Capítulo 115
Marina se puso la bata y salió del baño directo hacia el salón.

Diego, con la chaqueta desabrochada, miraba atento su celular.

Al verla, levantó la vista:

—Estamos en tendencia. Todo el mundo ya sabe que tienes novio.

Marina se acercó curiosa para echar un vistazo al celular:

—Es tarde.

Diego, con las pantuflas nuevas que ella le había comprado, afirmó de buen humor:

—Lo sé.

Dejó el celular y comenzó poco a poco a abrocharse la chaqueta, ajustando el cinturón:

—Podría quedarme aquí.

Mientras lo hacía, la miró de reojo:

—¿Te parece bien?

No tardó en responder:

—No, por supuesto que no.

Marina tenía otras cosas que hacer, y la presencia de Diego realmente no le convenía.

Diego se sintió algo frustrado. ¿Cómo podía ser tan fría en este momento, cuando en la cama era tan dulce, con esa voz suave y sensual...?

Se inclinó hacia ella, apoyando las manos en el sofá, rodeándola con dulzura:

—¿Seguro que no puedo quedarme?

—No, no puedes.

Diego aceptó sin insistir
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