Todos los capítulos de La Esposa Rechazada del Millonario: Capítulo 1 - Capítulo 10
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1. Ciega de amor
Una mujer puede dejarse pisotear una vez por amor, pero no habrá segunda ocasión, aprenderá de su lección y cuando renazca del daño que le hiciste, deberás tener cuidado... ━─━────༺༻────━─━Beth despertó temprano en la mañana envuelta en una nube de felicidad. Hoy era el día más esperado de su vida. Por fin se casaría con el hombre del cual estaba enamorada desde hace tantos años. Y mejor aún, trabajaría como su secretaria, así que juntos serían una mancuerna de los negocios.—Nana, ¿me preparas el baño?Su nana entró apenas escucho su voz apareció en la habitación, todos en la casa sabían que ya era el día de su matrimonio. Aunque su familia deseaba que ella se fuera de una vez por todas de sus vidas, algunos sirvientes le tenían cariño.—Ya te lo preparo señorita.Beth sonrió mirando su mano. La sortija en su dedo brillaba como nunca, era redondo y grande, de color azul cielo con un intrincado de serpiente alrededor, el emblema de la familia Blake, imponiéndose sobre ella.Pront
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2. Vamos a divorciarnos
CINCO AÑOS DESPUÉS....—Isabella está embarazada.Cuando escucho esas palabras, fue como si unas dagas se hubieran incrustado dentro de su ya débil corazón.—¿Por qué? —susurró.Él alzó una ceja.—¿Por qué, qué? ¿Te parece extraño? Pensé que ya lo esperarías.Ella negó con la cabeza, frustrada —Eso no es lo que digo. Te pregunto a ti, ¿por qué me hiciste esto? ¿por qué ella y no yo?Odiaba estar sumergida en el dolor justo frente a él, dejándole ver cuánto le afectaba su rechazo.—Jamás te ame, parece que no lo recuerdas con claridad, pero jamás te ame, Annabeth. Ni siquiera como mi secretaria pudiste hacer un buen trabajo, todo el tiempo solo deseaba reemplazarte por alguien más eficiente.Sus piernas no pudieron soportarlo más y cedieron, llevándola al frío suelo inmediatamente. No podía mirarlo más a la cara, no podía enfrentar más su odio y desprecio.Tras cinco años de matrimonio, al fin podía darse cuenta de la realidad... Su esposo jamás la amó, y nunca lo haría, porque siem
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3. Todo por ella
La casa estaba en silencio cuando volvió. Le costaba respirar con cada paso que daba, pero al menos ya tenía más conocimiento que hace unas horas. Ahora quizás ya podría enfrentarse a su nueva vida.Una vida en la cual su matrimonio estaba casi oficialmente acabado.Al acercarse, divisó una luz en medio de la sala todavía encendida. Era algo extraño, ya que él solía no estar por las noches.De pronto, su voz llenó el vacío.—¿En dónde estabas, Beth? —había algo de dureza en su tono, pero lo desestimó.—Salí a caminar, Dominik. ¿No crees que eso es algo normal, teniendo en cuenta la situación? Estuvieron cara a cara cuando ella se paró enfrente de él. Sus ojos fríos como el hielo la taladraron en su sitio.—No puedes dar de qué hablar en los medios, aunque dejemos de ser marido y mujer debes mantener una imagen intachable.Alzó una ceja, inquisitiva.—¿Es esa una orden o una sugerencia? —preguntó con ironía.No se esperaba que él se levantara tan rápido, así que trastabillo para ale
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4. Un fénix renace
Tan solo unos días después comenzó a organizar la que sería su nueva vida. Investigó todo lo que pudo y decidió que en ese mismo día, llevaría a cabo lo que había estado ideando en silencio.El joyero detrás del mostrador le sonrió admirado.—Señorita, debo decirle que esta pieza es exquisita. Totalmente original. ¿Está segura de que quiere venderla? Sería una pena... —comenzó a decirle. Alzó una mano para interrumpirlo.—Estoy segura, puede proceder con la venta.Después de la valuación, le dieron poco más de un millón y medio de dólares por el collar, sobre todo por las piedras preciosas que tenía incrustadas. Ella sabía que se podía obtener mucho más, pero era un buen inicio.Perteneció a la abuela de Dominik. Se remontaba a una herencia de siglos atrás, pero ahora sería su boleto a la independencia.Una hora después, el banco ya había depositado a su cuenta el dinero del cheque.Salió rumbo a una boutique de ropa y gastó miles de dólares en ropa de lujo que siempre había queri
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5. Será nuestro secreto, cuñada.
Los padres de Dominik parecían mantener una charla agradable con su hijo. Era posible que en ese momento su suegra estuviera culpándola por su retardo. ¿Pero qué podía hacer? Todavía temblaba del coraje y el frío.Rebuscó en su armario hasta que encontró un vestido que su marido odiaba con el alma. Era el vestido que usó en su noche de bodas, pensaba que sería una noche inolvidable... pero la dejó sola en la cama. Trató de apartar de su mente aquellos malos recuerdos. Ella era tan joven que le dolía haber sido una tonta ilusionada.Después de ducharse rápido y secarse el cabello, sacó el vestido de su funda.El vestido era blanco y le llegaba debajo de los muslos, decentemente escotado pero dejando su espalda al aire libre. La parte de las piernas era muy pegada al cuerpo, así que decidió no usar ropa interior, justo como el día en que pensó tendría la noche de bodas más mágica del mundo. Un lazo le rodeba el cuello y caía por la espalda. Se calzó unos tacones también blancos y tomó su
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6. La amante está aquí
Beth sabía que aquella cena no iría bien, nada más viendo las caras de los invitados.En primer lugar, ¿qué hacían ahí las amigas chismosas de la tía de Dominik? Ella pensaba que aquello debería de ser una reunión privada. Pero lo que Beth pensara no importaba. Eso no las detenía de que la mirasen de arriba hacia abajo como si fuera menos que una mosca.Lo que importaba realmente es la humedad entre sus piernas luego de la mini sesión de placer con su cuñado. Pensamientos pecaminosos en lo más profundo de su mente comenzaban a salir, se estaba volviendo loca con todo esto. Incluso sentía que todos ahí podían ver su culpable cara que recientemente tuvo un orgasmo.Arrugó la nariz sin pensar.—¡Annabeth! —Jessica, la prima de Dominik, venía corriendo hacia ella. Eso la puso feliz. Jess era muy dulce, quizás algo entrometida, pero agradable.Respiro agitada, parecía agotada por la carrera.—Te ves increíble, prima. Pensé que no vendrías —el hoyuelo en su mejilla se marcó cuando le dedicó
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7. Una noche, dos hombres
Sus tacones resonar al subir las escaleras, con cada paso que daba sus nervios aumentaban. No sabía qué pasaría entre ellos de ahora en adelante, solo sabía que algo la atraía hacia él. Como una polilla a la luz, se dirigía hacia Sammael. Le daba miedo que alguien la haya descubierto, que alguien pudiera intuir su oscuro secreto. Beth sabía que el poder más grande residía en quienes conocen tus secretos.Cuando llegó finalmente a la terraza, lo vió de espaldas. Destilaba una sensualidad masculina tan hechizante que no pudo despegar sus ojos de él, se estaba muriendo lentamente por las ansias de probar sus labios otra vez. Eran una adicción que jamás había experimentado.—Sam... —llamó su nombre, muy bajito. Él se tensó, y dió vuelta lentamente. El brillo de lujuria en sus ojos eran evidentes, así que supo que no había malinterpretado sus intenciones. Ambos querían esto, y en cierta forma eso la reconfortó.Llegó a considerar la posibilidad de que no sería deseable para ningún hombre.
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8. Elígeme a mí
—¿Está segura de que es efectiva? —preguntó Beth, nerviosa.La dependienta pareció dudar un poco.—Bueno, como todos los métodos, tienen su margen de error; y ese es solo de emergencia. Estoy segura de que un médico le puede explixar mejor que yo, perdón —dijo con una expresión de disculpa.Ella asintió y salió de la farmacia.A la mañana siguiente simplemente salió huyendo en cuanto tuvo oportunidad. No tenía ganas de ver a su marido. Pero sobretodo, a su cuñado.Se subió al carro, y manejó a su nueva casa. Ya estaba estacionado el carro de alguien más, así que se estacionó a un lado y entro en la casa.—Señora Grey, está aquí su invitado —le aviso su ama de llaves.Beth sonrió y se dirigió a la sala. Ahí estaba un hombre joven de casi treinta años, esperándola.—Hola, MinHyuk, qué gusto me da verte —lo saludó.Él le tendió la mano.—Un placer volver a verte, Annabeth. Estoy feliz de verte tan bien.El hombre coreano mantenía el rostro serio, pero afable. Sabía que así era él.—¿Crees
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9. Dame al padre de mi hijo
El despertador estaba sonando cuando por fin abrió los ojos. Miró al techo durante un buen rato, estaba muy cansada.Tres orgasmos son suficientes para hacerla ir al cielo, así que durmió hasta las 11 de la mañana. Pero jamás se había sentido más feliz.Bajó a la cocina, descalza. Necesitaba desayunar, le dolía el estómago. Por suerte encontró fruta picada y yogurt, así que en un santiamén lo engulló todo.Miró su reflejo en el espejo del baño diez minutos después. Tenía ojeras debajo de los ojos. Ese día también iría a entrenar, un cambio no sucederá si no se esfuerza lo suficiente.—¡No puede pasar, señorita! —escuchó que gritaba el ama de llaves. Se escuchaban fuertes gritos.—¡ELLA SE LO BUSCÓ! ¡QUÍTESE!Salió rápidamente del baño y al llegar a la sala, se topó con Isabella.Vestida como una princesita, tenía los brazos cruzados y le daba la espalda. Su cabello rubio platinado estaba impecablemente peinado, hasta parecía brillar; y el elegante vestido plisado color rosa Barbie fue
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10. Seguiremos casados
Llegó a casa a las ocho. Todo estaba oscuro excepto por la luz de la sala. Ahí se encontró a su marido con una carpeta sobre la mesa. Sintió un deja vú, hace un par de días así la había recibido.«Parece el divorcio de nunca acabar», se rió para sus adentros.—Ah, al fin llegas. ¿Feliz de haber gastado mi dinero en otras tonterías? ¿Qué fue esta vez? —le preguntó apenas la vió.Beth sonrió.—No te preocupes, maridito, solo compré un poco de ropa para el invierno que se acerca. Ya sabes que soy muy delicada —se excuso.Dominik se levantó de la silla y la tomo por los hombros.—Supe lo que le hiciste a Isabella. ¿Cómo pudiste? Es una mujer en estado —sacudió la cabeza—, te desconozco.Alzó una ceja al escuchar eso.—¿Por qué? ¿Por qué no me muevo al tronar de tus dedos, es eso?Él la miró extrañado.—No, creo que eso ya no me sorprende. Lo que es raro para mí es verte siendo agresiva, recuerdo un tiempo en el que aborrecías cualquier tipo de abuso hacia alguien más débil.Eso logró sacar
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