Comía con elegancia, tomando pequeños bocados.Luis estuvo de pie durante un rato, pero ella apenas le prestó atención, mostrándose distante.Cuanto más fría se mostraba ella, más deseaba acercarse él.Luis se duchó y salió con una bata blanca. Se sentó junto a Dulcinea en el sofá y la abrazó suavemente, pero ella se apartó con delicadeza, lo que le hizo soltar una leve risa.Apoyado en el respaldo del sofá, Luis sacó un habano y lo sostuvo entre sus dedos largos, aunque no lo encendió, solo disfrutaba de su aroma.Miró a Dulcinea y, como si hablaran como cualquier pareja, comentó:—El próximo mes habrá una boda muy importante en Berlín, con la asistencia de la realeza británica. Me gustaría que me acompañaras, sería una buena oportunidad para distraernos.Dulcinea, que comía con elegancia, se sobresaltó ligeramente al escuchar esto y bajó sus largas pestañas.Luis, pensando que ella no quería ir, se disponía a convencerla, pero para su sorpresa, Dulcinea aceptó.Ella sonrió dulcemente
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