Capítulo 690
De repente, recordó su primer beso, lo nerviosa e ingenua que había sido Dulcinea.

En ese entonces, la mirada de ella hacia él estaba llena de amor profundo.

Pero ahora, sus ojos solo mostraban frialdad.

Dulcinea habló suavemente:

—¿Por qué no me golpeas? ¿Por qué no defiendes a tu querida?

Luis recuperó la calma.

Estaba a punto de responder cuando Dulcinea levantó de nuevo el jarrón y lo lanzó con fuerza hacia su cabeza. No se contuvo en lo más mínimo, estaba decidida a matarlo. Pensaba que si Luis moría, ella acabaría en la cárcel, pero Catalina se haría cargo de Alegría y Leonardo, asegurándose de su futuro.

Dulcinea mantenía una fría sonrisa.

Con voz ronca y apenas un susurro, dijo:

—Luis, les deseo a ustedes, par de miserables, que estén juntos para siempre… hasta que la muerte los separe.

Luis ignoró la sangre que corría por su cabeza.

Atrapó la muñeca de Dulcinea y la arrastró hacia él, mirándola a los ojos. En esos ojos, vio algo desconocido para él, y pensó que era por Leandro
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