Esteban se quedó en silencio por un momento, luchando con sus emociones. Luego, finalmente, habló.—Trinidad, la verdad es que…, tenía miedo,— admitió, su voz apenas un susurro. —Miedo de enfrentarme a mi padre, miedo de lo que él podría hacerle a ti y a Hugo si me oponía a él. Y sí, también tenía miedo de lo que tú pensarías de mí si te contaba toda la verdad. Hizo una pausa, mirando a Trinidad a los ojos. Que lo escudriñaba como si quisiera leer sus pensamientos. —Sabía que mi padre te quería para él. Sabía que estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para conseguirlo. Pero no podía soportar la idea de que te convirtieras en su víctima. Así que hice lo único que pensé que podría protegerte: me alejé. Y sí, tienes razón. Fui un cobarde. Debería haber venido a ti y contarte todo. Pero tenía miedo de perder lo único bueno en mi vida: tú. Y por eso, te lastimé más de lo que nunca podría perdonarme. Las palabras de Esteban colgaron en el aire entre ellos, pesadas y llenas de remordimie
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