—Maleducada.
—Paralítico— ambos se gritan y se miran con rabia.
Velozmente llega su tío Brandon y los reprende:
—Por Dios basta, Derek y Leah, me van a terminar de matar— de inmediato sostiene su pecho, como queriendo desmayarse.
—¿Tío estás bien? —se le arrima Leah. Mientras que Derek, hace lo mismo desde su silla de ruedas.
—¿Por qué se traten como perros y gatos? ¿Si pronto se van a casar?
—Ya a este punto, no estoy tan seguro tío—manifiesta Derek muy molesto, accionando el remoto de su moderna silla de ruedas.
Derek Dixon es un joven apuesto, millonario y muy noble. A quien la vida golpeó con severidad, hace cinco años a sus escasos veinticinco, tuvo un terrible accidente de auto donde sus padres, lamentablemente perdieron la vida, a causa de aquel fatídico incidente, el cual dejó al pobre Derek postrado de por vida, a una silla de ruedas en plena flor de su juventud. Actualmente éste simpático galán, es uno de los CEO´S más jóvenes del país, a pesar de su condición, busca de ver la vida con entusiasmo, por lo que tiene una fundación sin fines de lucros, donde ayuda a personas de escasos recursos, con su misma condición de invalidez.
Se internaliza en su habitación Derek y rápidamente, llega el padre Matt el sacerdote del pueblo. Es muy allegado a la familia, tanto así, que es el padrino de Derek.
—Padre—musita Leah al verlo y enseguida rompe en llanto.
—¿Qué sucede muchacha? —pregunta el padre con asombro.
—El paralítico—murmura Leah todavía sollozando.
—Por Dios Leah, donde quedaron tus modales. Qué te he enseñado yo muchacha, te he dicho hasta el cansancio, que no debemos hablar mal de las personas y menos, de esa forma como te refieres a Derek tan despectivamente. Vamos, tenemos que hablar hija—la toma por el brazo y de inmediato, mira con recelo a Brandon y éste bosqueja una sutil sonrisa. Instantáneamente se interna en el cuarto de Derek, para así evitar que desista de su compromiso con Leah.
*****
Leah Smith, es una chiquilla de orígenes humilde, muy ignorante quien primero piensa antes hablar. Pero, sobre todo es una jovencita muy bella, dueña de unos hermosos sentimientos. Quien quedó huérfana desde muy niña, sus padres murieron calcinados según en un terrible incendio. Por lo tanto, fue criada por su abuela. En vida fue el gran amor del tío Brandon, Amy como se llamaba la abuela Leah era una trabajadora del campo, por muchos años trabajo en la granja Dixon propiedad del abuelo Derek y padre de Brandon, el señor Dixon era un hombre muy severo, siempre impidió a toda costa, que su hijo Brandon emparentara con Amy, por lo que ella, con el pasar de los años, renunció a ese inmenso amor y conoció, a Gregory el abuelo de Leah y juntos tuvieron un hijo llamado Damon. Sin embargo, Brandon llevó por años, ese amor clavado en lo más profundo de su corazón y sumergido en el tiempo. Nunca se casó, ni formó familia, siempre mantuvo viva la esperanza de que, su padre algún día aprobará su relación, con Amy cosa que jamás sucedió.
Se reencuentra nuevamente con Amy, después de tanto tiempo y está en su lecho de muerte le pide que cuide de su nieta y la haga una mujer de bien. Por lo que, se le ocurrió la brillante idea de convencer a su sobrino a como dé lugar, para que tome a Leah como esposa, presumiendo que, en su condición de discapacitado, ninguna mujer se le acerca a él sin interés de por medio. Al conocer a Leah y comenzar a platicar con ella, vio muchas cosas positivas en la joven, que se asemejaba mucho a su abuela, sobretodo vio en ella aquella chica, que amo por tantos años, con quien no pudo materializar ese idilio, que quebranto sus mejores años de vida. Espera que Derek, pueda hallar en Leah, ese cariño desinteresado y poder, en un futuro cumplir con su anhelado sueño de ser padre.
Antes de su accidente, Derek llevaba una vida plena como todo joven de su edad, le gustaba viajar, salir de fiesta con sus amigos, divertirse, también siempre fue buen hijo y un joven muy responsable de sus obligaciones, a pesar de ser hijo único. Por algunos años, mantuvo una relación amorosa, con una bella mujer llamada Savannah Parrot, una chica vanidosa también de sociedad, estaban próximos a casarse.
Sin embargo, ésta desapareció de la vida del joven, sin dejar rastros cuando se enteró, que había quedado invalido y atado a una silla de ruedas, huyó de su camino abandonándolo a su suerte. Lo que es peor de todo esto, es que Derek la continúa amando y mantiene viva sus esperanzas de reencontrase con ella algún día, ya han pasado más de cinco años y ese encuentro está muy lejos de que ocurra.
*****
Afuera de la granja, Leah se dispone a dar un paseo, con el padre Matt por los sembradíos.
—¿Leah hija estás segura de casarte con mi ahijado Derek? —pregunta el padre mirándola fijamente, para medir su reacción.
—No lo sé, sólo sigo indicaciones del tío Brandon.
—Brandon, Brandon... A mí es quién va a matar de un infarto—musita el padre con angustia.
—¿Por qué lo dice padre?
—No me hagas caso hija. Mejor sigamos caminando, el contacto con la naturaleza, apaciguará tu mente—se sostiene Leah de su brazo y siguen su caminata.
Mientras Tanto, en la habitación de Derek:
—Tío, Leah es una chica sin educación, si así se comporta aquí como será, cuando nos mudemos a Seattle. No es una buena idea, esto de la boda tío—advierte Derek con preocupación.
—Hijo por Dios, No pensarás arrepentirte a estas alturas, le di mi palabra a Amy en su lecho de muerte y también, estoy muy enfermo temo dejarte sólo, con Leah a tu lado, la vida será más amable, Créeme.
—Valiente compañía—murmura Derek, con grácil decepción.
—No reniegues más hijo, tú eres un hombre sensato y muy humanitario, esa chica no tiene a nadie en el mundo, sólo nos tiene a nosotros.
—Yo no la abandonaré te lo prometo, pero de allí a convertirla en mi esposa es demasiado tío.
—Derek por favor, ya me habías dado tu palabra hijo, y tú palabra vale más que un contrato, eres un Dixon—señala el tío Brandon con firmeza.
—Está bien tío, igual ya perdí mis esperanzas, de hallar nuevamente a Savannah—se aflige nuevamente Derek, al recordar al que para él es su gran amor.
—Savannah es una ingrata y no merece tú amor, tan pronto se enteró que quedaste en una silla de ruedas, huyó de ti sin reparo alguno, es una mala mujer al igual que su madre, sólo estaba contigo por tu dinero.
—Yo siempre amaré a Savannah tío, la tengo clavada en el corazón y no la he podido sacar de allí nunca—toca el hermoso Derek su pecho.
—Mi pobre muchacho, eres tan bueno. Esa desalmada, no merece tú noble corazón.
—Pero, en el corazón no se manda tío, qué más quisiera yo, que olvidarla tan sólo no puedo—se justifica el buen Derek.
—Enamórate de Leah, es bella, joven y muy buena muchacha, podemos mejorar sus modales, Leah tiene arreglo.
—Tampoco la pobre es un auto tío, ja, ja, ja. Pero, tienes razón si me casaré con ella, debo de ver cómo ayudarla con su educación, es tan ignorante la pobre, que me saca de quicios constantemente.
—Tenle un poco de paciencia. No todo está perdido hijo.
—Esperemos que, una buena institutriz pueda ayudarla. Mira que, en el mundo que me desenvuelvo, es muy audaz y no es para nada fácil. La harán picadillos, si no sabe comportarse.
—Lo sé hijo, pero tengo fe, que todo va a mejorar con la muchacha. Paciencia Derek—se le acerca el tío Brandon y le manifiesta un cálido abrazo.
Ingresan a la habitación de Derek, Leah junto con el padre Matt, quién mira a Brandon con mucho recelo, mientras éste se encoje de hombros. —Brandon ven conmigo, tenemos muchas cosas de que hablar—comenta el padre. —Está bien Matt, vamos al despacho. Bosqueja el tío Brandon una gran sonrisa, la cual ellos corresponden y se retira con el padre. Dejándolos solos, Leah mira a Derek de reojos y éste de igual forma, al unísono sus palabras se atropellan. —Yo primero Leah—advierte Derek—Leah lo siento, no fue mi intención ofenderte, discúlpame si lo hice. Es que me sacaste de mis casillas, vaya qué eres tenaz muchacha. —Perdóname tú a mí, por llamarte paralítico Derek, no volverá a suceder—se excusa Leah, por su conducta. —Realmente lo soy—manifiesta Derek con nostalgia. —¡Oh por Dios Derek, no estés triste! —Tranquila querida, tú no tienes la culpa de mí tristeza, esa la llevo en mi corazón y no la puedo arrancar, por más que quiera. —¿Hay algo más allá que tu invalidez, que te afl
En una ceremonia íntima y algo atípica, dónde Derek junto con su abogado hacen a Leah previamente, firmar un contrato prenupcial. Donde detalla una cláusula, que Derek estipuló a última hora en concordancia con su abogado, cláusula que el tío Brandon desconoce. La inocente Leah firma de inmediato y posterior a ello, van hasta donde los espera el juez, para oficializar el casamiento. ¿Habrá hecho mal el apuesto Derek, en no decirle a nadie de su cambio de última hora? ¿Qué fue lo qué estipuló sin previo aviso? En la sala de mansión, la toma por su mano desde su moderna silla de ruedas. Leah esboza una risa nerviosa y el tío Brandon, la mira con entusiasmo buscando de apaciguar sus miedos. Por otro lado, el padre Matt está muy serio, ya que no está de acuerdo con un matrimonio tan extraño, dónde según para él, el amor no se demuestra por ningún lado. Tina la empleada de confianza, quién es una segunda madre para Derek, los mira desde la distancia tocando su corazón, está muy angustiad
El día siguiente. Miami Florida. —¡Oh por Dios qué rico sol! —grita Leah repentinamente y Derek la mira con rareza. —Controla tus emociones Leah. —¿Ahora que hice? —pregunta Leah haciendo pucheros. —Ven mejor siéntate a mi lado. Ya cuando regresemos, recibirás tus primeras clases. —¿Tan mal me comporto? —Muchísimo—señala Derek frunciendo el ceño. —¡Ah Caray! —exclama Leah, haciendo un extraño gesto con sus labios. —Pero tranquila, confío en tu inteligencia y en tus aptitudes. Creo—se muestra grácilmente confuso Derek. —¿Que musitaste al final Derek? —pregunta Leah con suspicacia. —Que si vas a poder con todo y mucho más querida. —Por lo visto, tienes más confianza en mí que yo. —Ya Leah, dejemos las complicaciones para otro momento, ahora acerquémonos hasta la orilla. —¿Quieres nadar? —En este inmenso mar no me atrevo, me da un poco de vergüenza. —Eso lo podemos solucionar. —¿Qué tienes en mente? —pregunta velozmente Derek, ya que Leah es muy disparatada. —Ya verás. E
Llegan a un prestigioso lugar nocturno, en South Beach en Miami. El rostro de Leah se mostraba muy extraño, observa todo con fascinación, en su vida había ido a su lugar tan lujoso como ese. —¿Te gusta el ambiente? Sé que todo esto es nuevo para ti—señala Derek sujetando su mano. —Es extraño, pero mira la gente como se divierte—indica Leah sonriendo. —¿Quieres bailar? —pregunta Derek sin miramientos. —¿Me estás tomando el pelo? —se sorprende Leah, debido a que él no puede caminar. —No para nada, vamos a bailar—insiste Derek obviando su invalidez. —Yo no sé bailar Derek y tú... —se queda confunde Leah y queda sin palabras. —Impongamos un nuevo baile—propone el guapísimo Derek, se carcajea Leah enseguida y lo sigue hasta la pista. Se olvidan del resto de las personas y se acomodan para disfrutar del ambiente, el momento es muy grato para ambos. Se miran divertidos y se contagian de la alegría del lugar. Se le acerca Derek a Leah y éste le dice: —Te enseñaré mis mejores pasos de
A la mañana siguiente, en la habitación de Derek...—¡Oh por Dios, Derek! —se despierta precipitadamente Leah y se toca, cayendo en cuenta que durmió en la cama de Derek.—¿Qué ocurre? —musita Derek entre dormido.—Dormimos juntos.—¿Qué cosa? —se levanta precipitadamente Derek.—Seguro fue el cansancio que nos venció, amanecí con la misma ropa puesta—insinúa Leah sin malicia y Derek lo toma a mal.—¿Por quién me tomas Leah, jamás haría nada que te lastimará?—Tranquilo Derek sólo me asusté, fue un extraño despertar, ya pasó. Voy a mi habitación para cambiarme.—Espera Leah, hoy es nuestro último día en Miami. Así que, vamos aprovecharlo al máximo—expone sacando a relucir su espíritu aventurero.—Lo sé, me daré prisa, estaré lista para despedirnos del mar de Miami—sale velozmente del cuarto de Derek y él queda muy sonriente en el suyo, tuvo al lado a una hermosa mujer y no sintió absolutamente nada, dándose cuenta que el recuerdo de Savannah sigue intacto. Enseguida llama a su cuidado
Oregón, Días después....Ya han pasado algunos días, de la luna de miel de estos excepcionales recién casados. Llega a la granja la señora Jessica Goldman, una mujer muy culta y refinada, que se encargará de mejorar a la inocente Leah.—Buen día señores—saluda la dama con mucha cortesía, se halla de la compañía de Leah y de su esposo Derek.—Qué bueno que vino señora Goldman, aquí la dejo con mi esposa, espero nos ayude. Es usted nuestra salvación—señala Derek bosquejando una tenue sonrisa.—Derek, me haces parecer como una salvaje—lo mira Leah con aprensión.—Lo único que, te hace falta es treparte por los árboles. Aunque creo, que ya eso lo haces—se carcajea Derek de inmediato.—Cierra la boca—lo reprende Leah mirándolo de reojos.—Veo que, se la llevan muy bien ustedes—apunta con gracia la señora Goldman.—Las dejo trabajar suerte Leah.—¡Santo cielo! —exclama Leah ante lo novedoso.—Bien señora Dixon, manos a la obra tenemos mucho trabajo—se dirigen juntas, al salón en ese gran es
Al culminar sus clases, Derek se acerca a Leah, para dar un paseo por los alrededores de la Granja.—¿Por qué tan decaída Leah?—Hoy no di el 100%.—Apenas son tus primeras clases, por lo visto también, tienes que aprender a ser paciente.—Es que quiero aprender rápido y quiero que esto acabe—asienta Leah con desesperación.—Tranquila disfruta el proceso, míralo con un gran aprendizaje, que te servirá para el resto de tu vida y no como una obligación. Si no estarás en serios aprietos.—Algo así creo que me dijo, Jessica.—¿Ya la tuteas? —pregunta Derek con rareza.—Ella misma me dijo que lo hiciera.—Bueno está bien Leah. Vamos a la pradera, quiero contemplar el paisaje.—Te gusta mucho estar en la granja ¿O me equivoco?—No te equivocas, me trae muchos recuerdos, vividos con mi abuelo, era muy bueno conmigo.—Yo también extraño mucho a mi abuela, me he quedado sola sin ella.—Tú no estás sola, ahora tienes a una familia, que te respaldará en todo.—Si tengo un esposo bajo contrato, a
Se interna Derek, en la habitación de Leah accionado el remoto de su silla. Ella lo mira de reojos y de inmediato se hace la dormida.—No finjas Leah, hablemos—murmura Derek muy cerca a la cama.—Vete Derek, quiero estar sola—indica Leah con lágrimas en sus ojos, aún sigue muy confundida.—Leah no llores, ven aquí—se levanta sollozando y se sienta en la cama.—Derek no sé qué me pasó. Lo lamento, debes de pensar que soy una atrevida de lo peor.—No para nada, no pienso mal de ti, fue solo un impulso, que me tomó por sorpresa—frunce Derek el ceño con desconcierto.—No volverá a pasar.—Ya Olvidemos ese tímido beso. Hagamos cómo si nunca existió.—¿Me perdonas Derek?—Leah por Dios, no tengo nada que perdonarte—por un impetuoso arrebato, Leah se le abalanza encima, se abraza a él con mucha fuerza y Derek, corresponde a ese abrazo con el mismo ímpetu.En la puerta se hallaba Martina, con una taza de té para la muchacha, al ver la escena tan tierna entre ambos sonríe y retorna nuevamente