James entró al vestíbulo del hotel en donde se hospedaban sus padres, muchos lo miraban, no solo por la imponente figura del joven sino también porque en su cara estaba reflejado que había sufrido una golpiza, pero muy poco le importaba la mirada de los extraños. _ James usted si que es especialista en llamar la atención _ bromeó Peter _ no quiero ni pensar en lo que le dirá su padre cuando lo vea. El joven permanecía inmutable, iba decido a enfrentar a su padre y a pedirle explicaciones de lo que le había hecho con Sofia. No importaba quien fuera, nadie la iba a tocar a ella mientras él viviera. Sentía el calor en sus mejillas y el dolor punzante en sus costillas, pero su determinación era inquebrantable. Lo que existía entre ellos era una fiel muestra del genuino amor que se tenían, aunque parecieran que no eran tal para cual, pero en contra de lo que el mundo pudiera pensar o sentir, ellos eran la pareja ideal y ahí estaban, como si fueran uno. Cuando subió el ascensor,
Los paramédicos irrumpieron por las puertas automáticas de la sala de emergencias, empujando con rapidez la camilla en la que yacía Edward. Su rostro estaba pálido y cubierto de sudor frío, señal inequívoca de un evento cardiaco severo. Los monitores en la camilla emitían un pitido constante, sincronizado con el ritmo cardíaco inestable que fluctuaba entre taquicardia ventricular y episodios de fibrilación auricular.Uno de los paramédicos, con el rostro tenso, ofreció un rápido resumen de la situación al equipo de enfermeros que aguardaba en la entrada:_Varón de 58 años, antecedentes de hipertensión y probable enfermedad arterial coronaria. Presentó dolor torácico agudo seguido de pérdida de conciencia. Se le administró nitroglicerina y aspirina en el lugar, y se realizó desfibrilación en una ocasión por fibrilación ventricular. Está intubado y bajo ventilación mecánica.Mientras hablaba, los enfermeros ya se movían con precisión. Conectaron a Edward a los monitores del hospital,
La luz del amanecer comenzaba a filtrarse a través de las ventanas del hospital, bañando la sala de espera en un tenue resplandor dorado. Eleanor, agotada y con los ojos enrojecidos, se encontraba sentada en una silla rígida, con las manos entrelazadas en su regazo. No había pegado un ojo en toda la noche, y cada minuto que pasaba sentía como una eternidad.Edward había salido bien de la intervención quirúrgica, permanecía en cuidados intensivos. James estaba en ese momento junto a él, quería asegurarse que su padre se encontrara bien y fuera de peligro. Sofía, tras haber permanecido junto a James durante la larga noche, se acercó a Eleanor con cautela, notando la tensión en los hombros de la mujer. Ella ya había visto a su esposo y salió de allí consternada. La joven sabía que este era un momento difícil, pero algo en el ambiente la hacía sentir que lo peor aún no había pasado.Eleanor levantó la vista al sentir la presencia de Sofía cerca, y por un momento, sus ojos reflejaron u
Sofia se despidió de la Eleanor, salió corriendo y se encerró en uno de los consultorios, para llorar tranquila. Se recostó contra la pared y fue deslizándose hasta llegar al suelo, metiendo su cabeza entre sus rodillas, todo lo que le había dicho Eleanor, la había traído a la realidad. La mujer en un punto tenía razón. Por más amor que hubiera, detrás de ellos existían muchas cosas que los separaban. Lo que había sucedido era el punto cúlmine de todo, Edward podría ser un ser humano despreciable, pero seguía siendo el padre de James, el hombre a quien ella amaba con todo su ser. Pensó que durante todos esos meses había vivido en utopía, ¿Cómo se le había ocurrido pensar que ellos podrían casarse y vivir felices para siempre? Se maldijo por haber perdido el sentido común y dejarse arrastrar por las locuras de James. Ahora, ya no había vuelta atrás para ella, lo amaba y era el momento de probarlo. No permitiría que, por su culpa, James se separara de su familia. Pensó y repensó com
Todo ocurrió tan rápido que Angelo apenas podía asimilarlo, veía como su hija armaba su maleta como si estuviese huyendo. _ ¡De aquí no te vas a ir hasta que no me digas que diablos está pasando! _ le dijo sacándole las cosas que tenía en la mano _ Serás mayor de edad, pero sigues siendo mi hija y no puedes irte sin dar explicaciones. ¿Me oyes? Sofia suspiró haciendo fuerza por no llorar, pero al mirar a su padre se quebró y se lanzó a sus brazos. _ Está bien papá te contaré, pero no tengo mucho tiempo... promete que si te cuento no me vas a interrumpir, luego me darás tus sermones. ¿Sí? _ va bene (está bien) _ le dijo su padre sentándose con ella _ dime todo, pero todo ¿eh? Sofia le contó toda la verdad a su padre, sobre como habían mantenido en secreto la relación y hasta que se iban a casar y luego... _ Ay hija, ya me parecía que tanto viaje no era por trabajo... ¿Por qué me lo ocultaste? _ se lamentó _ tú sabes lo que pienso de ese hombre, pero puedo ver que el amor qu
James estaba tan abstraído en su pena y preocupación por la evolución de su padre, que ni siquiera tomó en cuenta el paso del tiempo. Su madre había ido a descansar, mientras él decidió quedarse junto a Edward, tanto Lucy como Patrick venían en camino desde diferentes lugares del mundo.Cuando fue por un café miró la hora y se dio cuenta del tiempo que había pasado. Le extrañó que Sofia ni siquiera le hubiese enviado un mensaje, eso no era algo propio de ella.La llamó varias veces, pero directamente entraban al buzón de voz. Le envió mensajes, pero tampoco tuvo respuestas. _ Quizás estaba muy cansada y lo apagó para poder dormir tranquila _ musitó, pero dentro suyo sabía que Sofia jamás hacía eso y mucho menos cuando había comenzado su trabajo en el hospital _ no... ella no es así...Comenzó a preocuparse. Miraba insistentemente la pantalla de su celular, pensando en que hacer. Era muy tarde como para ir a buscarla a su casa, además, ¿con qué excusa lo haría? Angelo no sabía sob
Fernando sentía una mezcla de compasión y frustración. Por un lado, entendía el sufrimiento de James; verlo así, completamente roto, le recordaba a las veces que había visto a otros pacientes recibir noticias devastadoras. Pero también estaba el conocimiento amargo de lo que Edward le había hecho a Sofía, de lo que probablemente haría de nuevo si tuviera la oportunidad. Ella no podía seguir soportando eso, razonó Fernando, pero la frialdad de la realidad no hacía que entregar el sobre fuera menos doloroso._ No, James no lo sé. Pero puedo decirte algo, si la amas, respeta su decisión. No la expongas al sufrimiento y a las humillaciones. Sé lo que le hizo tu padre, ¿Crees que un futuro, no se lo volverá a hacer? Piensa bien lo que te digo. Ahora te dejo para que leas tranquilo, y medites por tu bien, pero, sobre todo, por el de Sofia. Mientras hablaba, mantuvo su voz controlada, su tono profesional. Sin embargo, por dentro, no podía dejar de preguntarse si estaba haciendo lo correcto
El avión privado descendió suavemente sobre la pista privada del Aeropuerto Internacional de San Francisco. Desde la ventana, Sofía observaba cómo la ciudad se extendía bajo un cielo nublado, su corazón palpitaba con una mezcla de nerviosismo y determinación. Apenas el avión tocó tierra, un vehículo negro de lujo se acercó a la pista, deteniéndose cerca del jet. Al descender por la escalera del avión, Sofía fue recibida por la brisa fresca del Pacífico, que despeinó ligeramente su cabello. Llevaba un abrigo oscuro que la protegía del viento, y sus pasos resonaron en el asfalto mientras avanzaba con firmeza. En la base de la escalera, un hombre alto y bien vestido la esperaba. Era Jason Bennet el amigo de Fernando, un hombre de unos cuarenta años, con un porte imponente pero una sonrisa cálida en el rostro. _ Sofía, bienvenida a San Francisco _ saludó Jason, extendiendo su mano en un gesto amable pero formal. _ Gracias, señor Bennet. Es un placer conocerlo _ respondió Sofía, estr