Pero Luis no escuchó.Su mente estaba enfocada en Sylvia, se fue apresurando, sin saber que su esperada hija había muerto en el vientre de su madre…Salió furioso.Mientras Dulcinea, sola, soportaba el dolor del aborto, su cuerpo temblaba y se tambaleaba, sosteniéndose el vientre mientras veía las gotas de sangre manchar lentamente la alfombra oscura.Lo encontraba irónico, poco antes, él la había abrazado diciendo:«Dulci, vivamos bien», y ahora, por Sylvia, le había dado una bofetada.Sus promesas, siempre habían sido tan baratas.La bebé seguía descendiendo.Dulcinea, con un dolor insoportable, se apoyó en la pared y lentamente se arrastró hacia la escalera, llamando con voz débil:—Clara… Clara…Por suerte, Clara estaba abajo.Al escuchar su voz, levantó la vista y vio a Dulcinea en el segundo piso, pálida, con el vestido ensangrentado.Clara casi se desmayó del susto.La sostuvo, casi llorando:—¡Señora, señora! ¿Qué le pasó?Dulcinea esbozó una sonrisa desvaída, usando sus última
Leer más