La presencia de Alexander era imponente y los ojos de todos estaban volcados hacia él, aún sin saber de su increíble naturaleza más allá de un título de nobleza.Un joven aprendiz llegó en ese momento, cargando varias cajas y ajeno al intercambio de la pareja, quienes dejaron de hablar de manera abrupta.—Señorita Rachel, aquí está el encargo que me pidió… —alzó la cabeza luego de dejar la mercancía en el suelo, y sus ojos se abrieron en toda su extensión—. Ohhh, santos demonios del infierno.—Jack, cuida tu boca —intervino Rachel."Sin duda su presencia es un acontecimiento histórico, pero de ahí a que me sienta de esta manera…"—Es el Duque… el… —balbuceaba nervioso el muchacho, sin saber muy bien cómo proceder—. ¿Estoy en un sueño? Porque no recuerdo haberme quedado dormido…—Duque Alexander de Blackmore —se adelantó el hombre, divertido por la actitud del joven—. Muchacho, te me haces algo familiar…«Es aquel chicuelo que salvamos en el bosque, ¿no?» intervino Lyall.«Claro, cómo
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