Daniel no se atrevió a mencionar cómo Marina había manejado la situación, así que optó mejor por responder a la segunda pregunta:—Sí, los informaré.El Grupo Jurado era un gran conglomerado comercial, y Camilo no era inexperto en gestión empresarial. La compañía contaba con un excelente talento, lo que implicaba que tomar el control de un grupo tan amplio como este llevaría tiempo.—Presidente, ¿quieres ver el Instagram de la señorita Marina? —preguntó Daniel con cautela.Diego levantó la mirada y revisó atento su celular.Al terminar, no mostró enfado alguno. Guardó el celular, abrió la puerta y salió del auto.Daniel lo siguió de inmediato.Al entrar al club, Diego vio a Marina riendo y conversando animadamente con un hombre.—¿De qué hablan? También quiero escuchar —dijo, posando curioso una mano en su hombro.Marina se giró y alzó la mirada.Era Diego quien estaba justo detrás de ella, observándola.Se inclinó un poco, apoyando su mentón en su hombro, su rostro muy cerca del de el
Marina se puso la bata y salió del baño directo hacia el salón. Diego, con la chaqueta desabrochada, miraba atento su celular. Al verla, levantó la vista: —Estamos en tendencia. Todo el mundo ya sabe que tienes novio. Marina se acercó curiosa para echar un vistazo al celular: —Es tarde. Diego, con las pantuflas nuevas que ella le había comprado, afirmó de buen humor: —Lo sé. Dejó el celular y comenzó poco a poco a abrocharse la chaqueta, ajustando el cinturón: —Podría quedarme aquí. Mientras lo hacía, la miró de reojo: —¿Te parece bien? No tardó en responder: —No, por supuesto que no. Marina tenía otras cosas que hacer, y la presencia de Diego realmente no le convenía. Diego se sintió algo frustrado. ¿Cómo podía ser tan fría en este momento, cuando en la cama era tan dulce, con esa voz suave y sensual...? Se inclinó hacia ella, apoyando las manos en el sofá, rodeándola con dulzura: —¿Seguro que no puedo quedarme? —No, no puedes. Diego aceptó sin insistir
Justo en este momento, Natalia entró.—Mira el Insta.Tenía la intención de contarle sobre las burlas, porque la llamaban "basurero", pero decidió dejar que lo descubriera por sí misma.Yadira al revisar Instagram y se impactó de manera frenética con la publicación de Marina.Su rostro se tensó al instante.El hombre que la abrazaba al subir al auto lo reconoció de inmediato: era Diego.¿Cómo era posible?¿Acaso Marina no había olvidado a Diego?Natalia suspiró.—Debería haberte advertido antes. Marina no salió perjudicada para nada. Al contrario, ha ganado muchos seguidores. Pero tú y el señor Camilo se habían convertido en el blanco de las burlas.Algunas mujeres divorciadas publicaron fotos de utensilios desechables en sus redes sociales.El mensaje era claro y preciso: Para ellas, sus exmaridos no eran nada....En la oficina del presidente del Grupo Jurado, el ambiente era tenso.Todos sabían que el jefe estaba de mal humor.Camilo había planeado ir a Luzara a ver a Yadira, pero l
Luis miró de reojo a Marina antes de responderle a Leticia.—Si tú y el señor Diego están bien, no hay problema alguno. Entonces colgaré.Y colgó la llamada.Marina, apoyando la barbilla en la mano, entrecerró los ojos.—A las diez y media hay una importante reunión. Luis afirmo. Si Leticia no tenía inconvenientes, él tampoco intervendría.Un hombre infiel no cambiaría, incluso si estuviera algo impotente.Él mismo no había encontrado a una mujer que lo hiciera sentar cabeza.Si ellas no lo consideraban importante, a él tampoco esto le interesaba.—Tráeme un café, por favor. Gracias.Luis se dirigió a su oficina.Marina fue a preparar el café, con la mirada baja.Pensaba hablar directamente con Diego al salir.Si todo iba bien, continuarían. Si no, se separaría de él.Esto no era gran cosa.Al mediodía, Diego le escribió: [¿Cenamos esta noche?]Marina: [Bien, ¿a qué hora?]Diego: [A las cinco y media paso por ti.]Marina: [Perfecto, te esperaré en TechNova.]Tras responder, Marina rev
Diego percibió el sutil aroma del perfume de Marina. Abrió atento la puerta del auto y le ayudó a subir al asiento del copiloto, sujetándole suavemente la nuca para darle un ligero beso. Tras unos segundos, la soltó y cerró la puerta.Marina se humedeció un poco los labios y, de lado, se abrochó el cinturón.Diego se acomodó al volante. Durante el trayecto, ella revisaba distraída su celular en busca de restaurantes. Diego, al volante, la elogió en un tono coqueto por su atención a los detalles.—Es solo información de internet —replicó ella, divertida.Diego sonrió de manera rápida. Había pedido a Daniel que buscara un buen restaurante cercano y, tras media hora de viaje, llegaron. Optaron por una mesa junto a la ventana en vez de un reservado. Marina, con ganas de algo picante, pidió casi todo muy condimentado.Mientras esperaban, el camarero le sirvió la bebida de coco que había ordenado. Apoyando la barbilla en una mano y mordiendo el pitillo, dio un par de cucharadas antes
Leticia encontró algo extraña la llamada de Luis y le envió un mensaje preguntándole si había algún problema. Luis le sugirió revisar el Instagram de Marina. Al hacerlo, Leticia quedó asombrada. ¿Marina y Diego tenían una relación? No lo habría imaginado.Leticia le pidió a Luis el número de WhatsApp de Marina y, por la noche, le envió una solicitud de amistad. Una vez aceptada, escribió:Leticia: [Señorita Marina, mañana me gustaría invitarte a tomar un café. ¿Tienes tiempo?]Marina, muy intrigada, le respondió con cierta curiosidad: [Claro, puedo.]Leticia: [Iré a la empresa de Luis mañana para buscarte.]...Al día siguiente, Marina se despertó temprano y se duchó para despejarse un poco. Tenía planes de preparar el desayuno, así que se levantó media hora antes. Al abrir la puerta de su habitación, se encontró precisamente con Diego, que justo entraba. Llevaba una camisa blanca, pantalones negros, con una llave en la mano derecha.—¿De dónde sacaste esa llave? —preguntó Mari
Proestrellas le cerraba todas las puertas. Emilia caminaba pensativa e indecisa de un lado a otro.—Creo que la señorita Marina planea enfrentarse a Yadira. Si sigues pidiéndole ayuda, podrías terminar de su lado.—Recuerda que Yadira cuenta con el respaldo absoluto del Grupo Jurado.Blanca sonrió.—Emilia, en este mundo nada se logra sin dar algo a cambio.Emilia se detuvo de repente.—¿Estás segura?Blanca afirmó.—No estoy convencida de que la señorita Marina esté dispuesta a ayudarme. Después de todo, soy solo una estrella poco conocida.Decidida, Blanca llamó a Marina. Al recibir la llamada, Marina levantó una ceja. Contestó y le pidió a Blanca que esperara mientras subía al ascensor hacia la azotea, donde no había nadie.—Señorita Blanca, ¿en qué puedo ayudarte? —su voz era suave.Blanca respiró profundo .—Señorita Marina, Proestrellas ha aplazado el lanzamiento de mi álbum. ¿Podrías ayudarme?Marina sonrió.—Señorita Blanca, no soy una filántropa.Aunque se mantenía firme en s
En el hospital, ya por la tarde, continuaban llegando pacientes.—¡Siguiente!Diego, tecleando datos en la computadora, mostraba una rápida señal de impaciencia. Si no fuera médico, tal vez habría echado a esta mujer.—Doctor Diego, mi pierna sigue doliéndome mucho —dijo la paciente, de apenas veinte años y valiente en el amor, con una herida en la pantorrilla que le habían cosido.—Señorita, el doctor Diego ya le recetó un analgésico. Puede ir a recogerlo; aún tenemos otros pacientes —intervino la enfermera con mucha cortesía.—Solo quiero hacerte una última pregunta, doctor Diego: ¿tienes novia? —sonrió la joven.Diego se reclinó en la silla y esbozó una ligera sonrisa bajo la mascarilla.—Tengo esposa y un hijo de seis años.—Lo siento mucho. ¿No querrías cambiarla por una chica más joven y bonita? —replicó, sonrojándose y mordiendo con cierta coquetería su labio.La enfermera pensó: ¿Está loca esta?Diego soltó una suave risa y envió de inmediato un mensaje.Marina, que estaba afue