Después de nuestra llamada erótica, me sentí abrumada por una mezcla de emociones: emoción, amor y una profunda conexión con Daniel. A pesar de que la distancia física nos separaba, nuestra intimidad había trascendido cualquier barrera, creando un vínculo más fuerte que nunca. Seguimos hablando en voz baja durante mucho tiempo, compartiendo nuestros pensamientos más íntimos y revelando deseos que nunca habíamos expresado antes. Fue un momento de pura conexión, donde nuestras almas se entrelazaron en una danza de amor y entendimiento mutuo. "Daniel, he estado pensando en algo mientras hablábamos", dije con un tono suave, algo nervioso. "¿Te importaría si Vanessa se queda en nuestra casa este fin de semana? Me gustaría que pasáramos tiempo juntas como amigas y, además, ella también necesita un descanso del hospital". Hubo un breve silencio al otro lado de la línea antes de que Daniel respondiera. "Claro, cariño, no hay problema", dijo con una sonrisa que pude sentir a través del telé
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