Mateo empezó a explicarle lo que harían a continuación, Ava lo escuchaba atenta, se encontraba hecha un mar de nervios. —Planearemos durante tres kilómetros a una velocidad de 250 metros por hora, yo extenderé mis brazos para lograrlo, tú no tendrás que hacerlo pues tus brazos estarán libres, el arnés sujetara tu pecho y piernas, después de unos minutos, abriré el pequeño paracaídas colocado en mi espalda, no debes de preocuparte, llevó muchos años haciéndolo.—Creo que mejor saltas solo tú, yo mejor te veo allá abajo, bueno digo te espero, porque eso de que te veo no creo ja, ja, ja.—Ava, vamos, demuéstrame que no eres cobarde, ¿Alguna vez has soñado con poder volar? —Se acercó para darle un tierno beso, con eso eliminó todas sus defensas.—Está bien, pero si algo me pasa me las pagas.—Está bien, ja, ja, ja, la adrenalina que sentirás te hará sentir más viva que nunca, sentirás una gran sensación de libertad y emoción, te aseguro que no necesitas ver para sentir la intensa mezcla
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