—¿Por qué no vives en las Mansiones de la Felicidad?Marina soltó un gemido ahogado, mordiendo graciosa su hombro para callarse.—Esa casa ya se la regalé a Leticia. Además, no es mi villa —explicó él, aunque no era momento adecuado para más aclaraciones....Dos horas después, Diego salió del baño con Marina en brazos y la acomodó en la cama, cubriéndola suavemente con una manta. Ella entrecerró los ojos, algo perezosa.—Diego, ¿puedes apagar la computadora, por favor?¡A cantar juntos! ya había terminado. Mientras estaba en el baño, escuchó que anunciaban a Blanca como el nuevo talento del programa. No sabía si Yadira podría dormir esa noche, pero ella sí lo haría y plácidamente.Diego atenuó la luz de la mesita de noche y apagó la computadora. Tras asegurarse de que todo estaba en orden, se acomodó en la cama, atrayéndola con ternura hacia él. Sus labios encontraron la nuca de Marina y su voz sonó suave y profunda.—Marina, buenas noches.—Mm, buenas noches....Mientras tanto,
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