Capítulo 691
La frustración acumulada durante tantos días se disipaba.

Mientras la acariciaba, se inclinó para intentar besarla.

Dulcinea no opuso demasiada resistencia.

Incluso permitió que él sujetara sus brazos y los presionara contra la almohada, dejándole desahogar sus necesidades… De vez en cuando, cuando él era demasiado rudo, ella dejaba escapar gemidos de dolor, su rostro delicado cubierto de un rubor y sudor sobre la almohada blanca…

Luis estaba encantado con esa imagen.

No dejaba de hacerle el amor, sintiendo una excitación como nunca antes. Incluso pensó que, si moría en ese momento, no le importaría.

—¿Te gusta? ¿Te gusta que te haga esto?

Luis murmuraba con pasión mientras lamía su barbilla…

Los ojos de Dulcinea estaban nublados, como si estuviera perdida en el placer, pero su mano buscaba algo bajo la almohada…

Cuando sus dedos encontraron el mango de la daga, no dudó ni un segundo y la hundió en el corazón de Luis.

El cuerpo de Luis se quedó inmóvil.

Miró incrédulo hacia abajo, vien
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