Capítulo 710
Al caer la noche, todos en la casa ya estaban dormidos.

Los niños también.

Dulcinea estuvo ocupada hasta tarde, y fue hasta la medianoche que pudo darse un baño y cuidar su piel. Mientras se aplicaba los productos, Luis no pudo resistir y se levantó de la cama. La abrazó, inhalando profundamente el aroma de su cuello, su voz ronca:

—Te has tardado un montón, déjame ayudarte.

Dulcinea le pasó una botella de aceite esencial.

Luis aprovechó para recorrer con sus manos todo su cuerpo, tocando cada rincón, disfrutando de su suavidad.

Dulcinea, recostada en sus brazos, cerró los ojos, luciendo relajada.

Como si fuera una conversación cotidiana entre esposos, ella comentó:

—Antes, este departamento nos quedaba perfecto, pero ahora con Clara y Leonardo, ya no es suficiente. Clara me ha ayudado mucho, no quiero que tenga que compartir cuarto con alguien más, eso no estaría bien.

Abrió los ojos y miró a su esposo, tomando de sus manos la botella de aceite esencial. Continuó:

—A menos que regrese
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