ELLA AMA A OTRO.Años Atrás.― ¡Brandon, por favor, no lo hagas! ¡No lo hagas!Serafina había vuelto a llamar a ese hombre en sus sueños.Al escuchar la voz de su compañera, Lorenzo se despertó sobresaltado, temiendo que algo le sucediera, sin embargo, lo que escucho lo hizo arder de celos. No era la primera vez que la escuchaba llamar ese nombre.―¿Otra vez, Serafina? ¿Otra vez lo llamas en tus sueños?Serafina hablaba con voz ahogada y las lágrimas se derramaban por las esquinas de sus ojos, Lorenzo sentía cómo la ira crecía en su interior al escuchar el nombre de Brandon, un rival imaginario que ha acechado sus pensamientos durante demasiado tiempo.―Brandon, eres muy importante para mí. Te quiero y no quiero perderte.Serafina, aún inmersa en el sueño, habla con voz ahogada y lágrimas deslizándose por sus mejillas. El poderoso Alfa apretó los puños, su paciencia había alcanzado su límite.«Maldita mujer, ¡¿te atreves a llamar a otro hombre en mi propia cara y en mi cama?!»Ahora m
A la mañana siguiente, Lorenzo estaba en el salón de reuniones de la manada esperando su tío, el patriarca y el representante del consejo de los lobos, pero su mente no dejaba de repetir las palabras de Serafina y el dolor en su voz cuando llamada al tal Brandon. Apretó con fuerza las manos y sus ojos se oscurecieron al pensar que ella lo estaba traicionando.Estaba sumido en sus pensamientos cuando su tío Santino llegó acompañado de su hijo, Samuel. ―¿ ¿Pediste una reunión conmigo? ¡Resulta que el consejo preguntó por ti! El alfa se giró para mirar a su tío. ―¿Puedo saber qué significa que el Consejo te envíe a hablar con mi Luna?―hizo una mueca de fastidio ― has cruzado la línea, tío. El viejo alfa miró molesto a su sobrino. ―Sabías perfectamente que el consejo te exigiría un heredero, Lorenzo. No creo que lo que hice haya sido excesivo, ésta es la responsabilidad y el deber ineludible de un líder.. ―el viejo lobo negó ―Has estado unido dos años y su vientre aún no ha gestado
Del otro lado del bosque, Serafina miraba a su amiga OmegaMariana con tristeza. ―¿Qué te pasa? ―pregunto la lobafrunciendo el ceño y sintiendo su dolor ―¿Es por culpa del alfa?Serafina negó lentamente.―No, no, él no tiene la culpa.―Entonces, ¿qué pasa? Puedo sentirtu tristeza.Serafina le dio una mirada complicada a su amiga y murmuró. ―Vine a despedirme. ―¿Qué? ―Mariana abrió los ojossorprendida ―¿Cómo que a despedirte? ¿A dónde te vas?―Estoy pensando en abandonar lamanada ―la mujer suspiró resignada ―Y a Lorenzo.La omega miró con pesar a su amiga, ella más que nadie eratestigo de la vida tan vacía que había vivido los últimos dos años.―¿Te has dado por vencida?―El patriarca Santino me obligó ahacer cosas que no quería hacer. Ahora Lorenzo me malinterpretó y me odia. Noquiero pensar más en lo que pasó. En resumen, me veía obligada a dejar estamanada.―respondió Serafina con una sonrisa triste ―yo…yo le decepcionaba tanto.Sin importar lo que haga, nunca va a creerm
Serafina acababa de caminar unos metros cuando vio al betade Lorenzo esperándola, de inmediato, Serafina se sintió nerviosa, de hecho,Ismael, era beta, no porque Lorenzo lo hubiera decidido, sino porque su tíoSantino lo había recomendado. Pero, aun así, a ella le daba mala espina, nuncale había caído bien Ismael.―¡Luna, el alfa quiere verla!―informo el beta respetuosamente.―¿Lorenzo?―Así es, señora. El alfa quiereverla. ―de hecho, Ismael estaba mintiendo, simplemente estaba cumpliendo lasórdenes de Samuel.Aunque Serafina tenía un poco de duda. Supuso que Lorenzoquería verla para hablar sobre la conmemoración de la muerte del antiguo alfa.Se dijo que tenía que darse prisa y regresar cuanto antes. Apenas y había dadoun paso cuando, todo se volvió negro ante sus ojos. Ismael la cargó sobre sulomo y corrió entre los árboles del bosque.Cuando Serafina despertó, no fue Lorenzo quien apareciófrente a ella.―¿Samuel? ―Hola, Serafina ―dijocon una sonrisa malvada―Finalmente t
HE VUELTO PARA QUEDARME.Lorenzo no podía seguir conteniéndose, Serafina era una tentación demasiado difícil de ignorar. Además, su lobo lo impulsaba a hacerla suya a poseerla. Trago un poco y sus ojos recorrieron su cuerpo desnudo, le pareció hermoso, delicado, perfecto.―Serafina… ―murmuro, se sentó junto a ella y su mano se extendió inconscientemente. Ella ronroneó cuando sintió la aspereza de sus dedos acariciarle su mejilla. ―Me vuelves loco.―Tómame, Lorenzo ―dijo ella cerrando los ojos y disfrutando de su contacto ―Hazme tuya ahora.Llevado por el instinto, se puso de pie y comenzó a desvestirse, sus dedos trabajaron demasiado rápido en su camisa, luego siguieron sus pantalones, en un santiamén estuvo completamente desnudo. Su polla larga y dura, apuntaba hacia su vientre y una gota de líquido pre seminal humedeció la punta.Se subió a la cama y luego se metió entre sus piernas y Serafina le dio la bienvenida con una sonrisa. Lorenzo, bajó sus labios a los de ella y la besó con
Vivían le dio una mirada de odio a Serafina, acaba de descubrir que no sería tarea fácil, tal parece que esa persona se había equivocado, Serafina Scuderi, no era una tonta.―¿Quién dijo que necesito tu aprobación? ―replico el alfa ―Soy el rey de esta manada y mi palabra es ley. Si digo que Vivían se queda, entonces se queda.La mujer vio otra oportunidad, así que sacó a relucir sus dotes actorales.―No… ―murmuro ―No quiero causar problemas en la manada Lorenzo. Quizás… lo mejor sea que me vaya. ―los ojos de Vivían se volvieron rojos, quien la viera pensaría que era solo una mujer indefensa ―Supongo que no aprendí mi lección, ya tu padre una vez me dijo que nunca podría quedarme aquí ―sonrió con tristeza ―Y mírame, estoy siendo echada nuevamente.La culpa se apoderó de Lorenzo, en ese entonces su padre había sido demasiado cruel. Había echado a Vivían de la manada en medio de la noche y sin nada más que unas pocas ropas. Vivían, era una omega sin familia, que había sido criada por las
La cara del alfa estaba llena de vergüenza. Hace un momento estaba soñando con Serafina, de hecho, creyó que era a ella a quien besaba. Se mesó los cabellos con frustración y busco algo que ponerse.Cuando estuvo vestido, miro el cuerpo desnudo de Vivían. No produjo en él ninguna reacción. En cambio, se sintió incómodo, se apretó el puente de la nariz y le pidió.―Por favor, vístete.―Lorenzo…―Viste, Vivían ―repitió ―En primer lugar no debiste venir aquí.Ella apretó los dientes y trató de seguir con su fingida vergüenza.―Perdón ―susurro ―Soy una estúpida, pensé que tú y yo… ―se cubrió la cara y sollozo ―¡Oh, diosa! Lo mejor será que me vaya ahora mismo, no tiene sentido que… ―No vas a ir a ningún lado, Vivían ―el alfa dijo serio ―Te dije que podías quedarte en el castillo, pero yo… yo no te invite a mi habitación. ―estaba molesto con ella ―Sabes que Serafina está aquí, si ella… ―le dio la espalda, con las manos en las caderas.El pecho de Vivían estaba a punto de explotar por la r
NO VAS A DEJARME.― Serafina… ¿Desde cuándo tratas a los demás así?Aunque su relación no había sido la mejor, Serafina solía llevarse bien con todos, en la manada y también, los empleados del castillo. Que ella se comportara de esta manera con Vivían, confundió un poco a Lorenzo. Por otro lado, Vivían se dijo que tenía que hacer una actuación magistral, así que intervino a favor de Serafina.―No es su culpa, Lorenzo. Yo no debí entrometerme en las decisiones del castillo.Serafina, que estaba viendo la actuación, resopló con un deje de burla, tenía que reconocer que era buena. Iba a decirle a Lorenzo lo que pasó, cuando él se adelantó y le preguntó a Vivían.―¿Qué hiciste?―Yo… pedí que preparen ciervo porque sé que te gusta. Pero, no sabía que a Serafina no le gustaba. Y ella… ―Vivían sollozó nuevamente cubriéndose el rostro.El alfa sonrió suavemente.―Es increíble que todavía lo recuerdes.―Sabes que nunca olvidaré nada que tenga que ver contigo… ―bajo la cabeza y negó levemente ―