Muy pocas personas sabían que esa clase de club existía, quienes pagaban la membresía anual podían disfrutar del club completamente, siempre siguiendo las reglas especificadas previamente.Acudían tanto parejas como personas solas, lo que hay ocurría era consensuado plenamente, si alguien faltaba al reglamento, era expulsado para siempre, una gran ventaja que garantizaba que nadie divulgaría lo que sucedía, era que a nadie le convenía que su vida oculta se descubriera.Las personas comunes de saberlo los señalarían, un club donde se saciaban todos los instintos inimaginables, no sería bien visto.Ava y Mateo fueron hasta su mesa, la luz era muy poca y de un color inusual también, la música era lenta y sensual, la chica de pronto sintió curiosidad por saber el nombre.—¿Cuál es el nombre de este lugar? —Mateo hizo un sonido con su garganta antes de contestar, aquello lo tenía de los nervios.—The emotion of your sensations.—¿La emoción de tus sensaciones?—Sí.—Extraño nombre, sobre t
La pelirroja tomó lo que parecía un pequeño lápiz labial, y mientras se movía al ritmo de la música, comenzó a pasarlo lentamente por el cuerpo de Ava, la chica empezó a sentir un intenso cosquilleo que aquel aparato ocasionaba cada vez que vibraba, la mujer continuó provocando esas sensaciones en su cuerpo por un rato, después dejó el pequeño lápiz a un lado, para después tomar un pequeño fuete, con él, empezó a golpear suavemente partes muy precisas de su cuerpo, aquello hizo que las sensaciones en su cuerpo se intensificaran enormemente, eran como si fueran olas que envolvían su cuerpo lentamente. —Siente, déjate llevar por las sensaciones que recorren tu cuerpo, no trates de resistirte. —La mujer volvió a decirle al oído. Aunque Ava hubiera intentado resistirse, su cuerpo la había traicionado y abandonado a lo que sentía, no entendía qué le estaba pasando, tampoco su mente le respondía, no podía pensar, solo sentir ese inmenso placer que era totalmente desconocido para ella.
Ava empezó a abanicarse con las manos, Mateo vio que su rostro estaba enrojeciendo, en ese momento se preocupó mucho más, la tomó por la mano para ayudarla a levantar, después colocó su mano alrededor de su cintura para guiarla. —Debemos irnos, debes recostarte, quizá así logres sentirte un poco mejor. La chica se dejó llevar, el contacto con Mateo se sentía muy bien. Cuando salieron, Máx el chofer ya los estaba esperando, durante el trayecto al hotel, la cercanía del cuerpo de Mateo, encendió aún más el calor que la chica sentía, él notó que cada vez se acercaba más, al llegar, la ayudó a bajar, la guió hasta el elevador, ahí dentro la situación se puso por demás extraña, Ava se acercó a él hasta arrinconarlo contra la pared, mientras su respiración se volvía agitada. Mateo no dijo nada para no hacerla sentir mal, solo trató de esquivarla, en cuanto la puerta se abrió, la llevó hasta su habitación y la ayudó a recostarse, durante todo ese tiempo, Ava mordía su labio inferior cons
Ava tenía muchas dudas, y Mateo no contestaba, solo podía sentir su respiración agitada, por lo visto estaba nervioso, no quería presionarlo, pero tenía derecho a saber, después de todo él la había llevado. —Mateo, por favor di algo. —Ava, no me gustaría mentirte, pero es algo complicado. —No soy tonta, y aunque es la primera vez que salgo de noche a un club, sé que ahí sucede algo más que en otros lados. —Acaso me crees una tonta, que no tengo la suficiente inteligencia para entenderlo. —Mateo pudo notar en el tono de su voz que estaba molesta, y lo que menos quería es que lo estuviera. —No pienso eso Ava, solo que son cosas de las que tú aún no sabes, en eso eres inexperta. —Entonces si no las conozco, muestramelas. —Dijo de manera firme. Mateo se sentía incómodo, nervioso, no quería entrar en detalles, pero si no contestaba sus preguntas de manera creíble, seguiría insistiendo, la chica exigía respuestas. —Es un club bondage. —¿Bondage? ¿Qué es eso? —Jamás había escuchado
Mientras Ava se había quedado en silencio, Mateo se le quedó viendo atentamente, esperaba que hiciera alguna pregunta sobre todo aquello.—¿Aún tienes que ver con Morgana? —Preguntó la chica mientras su semblante lucía muy serio.Mateo estuvo a punto de reír al escuchar la pregunta que había hecho, pero se contuvo, le hizo gracia que después de todo lo que le había contado, lo que le preocupaba era si aun estaba con Morgana, al escucharla nació en él una nueva esperanza.—Es solo una amiga, hace años que terminó lo que sea que hubo entre nosotros, como te dije, en esto no mantenemos por mucho tiempo la misma pareja.—¿Y la chica de la bebida? Es obvio que te conoce.—Ella fue mi pareja bondage hasta hace unos meses, y aunque sabía las reglas y que no debíamos involucrar sentimientos, tuve que alejarme de ella porque me di cuenta de que empezaba a tenerlos, ya no la he buscado, pero ella parece no querer aceptarlo.Ava analizó las cosas por un momento, aunque no podía ver el rostro de
Poco después bajaron para desayunar, Mateo ordenó a Máx que subiera al auto sus maletas, el chofer no estaba de acuerdo de que su jefe y la chica viajarán solos tantas horas por carretera sin vigilancia.—No te preocupes, Máx. se cuidarme perfectamente, no pasara nada, regresa en el helicóptero a casa.—Su abuelo no estará de acuerdo, es seguro que hará que regrese de inmediato por usted y la señorita Ava. —Conocía a Guido a la perfección, sabía que se disgustaría con él por dejar a su nieto.—Tienes razón, mejor quedate en tu departamento, no te presentes en la mansión. —Mateo pensó que era lo mejor, así evitaría un gran disgusto a su abuelo.Máx se dio cuenta que era inútil insistir, conocía muy bien a su jefe y sabía que no podría hacerlo cambiar de opinión.Cuando terminaron el desayuno, subieron al auto, Ava se sentó en el asiento del copiloto, Mateo insistió en ser él quién ajustará su cinturón para cerciorarse de que estuviera segura.Ava se sentía nerviosa y a la vez confiada,
Mateo entró a la tienda, enseguida se paró frente al estante de toallas higiénicas, parado ahí su cara era un poema, ¿Qué era todo aquello? ¿Cómo sabían las chicas cuál era la correcta? Había paquetes de todos los colores y con diferentes descripciones, ¿Con alas? ¿Era en serio? Tomó un paquete de cada una y se dirigió hacia la caja para pagar, las dependientas lo observaban con una tierna sonrisa, sabían que era otro chico más intentando ayudar a su chica, habían visto aquella situación un sinfín de ocasiones.Se acercó a la caja, se sintió mucho más apenado al notar la manera en que las chicas lo miraban, para ellas no era fácil ver que un hombre tan atractivo y adorable, tuviera compromiso con alguna chica y no con alguna de ellas.Después de pagar, esperaba que colocarán los paquetes en una bolsa, eso no sucedió, observó un cartel al lado de la caja donde se especificaba que por ecología no daban bolsas.Maldijo para sí mismo y salió de ahí con todos aquellos paquetes entre sus m
Los demás empresarios que ahí se encontraban, no pudieron decidirse, el costo les parecía excesivamente caro, como clientes no les convenía y como inversionistas era un riesgo demasiado grande, si aquello no funcionaba, tendrían pérdidas muy altas, les había extrañado que Mateo aceptara a la ligera, por lo general él era quien tardaba analizando los pros y los contras de sus nuevas inversiones, y ahora rápidamente había aceptado.Uno a uno los hombres se fueron despidiendo, hasta quedar en la sala tan solo Mateo y Teodoro con su asistente, el hombre salió un momento para ir al baño, la chica aprovechó para coquetear a Mateo descaradamente.—Ahora que va a ser socio de mi jefe, será como si fuera mi jefe tan bien, así que si necesita algo, no importa la hora, no dude en llamarme. —Dijo extendiendo una tarjeta hacia él, mientras se inclinaba un poco hacia adelante acercando a su cara sus bien proporcionados atributos.Mateo se sintió incómodo, la vulgaridad y el descaro de esa mujer er