Serafina acababa de caminar unos metros cuando vio al betade Lorenzo esperándola, de inmediato, Serafina se sintió nerviosa, de hecho,Ismael, era beta, no porque Lorenzo lo hubiera decidido, sino porque su tíoSantino lo había recomendado. Pero, aun así, a ella le daba mala espina, nuncale había caído bien Ismael.―¡Luna, el alfa quiere verla!―informo el beta respetuosamente.―¿Lorenzo?―Así es, señora. El alfa quiereverla. ―de hecho, Ismael estaba mintiendo, simplemente estaba cumpliendo lasórdenes de Samuel.Aunque Serafina tenía un poco de duda. Supuso que Lorenzoquería verla para hablar sobre la conmemoración de la muerte del antiguo alfa.Se dijo que tenía que darse prisa y regresar cuanto antes. Apenas y había dadoun paso cuando, todo se volvió negro ante sus ojos. Ismael la cargó sobre sulomo y corrió entre los árboles del bosque.Cuando Serafina despertó, no fue Lorenzo quien apareciófrente a ella.―¿Samuel? ―Hola, Serafina ―dijocon una sonrisa malvada―Finalmente t
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