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Todos los capítulos de Mi Prometida Ciega: Capítulo 11 - Capítulo 20
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Entre un mar de sensaciones
La pelirroja tomó lo que parecía un pequeño lápiz labial, y mientras se movía al ritmo de la música, comenzó a pasarlo lentamente por el cuerpo de Ava, la chica empezó a sentir un intenso cosquilleo que aquel aparato ocasionaba cada vez que vibraba, la mujer continuó provocando esas sensaciones en su cuerpo por un rato, después dejó el pequeño lápiz a un lado, para después tomar un pequeño fuete, con él, empezó a golpear suavemente partes muy precisas de su cuerpo, aquello hizo que las sensaciones en su cuerpo se intensificaran enormemente, eran como si fueran olas que envolvían su cuerpo lentamente. —Siente, déjate llevar por las sensaciones que recorren tu cuerpo, no trates de resistirte. —La mujer volvió a decirle al oído. Aunque Ava hubiera intentado resistirse, su cuerpo la había traicionado y abandonado a lo que sentía, no entendía qué le estaba pasando, tampoco su mente le respondía, no podía pensar, solo sentir ese inmenso placer que era totalmente desconocido para ella.
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¿Qué ha sucedido?
Ava empezó a abanicarse con las manos, Mateo vio que su rostro estaba enrojeciendo, en ese momento se preocupó mucho más, la tomó por la mano para ayudarla a levantar, después colocó su mano alrededor de su cintura para guiarla. —Debemos irnos, debes recostarte, quizá así logres sentirte un poco mejor. La chica se dejó llevar, el contacto con Mateo se sentía muy bien. Cuando salieron, Máx el chofer ya los estaba esperando, durante el trayecto al hotel, la cercanía del cuerpo de Mateo, encendió aún más el calor que la chica sentía, él notó que cada vez se acercaba más, al llegar, la ayudó a bajar, la guió hasta el elevador, ahí dentro la situación se puso por demás extraña, Ava se acercó a él hasta arrinconarlo contra la pared, mientras su respiración se volvía agitada. Mateo no dijo nada para no hacerla sentir mal, solo trató de esquivarla, en cuanto la puerta se abrió, la llevó hasta su habitación y la ayudó a recostarse, durante todo ese tiempo, Ava mordía su labio inferior cons
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¿Un pervertido?
Ava tenía muchas dudas, y Mateo no contestaba, solo podía sentir su respiración agitada, por lo visto estaba nervioso, no quería presionarlo, pero tenía derecho a saber, después de todo él la había llevado. —Mateo, por favor di algo. —Ava, no me gustaría mentirte, pero es algo complicado. —No soy tonta, y aunque es la primera vez que salgo de noche a un club, sé que ahí sucede algo más que en otros lados. —Acaso me crees una tonta, que no tengo la suficiente inteligencia para entenderlo. —Mateo pudo notar en el tono de su voz que estaba molesta, y lo que menos quería es que lo estuviera. —No pienso eso Ava, solo que son cosas de las que tú aún no sabes, en eso eres inexperta. —Entonces si no las conozco, muestramelas. —Dijo de manera firme. Mateo se sentía incómodo, nervioso, no quería entrar en detalles, pero si no contestaba sus preguntas de manera creíble, seguiría insistiendo, la chica exigía respuestas. —Es un club bondage. —¿Bondage? ¿Qué es eso? —Jamás había escuchado
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Dispuesta a marcharse
Mientras Ava se había quedado en silencio, Mateo se le quedó viendo atentamente, esperaba que hiciera alguna pregunta sobre todo aquello.—¿Aún tienes que ver con Morgana? —Preguntó la chica mientras su semblante lucía muy serio.Mateo estuvo a punto de reír al escuchar la pregunta que había hecho, pero se contuvo, le hizo gracia que después de todo lo que le había contado, lo que le preocupaba era si aun estaba con Morgana, al escucharla nació en él una nueva esperanza.—Es solo una amiga, hace años que terminó lo que sea que hubo entre nosotros, como te dije, en esto no mantenemos por mucho tiempo la misma pareja.—¿Y la chica de la bebida? Es obvio que te conoce.—Ella fue mi pareja bondage hasta hace unos meses, y aunque sabía las reglas y que no debíamos involucrar sentimientos, tuve que alejarme de ella porque me di cuenta de que empezaba a tenerlos, ya no la he buscado, pero ella parece no querer aceptarlo.Ava analizó las cosas por un momento, aunque no podía ver el rostro de
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Un hombre sexy
Poco después bajaron para desayunar, Mateo ordenó a Máx que subiera al auto sus maletas, el chofer no estaba de acuerdo de que su jefe y la chica viajarán solos tantas horas por carretera sin vigilancia.—No te preocupes, Máx. se cuidarme perfectamente, no pasara nada, regresa en el helicóptero a casa.—Su abuelo no estará de acuerdo, es seguro que hará que regrese de inmediato por usted y la señorita Ava. —Conocía a Guido a la perfección, sabía que se disgustaría con él por dejar a su nieto.—Tienes razón, mejor quedate en tu departamento, no te presentes en la mansión. —Mateo pensó que era lo mejor, así evitaría un gran disgusto a su abuelo.Máx se dio cuenta que era inútil insistir, conocía muy bien a su jefe y sabía que no podría hacerlo cambiar de opinión.Cuando terminaron el desayuno, subieron al auto, Ava se sentó en el asiento del copiloto, Mateo insistió en ser él quién ajustará su cinturón para cerciorarse de que estuviera segura.Ava se sentía nerviosa y a la vez confiada,
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En la oscuridad
Mateo entró a la tienda, enseguida se paró frente al estante de toallas higiénicas, parado ahí su cara era un poema, ¿Qué era todo aquello? ¿Cómo sabían las chicas cuál era la correcta? Había paquetes de todos los colores y con diferentes descripciones, ¿Con alas? ¿Era en serio? Tomó un paquete de cada una y se dirigió hacia la caja para pagar, las dependientas lo observaban con una tierna sonrisa, sabían que era otro chico más intentando ayudar a su chica, habían visto aquella situación un sinfín de ocasiones.Se acercó a la caja, se sintió mucho más apenado al notar la manera en que las chicas lo miraban, para ellas no era fácil ver que un hombre tan atractivo y adorable, tuviera compromiso con alguna chica y no con alguna de ellas.Después de pagar, esperaba que colocarán los paquetes en una bolsa, eso no sucedió, observó un cartel al lado de la caja donde se especificaba que por ecología no daban bolsas.Maldijo para sí mismo y salió de ahí con todos aquellos paquetes entre sus m
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El aroma de otra mujer
Los demás empresarios que ahí se encontraban, no pudieron decidirse, el costo les parecía excesivamente caro, como clientes no les convenía y como inversionistas era un riesgo demasiado grande, si aquello no funcionaba, tendrían pérdidas muy altas, les había extrañado que Mateo aceptara a la ligera, por lo general él era quien tardaba analizando los pros y los contras de sus nuevas inversiones, y ahora rápidamente había aceptado.Uno a uno los hombres se fueron despidiendo, hasta quedar en la sala tan solo Mateo y Teodoro con su asistente, el hombre salió un momento para ir al baño, la chica aprovechó para coquetear a Mateo descaradamente.—Ahora que va a ser socio de mi jefe, será como si fuera mi jefe tan bien, así que si necesita algo, no importa la hora, no dude en llamarme. —Dijo extendiendo una tarjeta hacia él, mientras se inclinaba un poco hacia adelante acercando a su cara sus bien proporcionados atributos.Mateo se sintió incómodo, la vulgaridad y el descaro de esa mujer er
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Recordando viejos tiempos
Después de desayunar, Mateo insistió a Ava que deberían de ir una vez al banco y después a buscar al teniente, minutos después salieron hacia el banco, el gerente ya los estaba esperando, conocía muy bien a Mateo, así que su trató hacia él, era preferencial.—Señor Licciardi, sabe bien que no tiene que llamar antes de venir, en el momento que usted lo requiera se le atenderá de inmediato. —El gerente se ponía nervioso ante la presencia de Mateo, era alguien muy poderoso y no deseaba contrariarlo de ningún modo.—Gracias señor Maxwell. —Mateo agradeció la atención del hombre.—Y dígame, ¿Qué lo trae por aquí? —Al gerente le extrañó verlo, Mateo casi no se paraba por el banco, de los trámites y retiros el encargado era Máx.—Lo que le diré a continuación es sumamente confidencial, nadie se debe enterar, el padre de la señorita Miller le dejó una clave bancaria, por el tipo de numeración pertenece a este banco.—Permítame un momento, lo checare en nuestro sistema.El gerente tecleó los n
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Crueldad sin límites
Tadeo encendió la computadora y colocó la SD, enseguida abrió la carpeta que en ella se encontraba, revisaron uno a uno los documentos, Ava estaba ansiosa por saber de qué trataban.—Vaya, estos documentos comprueban que su tío andaba en muy malos pasos, estaba desviando dinero de las cuentas de la empresa a una personal en Suiza, los documentos que involucran al corporativo Licciardi demuestran que había desvíos de grandes cantidades de dinero, de esa empresa a la misma cuenta en Suiza, están firmados por Guido Licciardi, habrá que investigar hasta qué grado está inmiscuido, vaya que sí es un asunto muy serio lo que tenemos aquí, malversación de fondos y desvío de dinero.A Mateo le pareció que el detective estaba dando por hecho que su abuelo era culpable, eso le molestó demasiado.—Yo me encargaré de investigar por mi cuenta, mi abuelo asegura que él no tuvo nada que ver, firmó esos documentos engañado, haré lo posible por demostrarlo, también está el hecho de que el padre de Ava e
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Planeando el escape
Lola bajó, y cuando Mateo preguntó por Ava le dijo lo que ella había dicho, él enseguida subió a ver qué era lo que pasaba.—Ciao amore —Mateo la observó extraña.—Hola. —Ava contestó con voz débil.—¿Por qué no has bajado a cenar?—Me siento algo agotada.—¿Estuviste llorando?—No, solo me duele un poco la cabeza.—Pediré que te suban algo de cenar. —Mateo se preocupo al escucharla-—No, gracias.—Tienes que cenar algo. —Dijo con ternura.—En verdad no tengo apetito contestó, tratando de ocultar su tristeza.—Está bien, te dejaré descansar, temprano pasaré a verte antes de irme a la oficina, si sigues indispuesta, llamaré al médico.Le dio un cálido beso, ella lo abrazó fuertemente, le dolía el corazón de saber que pronto ya no lo vería más, que serían los últimos momentos junto a él.Al otro día Mateo se dirigió a su habitación, al entrar Ava estaba sentada en la orilla de la cama, su semblante era pálido, unos grandes círculos oscuros rodeaban sus ojos.—Buongiorno bella, más tarde
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