Ingresan a la habitación de Derek, Leah junto con el padre Matt, quién mira a Brandon con mucho recelo, mientras éste se encoje de hombros. —Brandon ven conmigo, tenemos muchas cosas de que hablar—comenta el padre. —Está bien Matt, vamos al despacho. Bosqueja el tío Brandon una gran sonrisa, la cual ellos corresponden y se retira con el padre. Dejándolos solos, Leah mira a Derek de reojos y éste de igual forma, al unísono sus palabras se atropellan. —Yo primero Leah—advierte Derek—Leah lo siento, no fue mi intención ofenderte, discúlpame si lo hice. Es que me sacaste de mis casillas, vaya qué eres tenaz muchacha. —Perdóname tú a mí, por llamarte paralítico Derek, no volverá a suceder—se excusa Leah, por su conducta. —Realmente lo soy—manifiesta Derek con nostalgia. —¡Oh por Dios Derek, no estés triste! —Tranquila querida, tú no tienes la culpa de mí tristeza, esa la llevo en mi corazón y no la puedo arrancar, por más que quiera. —¿Hay algo más allá que tu invalidez, que te afl
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