Eve estaba a punto de levantarse y salir corriendo cuando un hombre vestido de forma elegante y con el cabello demasiado largo y engominado hacía atrás, salió de la oficina. —Muy bien, señoritas, para no perder mi tiempo y el vuestro, decidí hacer la entrevista grupal. —Todas asintieron y se colocaron en sus mejores poses. Eve curvó la espalda, sacó joroba y deseó haberse marchado antes. El hombre colocó el índice en su oreja y después habló—. ¿Qué buscan de una relación? Las candidatas fueron contestando en orden. «Amor, romanticismo, un marido atento, detalles, viajes», fueron las respuestas que una a una fue dando hasta llegar a ella. —¿Evangelina? —el hombre se dirigió a Eve al verla en silencio—. Faltas tú por responder. —¿Yo? Ah, sí, yo, por supuesto. Hum, la realidad es que no busco una relación. —¿No quieres una relación? —preguntó con incredulidad—. ¿Entonces qué te llevó a presentarte? Eve no comprendía la extraña situación, podía esperar que le preguntaran por qué deb
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