Todos los capítulos de La tentación del CEO: Esposa ciega, vuelve a mí: Capítulo 1 - Capítulo 10
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1. Me perteneces solo a mi
SAMIRA“Papá… No… “Dolor, eso es lo único que mi cerebro puede procesar en estos momentos, un dolor tan grande que ni siquiera sé dónde empieza y dónde termina, pero que me está consumiendo por completo. El olor a antiséptico y el pitido constante de una máquina a mi lado me hacen saber que me encuentro en un hospital, lo cuál no alivia ni un poco mi preocupación, por el contrario solo consigue alterarme mucho más.El silencio que sigue al sonido de la máquina es suficiente para hacerme saber que estoy sola en este lugar. No hay nadie más conmigo aquí, ni mi padre ni mi madrastra, aunque tampoco es que esa mujer fuera a venir a cuidarme, por el contrario de seguro está ansiosa esperando a que nunca despierte, pero mi padre nunca me abandonaría y ese simple pensamiento comienza a alterarme. Porque si no está conmigo es por algo.Haciendo un esfuerzo sobrehumano intento abrir los ojos y me cuesta más de lo que debería conseguir que mis pestañas se alcen y por más que trato no consi
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2. Ha quedado ciega
AmirLlevo una semana en Estambul. Y por más que quisiera decir que es por mero placer o que estoy disfrutando de la variedad de mujeres que ofrece la ciudad, la verdad está muy lejos de ello. Una pista me ha traído hasta aquí, una pista en el caso más importante en toda mi carrera como abogado.Y eso que soy el dueño del buffet más importante y temido de todo el maldito planeta.Me encuentro en la habitación de hotel con todas las fotografías regadas por la cama, y en cada una de ellas se ven las distintas personas que he seguido en la ciudad y otras tantas que mi grupo de detectives privados han capturado para mí. En la pared del fondo he estado trazando los hilos que lo conectan a todos:Trata de blancas, secuestro, esclavitud, asesinato, narcotrafico y la lista sigue hasta ir conectando punto a punto, persona con persona, solo necesito el puente que me lleve a vincularlos a todo a la maldita cabeza detrás de toda esta mierda: El milagroso. Así es como lo llaman en el bajo mun
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3. Matame, por favor
SamiraMiedo. El miedo se mueve dentro de mí como si de una masa viscosa se tratara y termina absorbiendome por completo. Puedo sentir la cercanía del hombre, aunque no lo veo se que su rostro está muy cerca del mío y eso hace que los latidos de mi corazón vayan desbocados dentro de mi pecho.—No… Yo no le pertenezco, usted no puede…—Claro que puedo, porque yo te he comprado, querida, ahora eres mía —el aliento de Amir roza mis labios y siento como la cabeza me da vueltas, mientras que mis manos se cierran en puños sobre la sábana de la camilla.Nunca antes en mi vida había estado tan cerca de un hombre y no se si el hecho de que no pueda verlo es una maldición o una bendición.Puedo sentir el nudo en mi garganta haciéndose cada vez más grande, mientras que el miedo, la angustia y la desesperación se van apoderando cada vez más de mí.—Mientes —digo con los dientes apretados. Aunque sé que eso solo podría empeorar mi situación, pero no puedo contenerme—. Mi padre nunca me habría ve
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4. ¡Bienvenido, señor Rahal!
Samira El aturdimiento al sentir sus labios en mi frente no me deja pensar y el hecho de no poder ver consigue que la sorpresa sea mucho mayor cuando siento como sus manos se van a mis piernas y cintura y me toma en brazos, consiguiendo que deje salir un grito, mitad sorpresa y mitad dolor, pues aún me duele todo el cuerpo por el accidente. No quiero ni imaginar cómo debo verme en estos momentos. —Lo siento, princesa, pero debo sacarte de aquí asi que vas a tener que aguantarte el dolor por un momento. Las ganas de responderle con cientos de improperios me está comiendo viva, pero sé que eso solo me va a traer más problemas, pues aunque no lo pueda ver si que he escuchado hablar de él, su fama recorre todo el medio oriente y esa no es precisamente la de un un hombre amable y cariñoso, no, de hecho es todo lo contrario. Por lo que me limito a apretar los labios con fuerza mientras él comienza a caminar conmigo en brazos. Aunque si soy sincera, cada una de las veces que escuché
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5. ¿Ella será tu esposa?
Amir Mis ojos se fueron de inmediato a las mujeres enfrente de mí y quise golpearme de bruces contra una pared nada más verlas. Amina, Maya y Haifa, son algo así como mis mujeres recurrentes, las tres lo sabían y ninguna ponía problema al respecto. De hecho, las tengo viviendo en una de mis propiedades, tenemos una relación que disfrutamos los tres y donde no tengo a nadie atrás poniendome problemas. En nuestra cultura no hay problema con que un hombre tenga más de una mujer, siempre y cuando todas tengan las mismas condiciones, sin embargo yo no soportaría jamás tener a todas viviendo en mi casa, eso es algo que no es negociable para mí y que ni siquiera entra a consideración… Hasta ahora. No había pensado ni un segundo en las tres mujeres enfrente mío cuando tomé la decisión de traer a Samira, y es que siendo sincero no me siento seguro dejándola en ninguna de mis otras propiedades, ni mucho menos al cuidado de alguna de ellas. Las conozco y sé lo locas y celosas que pueden
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6.Yo puedo ayudarte
Samira Decir que estoy confundida sería quedarse cortos. La mujer que Amir ha llamado Anya, me ha guiado con mucho cuidado hasta lo que al parecer es una habitación, a petición de ella la hemos recorrido dos veces, según, para que tenga una imagen en mi mente de dónde se encuentran las cosas. Lo cuál debo admitir, tengo que empezar a hacer con todo de ahora en adelante si no quiero ser una completa inutil incapaz de caminar por sí misma. Al final termina ayudando a sentarme en la cama mientras me indica que va a prepararme la tina, yo por poco me hecho a reír pues eso va a hacer otra de las cosas que no podré hacer sola.—No tiene caso que lo haga señora Anya, si al final ni siquiera voy a ser capaz de salir de ahí por mí misma, preferiría simplemente darme una ducha. Por un instante la habitación queda en completo silencio antes de que los pasos pausados de la mujer, quien por su voz me imagino que debe estar entre los 50 años, se acerca nuevamente a mi. —Es muy atrevido de mi
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7. La señora Rahal
Amir Tener a la pequeña muñeca enfrente, llevando solo una toalla cubriendo su cuerpo y viendose tan malditamente tentadora incluso con las marcas del accidente aún fijas en su piel, había sido una completa tortura para mi. Soy muy consciente de que ella no es más que una tuerca en mi plan contra el Milagroso, necesito que este se desestabilice lo suficiente como para meter la pata y así poder encontrar algo más para acabarlo. Aunque primero, debo averiguar qué es lo que la muñequita recuerda de ese día, no sé si Mohamed le dijo algo. Mis ojos van nuevamente a ese rostro inocente y solo puedo verla. No sé qué demonios es lo que me pasa con ella, normalmente no pierdo la cabeza por una mujer y nunca, pero nunca habría pensado en hospedar a una en mi casa, pero con Samira todo ha sido distinto desde el mismo instante en que la vi acostada en esa desagradable camilla y viéndose perdida y aterrada. Pero todo sea por acabar con el malnacido que me dañó la vida, puedo sacrificar un poco
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8. ¡ERES UNA BASTARDA!
Samira 48 horas.Han pasado 48 horas desde que estoy viviendo con Amir Rahal, o más bien desde que fui vendida a él. No he podido evitar pasar toda la noche tratando de recordar todo lo que he escuchado del hombre a lo largo de los años, pero por más que lo intento todo se reduce a una sola cosa: Peligro, frialdad y seducción. No recuerdo muy bien cómo se ve, pero sí sé que es el soltero más cotizado de todo el país. Además él es el abogado más temido de todo medio oriente, ha iniciado las investigaciones de más de la mitad de los mafiosos y corruptos del país y se dice que tiene conexiones en la policía y en la fiscalía que agilizan sus trámites y permiten sus métodos poco convencionales. Sin embargo, todo eso no son más que rumores, aunque como dicen por ahí “Si el rio suena, es porque piedras trae” Un suspiro sale de mis labios al tiempo que la puerta de la habitación suena con dos golpes tímidos que consiguen hacer que retenga la respiración. ¿Será él? Los golpes vuelven a
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9. Has herido mis sentimientos, princesa
Amir Llego a la mansión sintiéndome ansioso, es la primera vez que tengo a alguien viviendo conmigo, pues nada más cumplir la mayoría de edad me largué de mi casa, y nunca volví, en especial luego de que mi madre muriera. Ahora resulta que vuelvo a vivir con alguien. Una mujer para ser más exactos y eso me tiene los nervios de punta, no me gusta tener gente rondando en mi espacio y moviendo las cosas. Sin embargo, nada más entrar me doy cuenta de que todo está exactamente igual que siempre. Ni siquiera una voz o una risa que indique que la chiquilla está viviendo aquí. Y bueno, llamenme loco, pero aunque estaba pensando que me molestaría que me cambiaran las cosas, ahora mismo la sola idea de pensar que la niña se ha negado a salir de la habitación todo el día hace que un gruñido salga de mí, porque lo cierto es que su actitud me jode. Me molesta que aunque le he abierto las puertas de mi casa, cosa que no hago con nadie, ella parece querer seguir en el papel de víctima, lo cu
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10. Tengo una condición
Samira No puedo creer que Amir haya escuchado toda la discusión, si es que puedo llamarlo así, pues ha sido esa mujer la que ha llegado a insultarme. Debo admitir que cuando escuché su voz y las mentiras que Haifa dijo de lo sucedido creí que él la tomaría conmigo, que iba a creer en ella y me castigarían, pues toda mi vida siempre fue así. En mi casa cada vez que Sujen decía algo de mí, mi padre le creía y yo era quien recibía el castigo. Sin embargo, este no fue el caso. No sé qué pensar o cómo reaccionar al ver que él me ha defendido, nunca antes alguien lo había hecho y de todas las personas es él quien menos tiene razones para hacerlo, yo no soy más que una propiedad más de las que tiene, o al menos eso es lo que he estado pensando. Siento como mi pulso se acelera al escuchar su pregunta y la lengua se me vuelve pasto al pensar en qué contestar ante eso, por lo que termina saliendo de mi boca no es más que un balbuceo vergonzoso. —Yo… bueno es que tú… lo que quiero decir… ¡Me
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