Fernando sentía una mezcla de compasión y frustración. Por un lado, entendía el sufrimiento de James; verlo así, completamente roto, le recordaba a las veces que había visto a otros pacientes recibir noticias devastadoras. Pero también estaba el conocimiento amargo de lo que Edward le había hecho a Sofía, de lo que probablemente haría de nuevo si tuviera la oportunidad. Ella no podía seguir soportando eso, razonó Fernando, pero la frialdad de la realidad no hacía que entregar el sobre fuera menos doloroso._ No, James no lo sé. Pero puedo decirte algo, si la amas, respeta su decisión. No la expongas al sufrimiento y a las humillaciones. Sé lo que le hizo tu padre, ¿Crees que un futuro, no se lo volverá a hacer? Piensa bien lo que te digo. Ahora te dejo para que leas tranquilo, y medites por tu bien, pero, sobre todo, por el de Sofia. Mientras hablaba, mantuvo su voz controlada, su tono profesional. Sin embargo, por dentro, no podía dejar de preguntarse si estaba haciendo lo correcto
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