Gio escuchó el timbre y como siempre hacía, salió corriendo para abrir la puerta. Al hacerlo, quedó en silencio con la boca abierta. Un hombre alto y fornido con el semblante adusto y mirada penetrante se encontraba frente a él. El niño se sintió algo atemorizado, pero aun así le habló amistosamente. _ ¿Y tú quien eres? ¿Qué deseas? Edward frunció el ceño, según su criterio, ese niño parecía bastante indisciplinado. _ Estoy buscando a la señorita Lombardi _ dijo en un tono que a Gio le desagradó. _ ¿Y porque la estás buscando? ¿Qué quieres con ella? _ Ya no le estaba gustando en absoluto aquel hombre, tenía un cierto parecido con James, pero ni siquiera se le acercaba en amabilidad. _ Tengo que hablar, anda ve y llamala. Sé que está aquí _ le ordenó Edward _ ¡no me hagas perder el tiempo niño! Gio quiso cerrar la puerta, pero el guardaespaldas se lo impidió. _ ¡Váyase o llamaré a mi padre! Usted tiene cara de malo, ¡Váyase! _ gritó _ tratando de cerrar la puerta haciendo
Antes de enfrentar a su padre, James había decidido hablar con Sofia. Finalmente, y consejo de Peter mediante, iría a decirle la verdad a su novia de lo que podría sobrevenir apenas él hablara con su padre. Fue por eso por lo que antes de enfrentarse a Edward, buscaría a Sofia. No fue a su casa, se terminó refugiando en un hotel, sabía muy bien que apenas sus padres supieran que él se encontraba en Nueva York irían en su búsqueda. A él solo le interesaba ver a Sofia y protegerla como fuera, ese era todo su objetivo. Espero pacientemente a su novia fuera del hospital, conocía de memoria los horarios de ella así que, la esperaría todo lo que hiciera falta. En el hospital, la joven estaba atareada ya que ese día habían recibido a mucha gente en emergencias a causa de un gran accidente. Lo vivido la tarde anterior la habían dejado muy mal, pero aun así decidió hacer silencio y no contárselo a James. Por el momento ese episodio solo lo conocían ella, Aidan y un poco, Gio. Su amigo le pr
_ Es mejor que te vayas _ le ordenó James a Aidan _ tú no tienes nada que hacer aquí, Sofia es mi novia.Aidan se puso frente a él desafiante y poderoso. Esta vez no se iba a dejar intimidar por ninguno de esa m@ldita familia, mucho menos por James a quien odiaba de maneral visceral._ Estás muy equivocado si crees que me alejaré de ella _ le dijo dándole un empujón _ ya no la dejaré a merced de tu familia para que le hagan daño._ ¡Aidan! _ le gritó Sofia apartándolo de James _ ¡callate! Peter y dos de los guardaespaldas se bajaron al ver que comenzaban a agredirse, pero esta vez Aidan ya no estaba solo él también estaba acompañado y por hombres que tenían menos escrúpulos que Peter para hacer el trabajo que se les había encargado.Este último lo supo al instante, si ellos tenían que sacar las armas y dispararle a James, no andarían con rodeos. Inmediatamente, su mente se llenó de preguntas ¡¿Cómo era que un joven y respetable abogado como Aidan tenía la protección de esa clase
James la abrazó con fuerza, su calor corporal envolviéndola como una manta reconfortante. Sofía apenas podía hablar, su respiración se entrecortaba bajo la intensidad de la mirada inquisitiva de James. Sentía el latido de su corazón resonar en su pecho, acelerado y profundo, como un tambor marcando el ritmo de sus emociones desbordantes. _ ¿Por qué no me lo dijiste apenas sucedió? Quedamos en que no habrá secretos entre los dos... _ le dijo James dándole un beso en la frente _ de todas maneras, tampoco puedo reprocharte nada. Quería decirte lo de mi padre, pero no por teléfono. Lo que jamás imaginé que iría a increparte, mi padre ha sobrepasado todo limite, lo que ha hecho es imperdonable, pero descuida me encargaré de todo, lo prometo. Te protegeré de todo y de todos incluso de mi padre. Ella no podía evitar derramar lágrimas. La voz de su novio estaba cargada de angustia e impotencia, lo conocía lo suficiente como para saber que nada detendría a James si había tomado una decisió
James entró al vestíbulo del hotel en donde se hospedaban sus padres, muchos lo miraban, no solo por la imponente figura del joven sino también porque en su cara estaba reflejado que había sufrido una golpiza, pero muy poco le importaba la mirada de los extraños. _ James usted si que es especialista en llamar la atención _ bromeó Peter _ no quiero ni pensar en lo que le dirá su padre cuando lo vea. El joven permanecía inmutable, iba decido a enfrentar a su padre y a pedirle explicaciones de lo que le había hecho con Sofia. No importaba quien fuera, nadie la iba a tocar a ella mientras él viviera. Sentía el calor en sus mejillas y el dolor punzante en sus costillas, pero su determinación era inquebrantable. Lo que existía entre ellos era una fiel muestra del genuino amor que se tenían, aunque parecieran que no eran tal para cual, pero en contra de lo que el mundo pudiera pensar o sentir, ellos eran la pareja ideal y ahí estaban, como si fueran uno. Cuando subió el ascensor,
Los paramédicos irrumpieron por las puertas automáticas de la sala de emergencias, empujando con rapidez la camilla en la que yacía Edward. Su rostro estaba pálido y cubierto de sudor frío, señal inequívoca de un evento cardiaco severo. Los monitores en la camilla emitían un pitido constante, sincronizado con el ritmo cardíaco inestable que fluctuaba entre taquicardia ventricular y episodios de fibrilación auricular.Uno de los paramédicos, con el rostro tenso, ofreció un rápido resumen de la situación al equipo de enfermeros que aguardaba en la entrada:_Varón de 58 años, antecedentes de hipertensión y probable enfermedad arterial coronaria. Presentó dolor torácico agudo seguido de pérdida de conciencia. Se le administró nitroglicerina y aspirina en el lugar, y se realizó desfibrilación en una ocasión por fibrilación ventricular. Está intubado y bajo ventilación mecánica.Mientras hablaba, los enfermeros ya se movían con precisión. Conectaron a Edward a los monitores del hospital,
La luz del amanecer comenzaba a filtrarse a través de las ventanas del hospital, bañando la sala de espera en un tenue resplandor dorado. Eleanor, agotada y con los ojos enrojecidos, se encontraba sentada en una silla rígida, con las manos entrelazadas en su regazo. No había pegado un ojo en toda la noche, y cada minuto que pasaba sentía como una eternidad.Edward había salido bien de la intervención quirúrgica, permanecía en cuidados intensivos. James estaba en ese momento junto a él, quería asegurarse que su padre se encontrara bien y fuera de peligro. Sofía, tras haber permanecido junto a James durante la larga noche, se acercó a Eleanor con cautela, notando la tensión en los hombros de la mujer. Ella ya había visto a su esposo y salió de allí consternada. La joven sabía que este era un momento difícil, pero algo en el ambiente la hacía sentir que lo peor aún no había pasado.Eleanor levantó la vista al sentir la presencia de Sofía cerca, y por un momento, sus ojos reflejaron u
Sofia se despidió de la Eleanor, salió corriendo y se encerró en uno de los consultorios, para llorar tranquila. Se recostó contra la pared y fue deslizándose hasta llegar al suelo, metiendo su cabeza entre sus rodillas, todo lo que le había dicho Eleanor, la había traído a la realidad. La mujer en un punto tenía razón. Por más amor que hubiera, detrás de ellos existían muchas cosas que los separaban. Lo que había sucedido era el punto cúlmine de todo, Edward podría ser un ser humano despreciable, pero seguía siendo el padre de James, el hombre a quien ella amaba con todo su ser. Pensó que durante todos esos meses había vivido en utopía, ¿Cómo se le había ocurrido pensar que ellos podrían casarse y vivir felices para siempre? Se maldijo por haber perdido el sentido común y dejarse arrastrar por las locuras de James. Ahora, ya no había vuelta atrás para ella, lo amaba y era el momento de probarlo. No permitiría que, por su culpa, James se separara de su familia. Pensó y repensó com