TensionesAlexander hubiera preferido quedarse en la cama hasta tarde, ya que el frío se colaba por cada resquicio de la casa. Bastian, en cambio, había bajado de la cama y se había metido entre las sábanas de Alexander, abrazándolo con fuerza. El transformista le dio un par de besitos y luego se acurrucó a su lado, y los dos se quedaron dormidos.Cuando llegó el alba, Alexander quiso quedarse ahí. Quiso abrazar al vampiro y dormir entre sus brazos hasta que llegara el mediodía, pero lamentablemente no podían hacerlo. Cada uno se puso de pie lentamente, dolientes y cansados. La noche anterior, aunque no había sido de las más complicadas, los había obligado a quedarse despiertos hasta altas horas de la noche, y tantas noches en vela ya comenzaban a pasarles factura.—¿Crees que algún día podremos dormir así hasta que nos dé la gana? —preguntó el transformista.Alexander asintió.—Claro que sí, cuando termine esta guerra. Cuando ganemos esta guerra.Cuando bajaron a la sala, Kerr estaba
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