En una ceremonia íntima y algo atípica, dónde Derek junto con su abogado hacen a Leah previamente, firmar un contrato prenupcial. Donde detalla una cláusula, que Derek estipuló a última hora en concordancia con su abogado, cláusula que el tío Brandon desconoce. La inocente Leah firma de inmediato y posterior a ello, van hasta donde los espera el juez, para oficializar el casamiento.
¿Habrá hecho mal el apuesto Derek, en no decirle a nadie de su cambio de última hora?
¿Qué fue lo qué estipuló sin previo aviso?
En la sala de mansión, la toma por su mano desde su moderna silla de ruedas. Leah esboza una risa nerviosa y el tío Brandon, la mira con entusiasmo buscando de apaciguar sus miedos. Por otro lado, el padre Matt está muy serio, ya que no está de acuerdo con un matrimonio tan extraño, dónde según para él, el amor no se demuestra por ningún lado. Tina la empleada de confianza, quién es una segunda madre para Derek, los mira desde la distancia tocando su corazón, está muy angustiada por todo ese escenario, Tina quiere muchísimo a Derek como el hijo, que la vida le regalo, después de la muerte de sus padres, se ha unido mucho a él como una madre. Tobías unos de los empleados de Derek, se le acerca y le dice a Tina:
—Está boda es muy rara, esa chica no combina con el joven Derek. Todo esto me parece muy extraño—murmura Tobías, mirando todo con rareza.
—Está boda fue obra del tío Brandon, quién protege a la chica.
—El tío Brandon se volvió loco, dónde dejó la cordura.
—No juzgamos tan severamente a la muchacha, mi muchacho es un buen hombre, a pesar de todo el dinero que tiene, es dueño de un buen corazón.
—¿Tú muchacho dijiste? Hablamos con mucha confianza del joven Derek—enfatiza Tobías.
—Por Dios Tobías, yo crie a Derek como a un hijo.
—En eso tienes razón ¿Tina irás a Seattle junto con nosotros?
—Si Tobías, no dejaré nunca sólo a Derek, ahora que me necesitará tanto.
—¿Por qué lo dices de ese modo?
—Preguntas mucho Tobías, deja que el destino haga lo propio—detalla Tina y se retira, para seguir con sus obligaciones.
¿Sabrá acaso Tina cuales son las intenciones de Derek, que lo llevaron a cambiar el contrato?
*****
Ya formalmente, son marido y mujer. La bella Leah, se ve maravillosa tanto así, que Derek se halla sorprendido admirando su sutil belleza.
—Quedaste increíble, en el salón los estilistas, hicieron un increíble trabajo contigo—elogia Derek su belleza y besa su mano, Leah enseguida se sonroja.
—Gracias Derek, sólo que los zapatos me fastidian. Ya quiero quitármelos—manifiesta la ocurrente Leah su incomodidad.
—Tienes que acostumbrarte querida, eres mi esposa y ya tu vida, a partir de ahora será distinta.
—¡Rayos!
—No te agobies, ya dentro de unos días viene la institutriz, quién te dará clases de buenos modales y te enseñará, a ser una dama de sociedad.
—¡Ah caray!
—Vamos eres muy inteligente lo harás bien. Ahora vamos, a cercanos a mi tío y a mi padrino.
—La cara del tío Brandon es de alegría, pero la del padrecito Matt me asusta—advierte Leah, al ver al padre tan serio.
—No le prestes atención, ya sabes que mi padrino por ser sacerdote, es un hombre muy conservador y hay cosas, con que no está de acuerdo.
—¿Cómo nuestro matrimonio bajo contrato por ejemplo?
—Así es. Ves, eres muy lista sé que, con la ayuda de la institutriz, todo será pan comido para ti Leah—la anima Derek.
—Eso espero Derek—se miran ambos, entre entusiasmados e incrédulos.
Se le acercan al padre y al tío Brandon velozmente, el padre Matthew sugiere:
—Vamos pasemos al comedor, por los nervios me dio un hambre.
Murmura enseguida Leah a su esposo:
—El padrecito Matt, puede perder todo menos el apetito.
—Así es—responde Derek muy sonriente.
En el comedor Derek les propone a Tobías y Tina, que se sienten con ellos. Tobías quién es su chófer, no perdió el tiempo se sienta con servilleta en mano, mientras que Tina lo mira con recelo. Tina es la esposa de Tobías tienen poco tiempo casados, su relación se dio en la adultez, por lo que no tuvieron hijos.
—Brindemos por mi ahora esposa, Leah Dixon—indica Derek, con copa en mano y todos de inmediato se levantan, pero antes de chocar las copas, el padre les dice:
—Ya que decidieron casarse así tan de prisa, tienen que poner fecha, para la boda eclesiástica ahijado.
—Luego hablamos de eso padrino.
—Ya Matt, no seas tan anticuado—lo recrimina el tío Brandon.
—Todo esto es obra tuya, después de viejo liberal—amonesta el padre Matt, al tío Brando y lo mira con enojo.
—Ya basta, es mi boda.
—Lo siento ahijado, pero ya sabes tengo que hacerle ver la realidad y también, quiero que hagan lo correcto ante Dios hijos míos.
—Lo se padrino, pero los tiempos han cambiado.
—¿Te pondrás de parte de Brandon? No es justo Derek.
—No se preocupe padre, que Derek y yo pronto, le pondremos fecha al matrimonio por la iglesia—manifiesta Leah y Derek la mira maravillado.
—Por lo visto, eres la más sensata aquí muchacha.
—Vamos a disfrutar, de la boda en paz por favor—asienta el tío Brandon.
—Si es mejor. brindemos—reafirma Derek, con la cabeza dándole vueltas, por lo que acaba de proponer Leah de la nada.
Se disponen todos a brindar con alegría, el rostro de emoción y de desconcierto de Leah era evidente, en el ambiente se pone de manifiesto, mucho escepticismo por parte de cada uno, sin embargo, se guardan su sentir. En la mente de Derek, el recuerdo de Savannah se vislumbra de la nada y se atormente un poco. Como le hubiese gustado, que fuera ella la novia y no Leah, en una ceremonia mucho más lujosa, como lo habían planeado en el pasado, cuando aún eran novios.
Al terminar de comer, se levantan y cada uno se separa. El padre Matt, se arrima con el tío Brandon para decirle:
—Mírale la cara a Derek, no está contento. Solo se casó, para darte gusto a ti. Por tu supuesta enfermedad terminal. Llegaste demasiado lejos, con toda esta farsa Brandon.
—¿Vas a seguir recriminándome por el resto de mi vida?
—No te recrimino, solo te hecho en cara tus errores.
—Matt eres tan aburrido. Dios sabe que no hice nada malo, Leah es una buena chica y es la esposa que mi sobrino se merece. Pueda que aún no este muriendo, pero ya estoy viejo no podré hacerme cargo de Derek toda la vida.
—Derek no está solo y lo sabes.
—Ya Matt, hagamos una tregua.
—Será, que Dios los ayude a enamorarse y a encontrar, su justo sendero en la vida.
—Eso deberías de hacer, rezar por ellos y no andar regañándome, cada vez que puedes.
—Brandon—musita le padre Matt, poniendo sus ojos en blanco.
Por su parte Tina, le comenta a su esposo Tobías:
—Espero que, Derek sea feliz con esa chica.
—Con esa cara lo dudo.
—Se ve muy agobiado el pobre, no ha tenido una vida fácil. Siendo tan joven, tuvo ese nefasto accidente que lo dejo en esa silla, perdió a sus padres y hasta su novia.
—Bueno Tina, viéndolo bien esa chica Savannah, no le convenía, era toda estirada y presumida, nada que ver con el joven Derek.
—Esa muchacha nunca lo amo, mejor voy a ir a la cocina, a ver cómo va todo—señala Tina y se aleja.
Mientras tanto, Derek y Leah conversan:
—¿Estás bien Derek?
—Si ¿Por qué lo preguntas?
—Tú cara—musita Leah.
—No tienes nada de qué preocuparte. Solo estoy cansado, ya mañana nos iremos a nuestra luna de miel. No te parece emocionante—expone Derek, buscando de tranquilizar a Leah.
—¿Luna de miel?
—Si querida, todos lo recién casados tienen uno y no seremos la excepción. Ya preparé todo, mañana muy temprano partiremos a Miami—abre Leah, los ojos como un plato y se torna escurridiza.
El día siguiente. Miami Florida. —¡Oh por Dios qué rico sol! —grita Leah repentinamente y Derek la mira con rareza. —Controla tus emociones Leah. —¿Ahora que hice? —pregunta Leah haciendo pucheros. —Ven mejor siéntate a mi lado. Ya cuando regresemos, recibirás tus primeras clases. —¿Tan mal me comporto? —Muchísimo—señala Derek frunciendo el ceño. —¡Ah Caray! —exclama Leah, haciendo un extraño gesto con sus labios. —Pero tranquila, confío en tu inteligencia y en tus aptitudes. Creo—se muestra grácilmente confuso Derek. —¿Que musitaste al final Derek? —pregunta Leah con suspicacia. —Que si vas a poder con todo y mucho más querida. —Por lo visto, tienes más confianza en mí que yo. —Ya Leah, dejemos las complicaciones para otro momento, ahora acerquémonos hasta la orilla. —¿Quieres nadar? —En este inmenso mar no me atrevo, me da un poco de vergüenza. —Eso lo podemos solucionar. —¿Qué tienes en mente? —pregunta velozmente Derek, ya que Leah es muy disparatada. —Ya verás. E
Llegan a un prestigioso lugar nocturno, en South Beach en Miami. El rostro de Leah se mostraba muy extraño, observa todo con fascinación, en su vida había ido a su lugar tan lujoso como ese. —¿Te gusta el ambiente? Sé que todo esto es nuevo para ti—señala Derek sujetando su mano. —Es extraño, pero mira la gente como se divierte—indica Leah sonriendo. —¿Quieres bailar? —pregunta Derek sin miramientos. —¿Me estás tomando el pelo? —se sorprende Leah, debido a que él no puede caminar. —No para nada, vamos a bailar—insiste Derek obviando su invalidez. —Yo no sé bailar Derek y tú... —se queda confunde Leah y queda sin palabras. —Impongamos un nuevo baile—propone el guapísimo Derek, se carcajea Leah enseguida y lo sigue hasta la pista. Se olvidan del resto de las personas y se acomodan para disfrutar del ambiente, el momento es muy grato para ambos. Se miran divertidos y se contagian de la alegría del lugar. Se le acerca Derek a Leah y éste le dice: —Te enseñaré mis mejores pasos de
A la mañana siguiente, en la habitación de Derek...—¡Oh por Dios, Derek! —se despierta precipitadamente Leah y se toca, cayendo en cuenta que durmió en la cama de Derek.—¿Qué ocurre? —musita Derek entre dormido.—Dormimos juntos.—¿Qué cosa? —se levanta precipitadamente Derek.—Seguro fue el cansancio que nos venció, amanecí con la misma ropa puesta—insinúa Leah sin malicia y Derek lo toma a mal.—¿Por quién me tomas Leah, jamás haría nada que te lastimará?—Tranquilo Derek sólo me asusté, fue un extraño despertar, ya pasó. Voy a mi habitación para cambiarme.—Espera Leah, hoy es nuestro último día en Miami. Así que, vamos aprovecharlo al máximo—expone sacando a relucir su espíritu aventurero.—Lo sé, me daré prisa, estaré lista para despedirnos del mar de Miami—sale velozmente del cuarto de Derek y él queda muy sonriente en el suyo, tuvo al lado a una hermosa mujer y no sintió absolutamente nada, dándose cuenta que el recuerdo de Savannah sigue intacto. Enseguida llama a su cuidado
Oregón, Días después....Ya han pasado algunos días, de la luna de miel de estos excepcionales recién casados. Llega a la granja la señora Jessica Goldman, una mujer muy culta y refinada, que se encargará de mejorar a la inocente Leah.—Buen día señores—saluda la dama con mucha cortesía, se halla de la compañía de Leah y de su esposo Derek.—Qué bueno que vino señora Goldman, aquí la dejo con mi esposa, espero nos ayude. Es usted nuestra salvación—señala Derek bosquejando una tenue sonrisa.—Derek, me haces parecer como una salvaje—lo mira Leah con aprensión.—Lo único que, te hace falta es treparte por los árboles. Aunque creo, que ya eso lo haces—se carcajea Derek de inmediato.—Cierra la boca—lo reprende Leah mirándolo de reojos.—Veo que, se la llevan muy bien ustedes—apunta con gracia la señora Goldman.—Las dejo trabajar suerte Leah.—¡Santo cielo! —exclama Leah ante lo novedoso.—Bien señora Dixon, manos a la obra tenemos mucho trabajo—se dirigen juntas, al salón en ese gran es
Al culminar sus clases, Derek se acerca a Leah, para dar un paseo por los alrededores de la Granja.—¿Por qué tan decaída Leah?—Hoy no di el 100%.—Apenas son tus primeras clases, por lo visto también, tienes que aprender a ser paciente.—Es que quiero aprender rápido y quiero que esto acabe—asienta Leah con desesperación.—Tranquila disfruta el proceso, míralo con un gran aprendizaje, que te servirá para el resto de tu vida y no como una obligación. Si no estarás en serios aprietos.—Algo así creo que me dijo, Jessica.—¿Ya la tuteas? —pregunta Derek con rareza.—Ella misma me dijo que lo hiciera.—Bueno está bien Leah. Vamos a la pradera, quiero contemplar el paisaje.—Te gusta mucho estar en la granja ¿O me equivoco?—No te equivocas, me trae muchos recuerdos, vividos con mi abuelo, era muy bueno conmigo.—Yo también extraño mucho a mi abuela, me he quedado sola sin ella.—Tú no estás sola, ahora tienes a una familia, que te respaldará en todo.—Si tengo un esposo bajo contrato, a
Se interna Derek, en la habitación de Leah accionado el remoto de su silla. Ella lo mira de reojos y de inmediato se hace la dormida.—No finjas Leah, hablemos—murmura Derek muy cerca a la cama.—Vete Derek, quiero estar sola—indica Leah con lágrimas en sus ojos, aún sigue muy confundida.—Leah no llores, ven aquí—se levanta sollozando y se sienta en la cama.—Derek no sé qué me pasó. Lo lamento, debes de pensar que soy una atrevida de lo peor.—No para nada, no pienso mal de ti, fue solo un impulso, que me tomó por sorpresa—frunce Derek el ceño con desconcierto.—No volverá a pasar.—Ya Olvidemos ese tímido beso. Hagamos cómo si nunca existió.—¿Me perdonas Derek?—Leah por Dios, no tengo nada que perdonarte—por un impetuoso arrebato, Leah se le abalanza encima, se abraza a él con mucha fuerza y Derek, corresponde a ese abrazo con el mismo ímpetu.En la puerta se hallaba Martina, con una taza de té para la muchacha, al ver la escena tan tierna entre ambos sonríe y retorna nuevamente
Ya Savannah y su madre, han pisado suelo norteamericano, desde ya se encuentran en un lujoso pent-house en la cuidad de Seattle, aparentando un falso estatus de millonarias.—Ya tienes que poner manos a la obra Savannah, no tenemos mucho tiempo. Debes de ir a ver a Derek a la empresa, lo más pronto posible.—Déjame llegar mamá.—Nada de eso hija, que tiempo es lo que no tenemos. Así que te me arreglas, te pones guapa y vas a verlo ahora.—Eres un fastidio—frunce el ceño Savannah en señal de hastío.—Dime lo que quieras, pero obedece Savannah—la mira su madre con aprensión y Savannah se levanta del sofá, enseguida pone los ojos en blanco.Repentinamente tocan a la puerta y es un mensajero, les trae las facturas, con muchas deudas que tienen encima.Las recibe velozmente muy molesta y se dirige, hasta la habitación de Savannah, para seguir hostigándola, no quitará su dedo del renglón:—¿Ves esto Savannah? —le lanza las facturas a la cama.—¡Ahora que mamá! —exclama Savannah fastidiada,
Cuidad de Seattle, un mes después...—¿Qué te parece la cuidad Leah? —pregunta Derek, una vez instalados en su lujosa mansión.—Aún sigo muy mareada por el avión—musita Leah y Derek de inmediato se ríe de ella.—Ja, ja, ja, me reí mucho de tu cara, al subirte en él.—Vi que tienen algunas ramplas adicionales, ¿Lo mandaste a construir especialmente para ti?—Sí querida, ahora soy un sujeto distinto y tengo que, adaptar ciertos espacios para mí movilidad—explica Derek.—Derek no te has puesto a pensar, en esas personas con tu misma condición y que, no tengan ni un centavo, seguramente sus vidas no son tan simples con la tuya—se emociona enseguida la apacible Leah.—¿Por qué crees que hice la fundación?, fue con la intención de ayudarlos, también doy charlas motivacionales, no es nada sencillo estar todo el día sentado. No te creas Leah, esto aún sigue siendo muy difícil para mí, a pesar que tengo a mi alcance las mejores condiciones de vida.—Lo sé Derek, bueno ya no hablemos de cosas t