Esther contuvo el aliento mientras el hombre sacaba el arma del pantalón y la sostenía con firmeza en su mano. Miró hacia tras y comprobó con alivio que Emily regresaba por ella y cuando llegó con el hombre levantó una ceja.— ¿Qué hay de nuevo, Pol? — le preguntó la vagabunda y el hombre levantó el mentón.— Sabes que tienes que avisar cuando vas a traer a alguien nuevo, además, ¿No se supone que no vendrías hoy? — Emily le sonrió sin mostrar los dientes.— Es que mañana no tenía para comer, y quería venir a presentarte a mi amiga, su nombre es Sara — empujó a Esther que dio un tímido paso al frente.El hombre se la quedó mirando y Esther le sonrió mostrando los dientes y dejando ver claramente la bolsa plástica que los hacía parecer podridos, pero ni eso borró la sonrisa estúpida que se formó en el rostro del hombre.— ¿Y ya le hablaste a Sara sobre las reglas para reciclar en la zona? — dio un paso al frente y Esther se aguantó las ganas de salir corriendo.— Es que ella no es muy
Esther casi arrastró a Emily por la calle mientras cargaban un par de cartones para disimular, y todo el aire fuerte y agresivo de la vagabunda desapareció del cuerpo de la joven como un algodón de azúcar mojado.Llegaron a la zona de comercio, que a esas horas de la noche estaba a reventar, cosa que se le hizo extraño a Esther hasta que vio a los jóvenes en las esquinas perdidos en las drogas, decaídos y taciturnos mirando la luz de la Luna que se colaba por las espesas nubes.Esther odiaba las drogas, su padre solo traficaba armas y aunque igual les hacían daño a las personas, las drogas consumían la sociedad, la vida y el alma. Lo veía cada vez y lo vio en ese momento, con las pupilas dilatadas de los pobres jóvenes que las veían, pero no las observan.— ¿A dónde? — le preguntó Esther y Emily le señaló una puerta. Era alta de vidro con luces neón que indicaban era una discoteca estrecha de nombre Sodoma.Esther abrió la puerta y lo primero que la recibió fue un fuerte olor a gente
Esther trató de apartar la mirada de los ojos de Dorian, pero permaneció inmóvil mientras el sujetaba el cuchillo contra su pómulo, lo apretó hasta que la piel comenzó a arder y luego, solo un segundo antes de que Esther comenzara a sangrar, uno de los hombres que estaban con ellas en la habitación habló. — jefe, ¿No es mejor hablar primero con su esposo o su padre? Podría pedir algo a cambio — Dorian se volvió furioso hacia él, le lanzó el cuchillo que se clavó sobre la rodilla y el otro hombre dio un salto. — Te he dicho que no me interrumpas — le riñó Dorian. Esther buscó una salida con la mirada, pero era una habitación cerrada, sin ventanas. El cadáver de la policía frente a ella comenzaba a tener un aspecto verdoso y el olor a sangre le produjo arcadas. Emily, la vagabunda, estaba tan blanca como la policía muerta y su cabeza se contoneaba de un lado para otro, como si estuviera a punto de desmayarse. Esther pensó que sería lo mejor, realmente. Dorian se volvió hacia ella y
Esther apretó los puños cuando vio la mirada penetrante que se dedicaron Leonel y Dorian, una guerra potente unida por un lazo de profundo rencor y odio.Era la primera vez que Esther los veía a ambos en un mismo lugar y no pudo reconocer al hombre que estaba sentado a su lado. Había algo ahí, un dolor y un rencor que no solo tenían que ver con la Transportes Luna, era algo más allá.— Leonel, vámonos — le dijo ella, pero él no la escuchó, era como un toro enceguecido por la rabia que apretó el acelerador y el auto salió disparado hacia Dorian.Esther cerró los ojos, no quería ver cómo su esposo, el hombre que comenzaba a amar, se convertía en un asesino… pero eso era lo mejor, que el parabrisas de esa camioneta terminara de una vez por todas con ese problema, con ese martirio, el mundo sería un mejor lugar sin Dorian Luna, así que abrió los ojos para ver como se le extinguía la vida de los ojos, pero el maldito esperó hasta que el auto estuviera a un metro de él y saltó hacia un lado
A pesar de pasar la noche en los brazos de Leonel, a Esther la aplastaron las pesadillas. Era un retorcijón de escenas con las imágenes de la policía deformada por la tortura, con los dientes expuestos por los labios cortados y las orejas cercenadas. La mirada que le dedicó a Esther fue de horror, de lamento, le suplicaba. Ya no que la ayudara si no que acabara con su sufrimiento, pero, ¿en realidad la había visto o solo era producto de su imaginación o de sus pesadillas?Cuando despertó, tenía la frente perlada de sudor y los brazos de Leonel alrededor de su cintura, y un miedo extraño la invadió. Si estar con Leonel ya no le ayudaría con sus pesadillas, entonces, ¿Qué haría?La luz blanquecina entraba por la ventana y Esther se puso de pie, tenía todo el cuerpo adolorido, como si un camión le hubiese pasado por encima, así que bajó a la cocina. Era temprano en la mañana, Leonel le había dicho que no iría a la oficina, así que se tomaría una pastilla para el dolor y regresaría a la
Esther sintió mareo, todo el cuerpo le hormigueaba como entumecido. No podía creer que en su cuerpo pudiera caber una embriagadora sensación de rabia tan grande. Estaba segura que en ese mismo momento podría matarlos a los dos. Las manos de Leonel seguían sobre las caderas de Leidy, afianzadas a su blanca piel, los gemidos de la joven se confundían con los tambores en sus oídos, causados por su acelerado corazón. ¿Cómo podía estar pasando eso? Una realidad se cernió sobre ella, y era tan simple como poderosa. Esa rabia solo era la contraparte del amor que sentía por Leonel, si le dolía tanto su traición, era porque lo amaba con la misma intensidad del dolor. Esther no supo cuanto tiempo se quedó perdida en esas cavilaciones, pero no podían ser más que unos diez segundos, diez en los que seguía viendo al amor de su vida cogerse a otra. Tuvo el irremediable impulso de salir corriendo, de dejarlos y de abandonar todo, pero su alma de terca la mantuvo firme en el sitio. — ¿Qué es es
Esther dejó la camioneta en el estacionamiento y corrió dentro del hospital. Cuando se encontró con su hermano el hombre le dio un brazo.— Ya hablamos con los doctores, él está bien, ya despertó… ¿A quién mataste? — Esther bufó muerta del cansancio y el estrés.— Luego te cuento — caminó hacia Portia y le dio un fuerte abrazo — lamento haberte golpeado.— Yo lo pedí — le dijo la gemela — después hablamos de eso, pero ahora tenemos otro inconveniente, acá la señorita dijo que se va a casar con el amigo de Leonel — Helene le sonrió con incomodidad.— No sé porque todos dicen que es muy pronto — le contó a Esther cuando la abrazó.— ¿Tal vez es porque así es? — Helene bufó.— La verdad, esta vida es muy corta como para perderla en eso, mi hermano Oliver se casó con Lia por contrato y se amaron, tú y Leonel, bueno, ya sabemos cómo se casaron y mira, ahora se aman. Es el destino — Esther miró a los otros dos para que le ayudaran, pero ellos se encogieron de hombros, se notaba que ya la ha
Emily se levantó muy temprano esa mañana. Habían pasado dos días desde que la hermanastra de Esther había dormido a Leonel, pero no había pasado nada. Los tortolitos siguieron su consejo de quitar la seguridad que tenían para la empleada Zulma, esa mujer traía algo entre manos, Emily lo sabía, había tenido toda la experiencia en la calle que le ayudaba a leer entre líneas, y ahora sin la seguridad de Leonel y sin los chantajes de Leidy, Zulma tenía cancha abierta para hacer lo que quisiera, solo que no contaba con su experiencia. Faltaba un tanto para amanecer cuando Emily escuchó los pasos por el corredor. No podía dormir, así que las noches se le convertían en duermevela enredado de ratos de pesadillas y ratos de mirar hacia el techo, así que lograba estar muy pendiente de lo que pasaba en el pequeño palacio. Salió despacio vestida con un abrigo que se encontró en la habitación de invitados y logró ver desde arriba de las escaleras como Zulma salía de la casa por la puerta de atr