Elena no pasó la noche en el Pueblo del Arroyo, solo se limitó a disfrutar de un delicioso almuerzo, hasta que el chofer, quien había desaparecido durante toda la mañana, regresó por ella.Anteriormente, siguiendo las órdenes de Silvio, la había escoltado de regreso al pueblo. Ahora, cumpliendo estrictamente con los mandatos de su jefe, la llevaba de vuelta.De cualquier manera, Elena no tenía voz ni voto en aquella decisión, por lo que, con pesar, Elena se montó en el automóvil.—Elena, te has casado con Silvio, así que vive con él y no seas obstinada. Cuídate muy bien y no vuelvas nunca más —gritó la abuela mientras corría detrás del coche, con las lágrimas rodando por sus mejillas.El abuelo no hablaba mucho, pero siempre seguía a la abuela.—Vieja, ¿de qué estás hablando? Ella es tu nieta, mi sobrina, y, aunque se haya casado, fuimos nosotros quienes la criamos. ¿Cómo es que no va a regresar? — protestó Alberto. Elena lo miró muy molesta, y el abuelo, volviéndose, tomó uno de sus
Leer más