Un hombre se encontraba sentado en un sillón, dos chicas paradas frente a él, con movimientos suaves, acariciaban sus cuerpos, él tenía puesto un antifaz que ocultaba su rostro al igual que las dos chicas, sobre su regazo llamaba la atención un pequeño fuete.
Una de las chicas se acercó a él e intentó besarlo, el hombre la detuvo bruscamente, se levantó de prisa, y sin poder ocultar su molestia, se alejó del lugar inmediatamente.
—Eres una tonta, ¿Qué has hecho? Te explique bien cómo serían las cosas.
—Lo siento, no pude evitarlo, me atrae demasiado, es un hombre realmente guapo.
—Toma tus cosas y vete, ya sabes que no puedes decir a nadie lo que aquí sucede, has firmado un acuerdo de confidencialidad y más vale que lo respetes.
La mujer salió de ahí tratando de contener las lágrimas que amenazaban con traicionarla, mientras tanto no muy lejos de ahí, una joven chica se sentía desesperada.
Ava corría de prisa, su corazón acelerado amenazaba con salirse de su pecho, corría en medio de una terrible oscuridad, aunque la oscuridad para ella no era nada nuevo.
Temía por su vida, por lo que tenía que alejarse lo más rápido posible, para una persona como ella, hacerlo era muy difícil, y más cuando tenía tiempo sin salir de la mansión familiar, estaba terriblemente asustada, los arbustos con los que se encontraba rasgaban su blanca y delicada piel.
En su mente solo había un pensamiento, escapar, de pronto escuchó el fuerte sonido de un claxon, después sintió que algo la golpeaba fuertemente, enseguida la invadió la inconsciencia.
Cuando despertó, tuvo la impresión de que estaba en un lugar extraño, el aroma en el ambiente era diferente, desconocido para ella, se dio cuenta de que no estaba en la mansión de su familia, y daba gracias por que así fuera.
Suspiró profundamente para mantener la calma, pero el no saber dónde estaba la empezó a desesperar, intentó bajarse de la cama, en ese momento alguien la tomó suavemente por el brazo para detenerla, notó una deliciosa fragancia, se concentró en ese aroma, pero una ronca voz la volvió a la realidad.
—¡Espera! —Dijo con desesperación el hombre al pensar que la chica estaría aún débil y podría caer, él la sintió temblar.
—¿Dónde estoy? —preguntó completamente desconcertada.
—Has tenido un accidente.
El hombre notó que la chica mantenía fija la mirada en algún punto de la habitación, pasó su mano una y otra vez al frente de ella sin obtener respuesta, quizás era algún efecto secundario por el golpe del auto.
—Me llamo, Mateo Licciardi —se presentó con ella, pensaba que al saber su nombre tal vez se tranquilizaría — ¿Cómo te llamas?
—Ava Miller, ¿Quién me ha traído aquí? — Preguntó con desconfianza.
—¿En verdad no recuerdas lo sucedido?
—No, lo siento. —Contestó a punto del llanto.
—Venía de regreso a casa en mi auto, justo en el cruce del camino con la propiedad de los Miller, saliste corriendo hacia el auto, lo siento, frene de inmediato, pero aún así no logre evitar golpearte, quedaste inconsciente, así que te traje a casa, eso fue hace dos días, hasta ahora despertaste, ya te ha revisado el médico, pronto te recuperarás completamente.
—Gracias, qué pena, no escuché su auto. —Se sorprendió al saber que había estado inconsciente durante dos días.
— No te preocupes, afortunadamente no pasó nada más, puedes quedarte aquí el tiempo que sea necesario hasta que te recuperes ¿Deseas que llame a algún familiar? —preguntó preocupado por aquella chica.
—No, por favor, no lo hagas, mi vida corre peligro, es mejor que no me localicen. — Ava se alteró terriblemente ante la idea de tener que regresar a la mansión Miller nuevamente.
—Tranquila, por ahora descansa, ya habrá tiempo para hablar sobre lo que te ha ocurrido, aquí estarás a salvo. —Sintió el instinto de proteger a aquella chica aunque era una completa desconocida, se sentía terriblemente culpable por atropellarla.
Mateo era un gran empresario italiano, heredero del imperio Licciardi, uno de los más poderosos de Italia, reconocido en varios países por sus empresas dedicadas a fabricar cruceros y yates de lujo, amaba los deportes extremos, eso les había ocasionado grandes dolores de cabeza a su abuelo y a su madre.
Su padre Alessio y su abuela Andrea Licciardi, murieron en un accidente aéreo, cuando Mateo tenía 10 años, Guido su abuelo y Aurora su madre, supieron sacar adelante las empresas que había fundado su padre.
Las empresas ahora estaban a cargo de Mateo, cuando cumplió 20 años las dejaron en su poder, era demasiada responsabilidad para alguien tan joven, pero después de todo para eso fue educado desde pequeño, por lo que poco después las posicionó como las mejores de Europa y sus productos adquirieron fama a nivel mundial.
Ava perdió a sus padres Franco y Alice Miller cuando tenía también 10 años de edad, ese fatídico día salieron de paseo como lo hacían cada mes, el auto en el que viajaban se quedó sin frenos, por lo que perecieron instantáneamente, fue un verdadero milagro que Ava lograra sobrevivir después de ese accidente.
Ava se llevó un fuerte golpe en la cabeza al girar el auto, por lo que días después empezó a perder la vista.
Los médicos que la revisaron dijeron que el golpe en su cabeza no había sido tan fuerte como para perder la visión, puesto que llevaba puesto el cinturón de seguridad.
Pensaban que podría ser producto del shock psicológico que sufrió al enterarse de la muerte de sus padres, pero necesitaban hacerle diversos estudios para saber la verdadera causa, mientras tanto solo eran especulaciones.
Quedó bajo la tutela de su único familiar, Teodoro Miller, primo de su padre, un hombre ambicioso y apostador que no se había casado debido a que amaba la soltería para poder así disfrutar de varias mujeres, evitando todo compromiso, el hombre se mudo a vivir a la mansión Miller, se negó a llevarla al médico, sabía que si recuperaba la vista, llegaría el día en que tendría que entregarle la herencia de su padre.
Ava fue la heredera universal de la fortuna de sus padres, fortuna que recibiría al cumplir los dieciocho años, los había cumplido una semana atrás, la chica no estaba enterada de la existencia de esa herencia, su tío no tenía la intención de cumplir la última voluntad de los padres de Ava.
El día que decidió escapar, lo escuchó hablar con su abogado en el despacho, estaban planeando su boda con la chica, el hombre la deseaba, no le había permitido salir de la mansión desde la muerte de sus padres, le decía que era por su seguridad, que podría lastimarse.
Su tío reía y contaba como esa noche al regresar de una cena, entraría a su habitación para hacerla suya, si iba a ser su esposa, no tenía por qué esperar más tiempo.
El abogado se reía al escucharlo, los dos hombres eran realmente perversos, a Ava no le quedó duda de ello.
Asustada, buscó de inmediato a su nana, sabía que era la única persona que podría ayudarla, estaba desesperada.
Esa noche, la nana se acercó a los guardias para distraerlos mientras ella escapaba, preparó deliciosos platillos para que cenarán, no sospecharon en lo absoluto, pues otras veces ya lo había hecho.
La nana dejó la reja del jardín abierta para que la chica saliera, sabía que era un gran riesgo que la chica caminara sola fuera de la mansión, pero si ella la acompañaba, los guardias se darían cuenta enseguida de que las dos no estaban.
Hizo lo posible por comportarse tranquila delante de los guardias, cuando se dieron cuenta de que la chica no estaba, ya habían pasado un par de horas, salieron apresurados a buscarla sin encontrarla.
Mateo regresaba a la mansión Licciardi, cuando la chica se atravesó en el camino y no pudo evitar golpearla, justo era ese camino el que dividía las dos propiedades, se llevó el susto de su vida al verla ahí tirada, después de revisarla, se dio cuenta de que aún respiraba, en el colegio militar había aprendido primeros auxilios, así que tomó las precauciones debidas antes de levantarla.
La llevó con él a su mansión, esperando que despertara pronto y así saber quién era, estuvo cuidándola por dos días, la chica no reaccionaba, cuando por fin despertó, pudo notar que era invidente, pues sus ojos no se posaban en él cuando le hablaba, se dio cuenta de su desesperación cuando él sugirió llamar a sus familiares, trató de tranquilizarla prometiendo mantenerla a salvo.
Era una joven muy hermosa, sus facciones perfectas, angelicales, su piel era muy blanca, su pelo castaño, largo, sus ojos eran de un color azul profundo, en ellos se reflejaba una mirada perdida, vacía, era terrible que una chica tan bella estuviera inmersa en una terrible oscuridad.
Se veía tan frágil, tan indefensa, de inmediato Mateo contrató una persona para que se hiciera cargo de ella, pensaba que necesitaba cuidados cuando menos hasta su recuperación, después ya vería que hacer, todo dependía de lo que le contara, y del motivo por el cual no quería que avisara a su familia lo sucedido.
Había pasado una semana desde que Ava llegó a la mansión Licciardi, Mateo no había vuelto a hablar con ella, era un hombre demasiado ocupado, a sus 30 años había logrado llegar muy alto, pero sacrificando gran parte de su libertad a cambio.Continuamente viajaba por negocios, se dio cuenta de que no podía sacar de su cabeza lo que le había ocurrido al estar frente a esa chica, tenía que saber qué era lo que en realidad pasaba con ella.Por la noche había regresado de Venecia, una reunión de inversionistas se había llevado a cabo y no tuvo otra opción más que acudir.A la mañana siguiente, decidió que era tiempo de hablar con Ava, el médico le comunicó que ya se encontraba mejor, necesitaba saber porque huía.No entendía cómo alguien sería capaz de intentar dañar a un ángel como ella, sin saber porque, sentía la imperiosa necesidad de protegerla, la chica le hacía sentir una extraña calidez cuando estaba junto a ella.Desde el primer día que la vio, se quedó grabada en él su mirada, es
La asistente Loren, acomodó en la habitación todo lo que Mateo había comprado para la chica, pensaba que de cierta manera era triste que la chica no pudiera ver toda esa hermosa ropa.—Señorita, el señor Licciardi me ha pedido que esté a su disposición, en el buró encontrará todos los libros que el señor trajo, frente a su cama se encuentra el televisor, se ha instalado un sistema para encenderlo por voz, así podrá poner sus programas o videos favoritos, el señor grabó su número celular en el celular que le ha traído, así podrá llamarlo cuando necesite algo.— Gracias, podrías ayudarme a elegir un vestido para la cena de favor.—Con gusto, hay un vestido rojo, es hermoso, me parece ideal para esta noche, no se si es demasiado atrevimiento de mi parte, pero si gusta puedo ayudarla a maquillarse y peinarse para la ocasión.—Estaría muy bien, mi nana es quien me ayuda a arreglarme para ocasiones especiales, para mi arreglo diario solo necesito me muestre donde está colocada la ropa inf
Mateo salió de la mansión para después subir a su auto, desde la ventana de su habitación, Guido observó a su nieto marcharse mientras maldecía, minutos después se encontraba en la fiesta, al entrar de inmediato observó a Teodoro Miller.El despreciable hombre se encontraba rodeado de un grupo de amigos que reían de sus chistes, cuando vio entrar a Mateo, enseguida se acercó a él, era el pez más gordo de todos, así que trató de llamar su atención enseguida.Lo saludó con un fuerte apretón de manos, antes de que Teodoro lo invitará a su mesa, se acercó a ellos una pareja.—Que bien que te veo aquí amigo. —Fingió no saber que ahí estaría.—Akiro, amigo, que gusto encontrarme con ustedes, señor Miller, él es mi amigo Akiro Tadoshi y su esposa Ima.—Un gusto conocerlos, he escuchado mucho sobre usted señor Tadoshi —dijo el despreciable hombre mientras con la mirada desvestía a la chica —me gustarían me acompañarán a mi mesa, ahí se encuentran varios inversionistas.—Será un gusto. —Contes
Ava pudo sentir que algo no iba bien, el olor a medicamentos y el sonido de las máquinas se lo indicaba, sintió mucho miedo de perder a su nana.—Tu nana se está recuperando, la encontramos en muy mal estado, el médico ha dicho que necesitará de algunos días para recuperarse por completo, por ahora duerme.Ava estiró sus brazos intentando llegar hasta ella, Mateo la guió, enseguida buscó su cara, le empezó a hablar mientras la acariciaba, algo en su interior le indicaba que las cosas estaban peor de lo que Mateo decía.Abrazó a su nana y empezó a llorar, Aurora entraba en la habitación en ese momento, no podía entender cómo alguien era capaz de hacerle daño a ese ángel, tenía que ser de corazón negro para ocasionar todo ese daño.Afortunadamente era domingo, Mateo no se separó en todo el día chica, le insistió en que tenía que comer, Ava solo lloraba.Se imaginó la impotencia que debería de sentir la pobre chica al no poder ver cómo estaba realmente su nana, sintió un gran impulso po
Teodoro salió apresuradamente Mateo pensó que debería de estar muy apurado por encontrar a Lola, la nana representaba un grave peligro para él, pues era una testigo importante y podía meterlos en problemas si declaraba todo lo sucedido con Ava, sobre todo con el tema de la herencia. Imaginó que iría a España para intentar encontrarla, por lógica pensó que seguramente huyó hacia allá, ya que por su acento se podía adivinar que era originaria de ese país.Subió a buscar a Ava y a Lola para tranquilizarlas, debían estar muy nerviosas por la visita de Teodoro, las pobres temblaban ante la sola mención del nombre del desgraciado. —Buen día Ava, tu tío acaba de marcharse, al parecer no sospecha nada, está hablando con los invitados a la fiesta para ver si alguno puede aportar algo que les sirva en la búsqueda de Lola, imagina que quizás alguien vio algo sobre el camino. —No puedo creer el cinismo de ese hombre, imagino que mintió en cuanto al motivo por el que buscan a mi nana. —A Mateo
La cara de Guido permaneció impasible mientras su nieto lo observaba tratando de descifrar su reacción.—Necesito que te sientes hijo, con la muerte de tu padre, varios inversionistas se retiraron, la empresa tuvo pérdidas importantes, el padre de Ava acepto asociarse con nosotros inyectando a la empresa una cantidad importante, Teodoro era muy joven, pero al ser su primo, Franco le había dado la vicepresidencia de su empresa, todo iba muy bien, había altas ganancias, nuestra empresa se levantó de inmediato, pero al poco tiempo, empezó a haber faltantes de grandes cantidades en ambas empresas, Franco ordenó una investigación, poco después se presentó furioso en mi oficina, me acusaba de malversación de fondos y lavado de dinero, en el resultado de la investigación aparecía nuestra empresa como la responsable.—Pero no entiendo, ¿Cómo pudo Teodoro manejar los desvíos desde nuestra empresa? —Mateo lo pensó muy bien, pero no tenía idea de cómo podría haberlo hecho. —También ordené una
Mateo empezó a explicarle lo que harían a continuación, Ava lo escuchaba atenta, se encontraba hecha un mar de nervios. —Planearemos durante tres kilómetros a una velocidad de 250 metros por hora, yo extenderé mis brazos para lograrlo, tú no tendrás que hacerlo pues tus brazos estarán libres, el arnés sujetara tu pecho y piernas, después de unos minutos, abriré el pequeño paracaídas colocado en mi espalda, no debes de preocuparte, llevó muchos años haciéndolo.—Creo que mejor saltas solo tú, yo mejor te veo allá abajo, bueno digo te espero, porque eso de que te veo no creo ja, ja, ja.—Ava, vamos, demuéstrame que no eres cobarde, ¿Alguna vez has soñado con poder volar? —Se acercó para darle un tierno beso, con eso eliminó todas sus defensas.—Está bien, pero si algo me pasa me las pagas.—Está bien, ja, ja, ja, la adrenalina que sentirás te hará sentir más viva que nunca, sentirás una gran sensación de libertad y emoción, te aseguro que no necesitas ver para sentir la intensa mezcla
La expresión en la cara de Ava dejaba ver que se encontraba completamente aterrorizada.—Ah no señor, sobre eso si he escuchado en varios programas, de ninguna manera saltaré desde lo alto, aún conservo todos mis tornillos bien puestos en mi cerebro, eso aún me permite pensar cuerdamente.—Ja, ja, ja, ósea que todos nosotros no estamos cuerdos. —A Mateo le causo gracia su respuesta.—No lo sé, pero me parece. —No quería parecer grosera, simplemente estaba siendo sincera respecto a lo que pensaba sobre ellos.Minutos después, Ava se encontraba con el arnés puesto.—No se como es que han logrado convencerme. —Definitivamente Mateo y sus amigos tenían un gran poder de convencimiento.—Saltaremos también en tándem, así que sujétate de mí fuertemente.Le dijo Mateo justo antes de saltar, está vez el grito de Ava fue mucho más fuerte, instantes después su cuerpo subía y bajaba mientras colgaba en el aire.El miedo pronto se convirtió en adrenalina, cuánta razón tenía Mateo, al igual que