Al enterarse de que Camilo había enviado a alguien a seguirla, Marina siguió su camino hacia el restaurante, pero le envió un breve mensaje a Blanca.Marina: [Nos vemos en el baño de mujeres.]Blanca, sorprendida por el lugar, se preguntó sorprendida por qué.Emilia, al ver el mensaje, comentó:—Quizás el baño sea más seguro.La enigmática Rosario era más misteriosa que cualquier otra estrella.—¿Nos encontraremos acaso, con un estafador? —preguntó Emilia, insegura.—Cuando lleguemos, te acompañaré al baño. Le diré al conductor que, si no recibe mis noticias en diez minutos, llame de inmediato a la policía —respondió Marina.Blanca aceptó.El baño del pequeño restaurante estaba limpio y bien cuidado. Al entrar con su agente, Blanca vio al instante una mujer de figura perfecta saludándolas.—Soy Rosario, disculpen, surgió un imprevisto —dijo con firmeza la mujer.Marina eligió un cubículo limpio, empujó la puerta y dejó entrar a Blanca, mientras Emilia se quedaba afuera.—Aquí está el
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