Sofia se despidió de la Eleanor, salió corriendo y se encerró en uno de los consultorios, para llorar tranquila. Se recostó contra la pared y fue deslizándose hasta llegar al suelo, metiendo su cabeza entre sus rodillas, todo lo que le había dicho Eleanor, la había traído a la realidad. La mujer en un punto tenía razón. Por más amor que hubiera, detrás de ellos existían muchas cosas que los separaban. Lo que había sucedido era el punto cúlmine de todo, Edward podría ser un ser humano despreciable, pero seguía siendo el padre de James, el hombre a quien ella amaba con todo su ser. Pensó que durante todos esos meses había vivido en utopía, ¿Cómo se le había ocurrido pensar que ellos podrían casarse y vivir felices para siempre? Se maldijo por haber perdido el sentido común y dejarse arrastrar por las locuras de James. Ahora, ya no había vuelta atrás para ella, lo amaba y era el momento de probarlo. No permitiría que, por su culpa, James se separara de su familia. Pensó y repensó com
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