Esther tomó uno de las copas que le ofrecía un camarero y le dio un largo trago, tenía la boca seca.— ¿Cómo crees que lo hice? — preguntó Leonel y Esther no supo qué contestar, por suerte Carlo le habló al oído.— Parece que bien, conozco a esa mujer, es ambiciosa, déspota, si no quisiera hacer negocios con nosotros definitivamente te lo hubiera dicho, para empezar, ni hubiese venido — luego dejó escapar un suspiro — ya tengo que bajar, preguntan por mí, lo están haciendo bien, ya tenemos a la principal — les repitió la lista de los posibles aliados y dejó el micrófono, al cabo de un par de minutos apareció con su cabello rubio peinado hacia tras y metido en un caro traje azul turquí que lo hacía lucir como un príncipe.Esther y Leonel caminaron por la fiesta conversando con quienes se encontraban, Leonel portaba un aire superior, altivo, parecía que había nacido para aquello, pero solo Esther podía notar todo lo que le costaba fingir esa postura.De seguro la educación de su padre l
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