—Luis, alguna vez tuve grandes esperanzas contigo, te amé en silencio, soñé con envejecer a tu lado… pero esos sueños se volvieron ridículos ante la realidad. Ridículos e inalcanzables.—Porque tienes poder y dinero, porque la diferencia de fuerza entre hombres y mujeres es tan evidente.—Frente a ti, soy insignificante.—Al final, solo puedo usar mi cuerpo como arma… Si tengo suerte, podrías considerar esto un precio alto y te moderarías; si no tengo suerte, podría morir en vano. Sé todo esto, pero ¿qué otra opción tengo? Vivir o morir, con dignidad o sin ella, nunca ha estado en mis manos. Desde el día en que te conocí, mi destino dejó de ser mío, y no puedo escapar.…Hizo una pausa, casi como un lamento.—Luis, hagamos un trato. Dame a Alegría, cambiaré mi declaración y seguiré siendo tu esposa. La llevaré de vuelta a nuestro país y no me interpondré entre tú y Sylvia. Incluso puedo limpiar su nombre. Si quieres casarte con ella, firmaré el divorcio en cualquier momento.—Pero no m
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