Tiempo después.Seattle.Leah por fin logro consolidar su sueño de ser diseñadora de modas, con la ayuda de su madrastra Monique, Eiza y Martina, se está posicionando muy bien en el negocio. Leah a diferencia de Monique se dedica por ahora a la elaboración de prendas masculinas, no descarta más adelante vestir a féminas. Hay una personita muy especial que trabaja junto con ella en el atelier.—Leah aquí tienes los patrones.—Muy bien Ilse, eres buena sastre—responde Leah con amabilidad.Como lo oyen, Ilse la madre de Savannah es una de las costureras del taller. Desde hace muchos años ha tenido afinidad con la costura, solo que su ego era tan grande que, abandonó sus sueños, para vivir rodeada de los lujos, que le ofrecía su difunto marido, al tal punto que se obsesionó con el dinero.En virtud del ultimátum, que le impusieron Savannah y su yerno. No tuvo más opción que buscar trabajo en lo que le gusta. Dio a parar a la empresa de Leah por mera casualidad, al descubrir que era Leah D
Paris, Francia.Fotogénica y siempre lista para el flash, así se muestra Lea ante el lente de la cámara de Derek. Quien no para de reír y tomar fotos de todos los lugares visitados, en este preciso instante se encuentran en Paris, visitando la torre Eiffel. Otro logro que se le suma a la pareja, Derek es aventurero por naturaleza y los viajes su eterna pasión. Ya han recorrido varios países del continente europeo, en compañía de su precioso hijo Cameron.—Si esto no es el paraíso, al menos se le asemeja—señala Leah con emoción.—Sabía que te gustaría Europa y aún viene lo mejor, visitaremos luego la bella Italia.—Gracias cariño.—Soy yo quien tiene que agradecerte a ti, trajiste mucha suerte a mi vida querida, ¿Otra foto? —sonríe Leah nuevamente para la cámara muy fascinada.*****Seattle.—Mamá, Papá. Miren me llegaron fotos del viaje de Leah, se nota que se están divirtiendo—asienta Devin muy emocionado.—Esperemos más adelante hacer un viaje en familia.—No sé si cabríamos todos e
—Maleducada. —Paralítico— ambos se gritan y se miran con rabia. Velozmente llega su tío Brandon y los reprende: —Por Dios basta, Derek y Leah, me van a terminar de matar— de inmediato sostiene su pecho, como queriendo desmayarse. —¿Tío estás bien? —se le arrima Leah. Mientras que Derek, hace lo mismo desde su silla de ruedas. —¿Por qué se traten como perros y gatos? ¿Si pronto se van a casar? —Ya a este punto, no estoy tan seguro tío—manifiesta Derek muy molesto, accionando el remoto de su moderna silla de ruedas. Derek Dixon es un joven apuesto, millonario y muy noble. A quien la vida golpeó con severidad, hace cinco años a sus escasos veinticinco, tuvo un terrible accidente de auto donde sus padres, lamentablemente perdieron la vida, a causa de aquel fatídico incidente, el cual dejó al pobre Derek postrado de por vida, a una silla de ruedas en plena flor de su juventud. Actualmente éste simpático galán, es uno de los CEO´S más jóvenes del país, a pesar de su condición, busca d
Ingresan a la habitación de Derek, Leah junto con el padre Matt, quién mira a Brandon con mucho recelo, mientras éste se encoje de hombros. —Brandon ven conmigo, tenemos muchas cosas de que hablar—comenta el padre. —Está bien Matt, vamos al despacho. Bosqueja el tío Brandon una gran sonrisa, la cual ellos corresponden y se retira con el padre. Dejándolos solos, Leah mira a Derek de reojos y éste de igual forma, al unísono sus palabras se atropellan. —Yo primero Leah—advierte Derek—Leah lo siento, no fue mi intención ofenderte, discúlpame si lo hice. Es que me sacaste de mis casillas, vaya qué eres tenaz muchacha. —Perdóname tú a mí, por llamarte paralítico Derek, no volverá a suceder—se excusa Leah, por su conducta. —Realmente lo soy—manifiesta Derek con nostalgia. —¡Oh por Dios Derek, no estés triste! —Tranquila querida, tú no tienes la culpa de mí tristeza, esa la llevo en mi corazón y no la puedo arrancar, por más que quiera. —¿Hay algo más allá que tu invalidez, que te afl
En una ceremonia íntima y algo atípica, dónde Derek junto con su abogado hacen a Leah previamente, firmar un contrato prenupcial. Donde detalla una cláusula, que Derek estipuló a última hora en concordancia con su abogado, cláusula que el tío Brandon desconoce. La inocente Leah firma de inmediato y posterior a ello, van hasta donde los espera el juez, para oficializar el casamiento. ¿Habrá hecho mal el apuesto Derek, en no decirle a nadie de su cambio de última hora? ¿Qué fue lo qué estipuló sin previo aviso? En la sala de mansión, la toma por su mano desde su moderna silla de ruedas. Leah esboza una risa nerviosa y el tío Brandon, la mira con entusiasmo buscando de apaciguar sus miedos. Por otro lado, el padre Matt está muy serio, ya que no está de acuerdo con un matrimonio tan extraño, dónde según para él, el amor no se demuestra por ningún lado. Tina la empleada de confianza, quién es una segunda madre para Derek, los mira desde la distancia tocando su corazón, está muy angustiad
El día siguiente. Miami Florida. —¡Oh por Dios qué rico sol! —grita Leah repentinamente y Derek la mira con rareza. —Controla tus emociones Leah. —¿Ahora que hice? —pregunta Leah haciendo pucheros. —Ven mejor siéntate a mi lado. Ya cuando regresemos, recibirás tus primeras clases. —¿Tan mal me comporto? —Muchísimo—señala Derek frunciendo el ceño. —¡Ah Caray! —exclama Leah, haciendo un extraño gesto con sus labios. —Pero tranquila, confío en tu inteligencia y en tus aptitudes. Creo—se muestra grácilmente confuso Derek. —¿Que musitaste al final Derek? —pregunta Leah con suspicacia. —Que si vas a poder con todo y mucho más querida. —Por lo visto, tienes más confianza en mí que yo. —Ya Leah, dejemos las complicaciones para otro momento, ahora acerquémonos hasta la orilla. —¿Quieres nadar? —En este inmenso mar no me atrevo, me da un poco de vergüenza. —Eso lo podemos solucionar. —¿Qué tienes en mente? —pregunta velozmente Derek, ya que Leah es muy disparatada. —Ya verás. E
Llegan a un prestigioso lugar nocturno, en South Beach en Miami. El rostro de Leah se mostraba muy extraño, observa todo con fascinación, en su vida había ido a su lugar tan lujoso como ese. —¿Te gusta el ambiente? Sé que todo esto es nuevo para ti—señala Derek sujetando su mano. —Es extraño, pero mira la gente como se divierte—indica Leah sonriendo. —¿Quieres bailar? —pregunta Derek sin miramientos. —¿Me estás tomando el pelo? —se sorprende Leah, debido a que él no puede caminar. —No para nada, vamos a bailar—insiste Derek obviando su invalidez. —Yo no sé bailar Derek y tú... —se queda confunde Leah y queda sin palabras. —Impongamos un nuevo baile—propone el guapísimo Derek, se carcajea Leah enseguida y lo sigue hasta la pista. Se olvidan del resto de las personas y se acomodan para disfrutar del ambiente, el momento es muy grato para ambos. Se miran divertidos y se contagian de la alegría del lugar. Se le acerca Derek a Leah y éste le dice: —Te enseñaré mis mejores pasos de
A la mañana siguiente, en la habitación de Derek...—¡Oh por Dios, Derek! —se despierta precipitadamente Leah y se toca, cayendo en cuenta que durmió en la cama de Derek.—¿Qué ocurre? —musita Derek entre dormido.—Dormimos juntos.—¿Qué cosa? —se levanta precipitadamente Derek.—Seguro fue el cansancio que nos venció, amanecí con la misma ropa puesta—insinúa Leah sin malicia y Derek lo toma a mal.—¿Por quién me tomas Leah, jamás haría nada que te lastimará?—Tranquilo Derek sólo me asusté, fue un extraño despertar, ya pasó. Voy a mi habitación para cambiarme.—Espera Leah, hoy es nuestro último día en Miami. Así que, vamos aprovecharlo al máximo—expone sacando a relucir su espíritu aventurero.—Lo sé, me daré prisa, estaré lista para despedirnos del mar de Miami—sale velozmente del cuarto de Derek y él queda muy sonriente en el suyo, tuvo al lado a una hermosa mujer y no sintió absolutamente nada, dándose cuenta que el recuerdo de Savannah sigue intacto. Enseguida llama a su cuidado