Rodrigo Montalbán No permitiré que nada ni nadie me aleje de Elizabeth y mis hijos. Lo que tengo que hacer es reconciliarme con mi suegra; por eso, visitaré la mansión para intentar hablar con ella.Haría lo que fuera para recuperar a mi Elizabeth. Necesito encontrar las palabras correctas para que me perdone. En verdad, siento que es estúpido, porque yo a la señora no le hice nada, y ella no es nadie para juzgarme, pero no tengo opción.En este momento, estoy charlando con Flavia, o más bien, ella no deja de besar mis labios y mi cuello.—Ro, debí hacerme el rogar un poco más contigo, pero eres tan irresistible —dice Flavia, sonriendo mientras se acerca a mí, su aliento cálido en mi piel.Reí. —Ya te dije que lo siento; después de lo que ocurrió con Ro y de pasar tanto tiempo en prisión, ya no me siento yo —le contesto, tratando de mantener la distancia, aunque su cercanía me resulta tentadora.—En eso tienes razón; antes eras pura miel, ahora eres más hombre —comenta Flavia, juguet
Leer más