A pesar de pasar la noche en los brazos de Leonel, a Esther la aplastaron las pesadillas. Era un retorcijón de escenas con las imágenes de la policía deformada por la tortura, con los dientes expuestos por los labios cortados y las orejas cercenadas. La mirada que le dedicó a Esther fue de horror, de lamento, le suplicaba. Ya no que la ayudara si no que acabara con su sufrimiento, pero, ¿en realidad la había visto o solo era producto de su imaginación o de sus pesadillas?Cuando despertó, tenía la frente perlada de sudor y los brazos de Leonel alrededor de su cintura, y un miedo extraño la invadió. Si estar con Leonel ya no le ayudaría con sus pesadillas, entonces, ¿Qué haría?La luz blanquecina entraba por la ventana y Esther se puso de pie, tenía todo el cuerpo adolorido, como si un camión le hubiese pasado por encima, así que bajó a la cocina. Era temprano en la mañana, Leonel le había dicho que no iría a la oficina, así que se tomaría una pastilla para el dolor y regresaría a la
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