacia la puerta, recordándonos la urgencia de escapar.Con manos temblorosas, Lebron
Después de andar en auto por al menos una hora, llegamos a una casa que, en realidad, es hermosa. Con sus grandes ventanales y un pequeño parque en la entrada, parecía un refugio idílico. Me quedé pensativa, sin entender por qué una casa así tendría un parque. ¿Acaso es padre?—Llegamos a tu nuevo hogar—me anunció, esta vez retirando el arma de mi cabeza. —Me siento cansada, me duelen las piernas—le dije con la voz entrecortada. En realidad, me dolía todo el cuerpo; ese viaje me había dejado sin aliento. Lebron salió del auto, se dirigió al puesto de conductor, abrió la puerta y me ayudo a salir.Mi cuerpo resonó como maracas; no podía con mi alma, y por eso mis piernas flaquearon, haciéndome caer al suelo, arrodillada.—Dios mío, Celine, tu pierna—exclamó Lebron mientras se agachaba para cargarme en sus brazos. Sentí un alivio momentáneo al estar entre sus brazos, y cerré los ojos con confianza y me dejé llevar hasta una habitación. Me acostó en una cama que olía a manzana—. Traeré
Aparté la mirada de Lebron y me enfoqué en terminar la sopa. No puedo negar que estaba deliciosa y, al final, me ayudó mucho con mi debilidad. Unos minutos más tarde, Matilde vino corriendo, avisando que Patrik estaba en la puerta, tocando con desesperación. —Señor, es Patrik. Está en la puerta, herido. Lebron se levantó de la silla, dejándome hundida en mis pensamientos, y salió corriendo en busca de Patrcik. —Señora Celine, con su permiso, iré a terminar de lavar los platos —dijo Matilde. Me quedé en silencio, sin entender por qué esta mujer me trataba con formalidad. Yo solo soy una víctima. —¡Jefe, no pudimos! Él murió —dijo Patrcik desde lejos. Su voz era profunda y desesperada. —Cálmate y siéntate. Ya lo hecho, hecho está; no podemos revivirlo —respondió Lebron con voz arrogante y sin piedad. —Jefe, mi hermano está muerto —dijo Patrcik con las manos temblorosas. —Lleva a tu hermano a una habitación y atiéndelo —ordenó Lebron a la chica que había ayudado a raptarme
Si vuelves a meterte conmigo, te voy a matar, lo juro—dije con la voz temblorosa. Aunque por dentro me moría de miedo, tenía que establecer mis reglas también; no podía dejarme de esta culicagada.El odio me consumía, tenía sed de venganza y quería seguir dándole con aquella piedra, pero me detuve en seco luego de escuchar los gritos de Matilde, quien corría hacia nosotras.—¡Señora, qué ha hecho!—preguntó la mujer con el rostro horrorizado mientras me quitaba la piedra de la mano.—Ella me buscó primero—dije entre titubeos.La chica seguía derramando sangre de su cabeza, intentando llorar, pero su ego era más grande.—¡Llamaré al jefe!—dijo Matilde mientras corría hacia la mansión.Lebron vino corriendo tan rápido como pudo, encontrándose con la devastadora escena. Mis manos temblaban y mi voz estaba apagada debido a la irá que me consumía, mientras Matilde ayudaba a la chica a levantarse del pasto. La mirada de la chica estaba clavada en el suelo, incapaz siquiera de levantar la cab
Sentí un frío recorriendo todo mi cuerpo. La situación se volvía más complicada: estaba sola y ellos eran dos. Sabía que si se unían contra mí, podrían matarme fácilmente, y Lebron jamás se daría cuenta.Sentí las cálidas manos de Lebron tocando las mías, haciendo que la tensión disminuyera un poco. En ese momento, mis manos dejaron de temblar.—Querida, vamos al baño. Necesitas darte una ducha y relajarte un poco—dijo Lebron. Asentí como una muñequita dominada por su dueño y empecé a caminar junto con él, aún con mis piernas temblorosas. Él me ayudaba, y pude sentir esa protección varonil que tanto necesitaba—Sé que estás un poco saturada por la situación, pero créeme, esto es lo mejor para ti.No entendía el contexto de sus palabras. ¿Acaso creía que teniéndome cautiva era lo mejor para mí? No, este hombre no estaba bien de la mente.Al llegar al baño, Lebron entro También, me puse tensa luego de verlo a mi lado.—¿Me puedes dejar sola?—Le pido. Pero él niega.—Sola no podrás...—me