Daniel presionaba el acelerador como si fuera partícipe de una carrera de la fórmula uno. —Si sigues manejando de esa manera, ni siquiera vas a conocer a tu cachorro. —Nada se va a interponer. Benjamín voy a tener a mi heredero. Mi primer hijo. —dijo con ilusión, tuvo que pasar un siglo para que Daniel Storm, engendrara a su primogénito. Podía parecer un hombre frío, sin sentimientos, pero tener un hijo, un heredero para la manada era su ilusión. Llegaron al edificio de Kyra. Pero antes de bajar, Benjamin lo detuvo.—Tenemos que armar un plan. No es fácil para ella esta noticia. Imagínate cuando se entere que en su vientre tiene al hijo de un hombre lobo. —No puedo dejarla en este apartamento, ahora me importa la seguridad y bienestar de mi hijo. Te lo dije en tu clínica, nada va a detenerme. Si no me quieres acompañar, te puedes ir.—Haz lo que quieras, pero no me pidas que me vaya, porque como médico tengo que estar cerca. Los dos bajaron del auto y subieron por las escaleras
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