Se interna Derek, en la habitación de Leah accionado el remoto de su silla. Ella lo mira de reojos y de inmediato se hace la dormida.—No finjas Leah, hablemos—murmura Derek muy cerca a la cama.—Vete Derek, quiero estar sola—indica Leah con lágrimas en sus ojos, aún sigue muy confundida.—Leah no llores, ven aquí—se levanta sollozando y se sienta en la cama.—Derek no sé qué me pasó. Lo lamento, debes de pensar que soy una atrevida de lo peor.—No para nada, no pienso mal de ti, fue solo un impulso, que me tomó por sorpresa—frunce Derek el ceño con desconcierto.—No volverá a pasar.—Ya Olvidemos ese tímido beso. Hagamos cómo si nunca existió.—¿Me perdonas Derek?—Leah por Dios, no tengo nada que perdonarte—por un impetuoso arrebato, Leah se le abalanza encima, se abraza a él con mucha fuerza y Derek, corresponde a ese abrazo con el mismo ímpetu.En la puerta se hallaba Martina, con una taza de té para la muchacha, al ver la escena tan tierna entre ambos sonríe y retorna nuevamente
Ya Savannah y su madre, han pisado suelo norteamericano, desde ya se encuentran en un lujoso pent-house en la cuidad de Seattle, aparentando un falso estatus de millonarias.—Ya tienes que poner manos a la obra Savannah, no tenemos mucho tiempo. Debes de ir a ver a Derek a la empresa, lo más pronto posible.—Déjame llegar mamá.—Nada de eso hija, que tiempo es lo que no tenemos. Así que te me arreglas, te pones guapa y vas a verlo ahora.—Eres un fastidio—frunce el ceño Savannah en señal de hastío.—Dime lo que quieras, pero obedece Savannah—la mira su madre con aprensión y Savannah se levanta del sofá, enseguida pone los ojos en blanco.Repentinamente tocan a la puerta y es un mensajero, les trae las facturas, con muchas deudas que tienen encima.Las recibe velozmente muy molesta y se dirige, hasta la habitación de Savannah, para seguir hostigándola, no quitará su dedo del renglón:—¿Ves esto Savannah? —le lanza las facturas a la cama.—¡Ahora que mamá! —exclama Savannah fastidiada,
Cuidad de Seattle, un mes después...—¿Qué te parece la cuidad Leah? —pregunta Derek, una vez instalados en su lujosa mansión.—Aún sigo muy mareada por el avión—musita Leah y Derek de inmediato se ríe de ella.—Ja, ja, ja, me reí mucho de tu cara, al subirte en él.—Vi que tienen algunas ramplas adicionales, ¿Lo mandaste a construir especialmente para ti?—Sí querida, ahora soy un sujeto distinto y tengo que, adaptar ciertos espacios para mí movilidad—explica Derek.—Derek no te has puesto a pensar, en esas personas con tu misma condición y que, no tengan ni un centavo, seguramente sus vidas no son tan simples con la tuya—se emociona enseguida la apacible Leah.—¿Por qué crees que hice la fundación?, fue con la intención de ayudarlos, también doy charlas motivacionales, no es nada sencillo estar todo el día sentado. No te creas Leah, esto aún sigue siendo muy difícil para mí, a pesar que tengo a mi alcance las mejores condiciones de vida.—Lo sé Derek, bueno ya no hablemos de cosas t
—Aceptó Derek. Quiero ser la madre de tu hijo—advierte Leah con firmeza.—¿Hablas en serio Leah? —se sorprende Derek, con su enfática respuesta.—Muy en serio.—No quiero, que lo hagas por obligación.—No para nada. Derek, así como me juraste, no dejarme y hacerme feliz de una manera distinta. Yo quiero aceptar aquí, en este hermoso lugar ser la madre sustituta de tu heredero.—Mi heredero suena maravilloso. Nuestro heredero, un pequeño Derek o una pequeña Leah—se emociona Derek de inmediato.—Sí, sería maravilloso.—Leah prométeme una cosa, este será nuestro secreto por ahora.—Está bien así será. Nadie sabrá de nuestros planes.—Prometo no afectar tu castidad, me asegurare por todos los medios, que no manipulen tu pureza.—Entonces seguiré siendo, la Esposa Virgen del Paralítico—apunta Leah con gracia.—¡Leah! —exclama Derek, bosquejando una sutil sonrisa.—No lo digo en tono despectivo, sino de broma—indica Leah.—Lo sé querida. Serás la Esposa Virgen del Paralítico, Derek Dixon—se
Como era de esperarse Ilse, no se quedaría cruzada de brazos y envía esta vez, sola a Savannah a la sede de Empresas Dixon en Seattle.Hace caso a las indicaciones de su madre y en este instante, se halla a la espera de que éste salga de una importantísima reunión. Sale Derek en su silla, para adéntrese en su oficina y rápidamente hace contacto visual con la sensual Savannah, quién se muestra más altiva y bella que nunca ante la vibrante mirada de Derek. Ágilmente se le aproxima, exclamado su nombre con mucha sensualidad:—¡Derek!—¿Qué haces tú aquí? —pregunta Derek con asombro.—Con permiso—se retira la secretaria de Derek, para seguir con sus labores.—Derek si quieres me voy—se muestra sumisa con la intención de persuadirlo.—No espera, pasa. Estás hermosa como siempre—alaba su belleza y ésta arquea la mirada con mucha arrogancia.—¿Qué te trae por aquí después de tanto tiempo? ¿Por qué vienes justamente ahora Savannah?—¡Ahora estás casado! —manifiesta ella.—¿Cómo lo sabes?—Alb
Al llegar a la oficina de Derek, se topa Leah en el pasillo, que conduce hasta presidencia a Albert, de inmediato agudiza sus sentidos con mirada febril. Musitando, el apuesto caballero mentalmente, lo siguiente, dejando de lado la amistad:«Dios que mujer tan bonita, si la hubiese conocido primero, seguro sería mi esposa»—¿Hola cómo está? —saluda Leah con gentileza.—Hola Leah, mucho formalismo, espero me tutees y me hables con confianza, también seré tu amigo—la toma de la mano y la besa con ligereza, Leah de inmediato se enrojece. —Voy a ver a Derek, hasta pronto—se zafa de su lado con nerviosismo.Entra a la oficina y cierra la puerta, con mucha suavidad notando a Derek algo distraído.—Hola.—Hola querida, tú por aquí, que sorpresa.—Te molesto.—No para nada y cuéntame, ¿cómo te fue en la academia?—De maravilla logré inscribirme, hasta conocí a una compañera y compartiremos aula juntas.—Excelente, es bueno que socialices y tengas amigas.—Te noto extraño.—Es el trabajo, ven
Derek ya no quiere esperar más para ser padre. Lleva a Leah rápidamente a ver al doctor Hamilton, quién estaba presto para de una vez realizar el procedimiento.—Buen día, ya está todo listo para comenzar a trabajar en Leah—apunta el doctor bosquejando una sonrisa.—¿Me va doler doctor? Es que yo soy....—Descuida ya Derek converso conmigo—mira Leah a Derek con rareza y se va muy nerviosa al laboratorio.En la camilla Leah parpadea muy acongojada, sus trémulos pensamientos se apoderan de ella instantáneamente. Sin embargo, no se puede echar para atrás, continúa firmemente y cierra, por unos segundos sus hermosos ojos, sosteniendo sus manos y llevándolas hasta su pecho.Al cabo de unos minutos, el procedimiento está listo. Y el doctor le indica:—Listo Leah esperamos los resultados.—¿Saldré embarazada de una vez doctor?—Esperamos unos días, a ver si la inseminación se hizo efectiva, sino tenemos que hacerlo de nuevo hasta lograr que te embaraces.—Está bien doctor.Se levanta Leah y
Al día siguiente…Fin de semana en Seattle.Llega desde Oregón, el padre Matthew para visitar, a los que considera su familia, ya los extrañaba a todos:—Bueno, Tina gracias por la comida, como siempre todo estuvo delicioso—agradece el padre por el suculento platillo, que Tina le sirvió.Rápidamente ingresa Leah a la mansión, junto con Derek después de dar un paseo sabatino.—Vaya qué sorpresa padre—corre Leah a sus brazos.—¿Bendición padrino cómo está?—Muy bien hijos y, ¿de dónde vienen?—De hacer ejercicios padrino. Aunque esté en esta silla, al menos observo el parque y sus alrededores respirando aire puro—señala Derek con una gran sonrisa.—Mi buen Derek siempre tan optimista.—Yo los dejo, voy a darme un baño—menciona Derek.—¿Quieres te ayude? —se ofrece Leah.—Tranquila Leah puedo solo, Mark me ayudará a adentrarme, en la ducha como siempre. Al irse Derek, el padre le dice:—Veo que, eres muy atenta con Derek.—Si padre, me preocupo por él y quisiera ayudarlo más, sólo que é