Hugo miraba a su linda esposa embarazada de gemelos, Trinidad, dormida apaciblemente en su lecho matrimonial. Había acabado de regresar y eran pasadas las doce de la noche. La tenue luz de la luna entraba por la ventana, iluminando a su esposa que le parecía más hermosa que nunca. Debía explicarle tantas cosas, pero esperaría a que amaneciera y ella descansara completamente.Se introdujo en el baño y tomó una larga ducha. Estaba realmente cansado de todo lo que le había sucedido durante toda su vida. Afortunadamente, había recuperado a sus padres y logrado salvar a su adorada esposa de aquel incendio infernal. A pesar de que Esteban Duarte había confesado todo, diciendo que todo era obra de su padre de crianza, Orlando Duarte, Hugo tenía la sospecha de que era obra de alguien más. Además, no podía olvidar a Regina, quien había estado moviendo sus hilos para su propio interés y el de su hijo Marcus, a quien aún no habían logrado atrapar. Hugo salió del baño y se acercó a la cama, obs
Hugo se quedó atónito ante la revelación de Trinidad. La idea de que su propio profesor los hubiera involucrado en algo así desde esa época de estudiantes era impactante.—No puedo creerlo. ¿Estás diciendo que ellos estaban involucrados en algo así desde ese tiempo Trini? ¿Y nosotros también podríamos estar implicados? No recuerdo haber aceptado ni participar en nada de eso —dijo Hugo tratando de recordar si lo había olvidado.Trinidad al verlo frunció el ceño y negó con la cabeza. Estaba claro para ella que su esposo no recordaba bien ese tiempo.—¡No, Hugo! Nosotros rechazamos su oferta y se ofendió. ¿Cómo no te acuerdas? Dijo que nos íbamos a arrepentir por no ver el bien superior sobre las codicias de la gente común. Nos reímos mucho en lo que se alejaba. A lo mejor eso lo ofendió y decidió vengarse de nosotros.Hugo quedó pensativo por un momento, y de repente recordó algo que alguien le había mencionado hacía mucho tiempo en su grupo de compañeros del aula. Se volvió hacia Trini
Landon se sintió abrumado por la magnitud de la conspiración en su contra, pero también se llenó de determinación. Esta vez no permitiría que lo atraparan. Estaba decidido a descubrir quién estaba detrás de todo esto y llevar a los verdaderos culpables ante la justicia. Con Federico a su lado, Landon sabía que no estaba solo en esta lucha. Contaba con un amigo leal y dispuesto a ayudarlo en su búsqueda de la verdad. Juntos, enfrentarían cualquier obstáculo y desenmascararían a quienes habían intentado arruinar su vida.Mientras el auto avanzaba por las calles, Landon se preparó mentalmente para lo que vendría. No importaba cuán oscuro fuera el camino que tenía por delante, estaba decidido a seguir adelante y encontrar la justicia que tanto anhelaba. Su teléfono sonó en ese momento y una voz asustada preguntó.—¿Estás bien Landon?—Estoy bien —respondió Landon con voz firme—. No te preocupes por mí. Estoy en camino de descubrir quién está detrás de todo esto.La voz al otro lado del te
Regina caminaba por las concurridas calles de la ciudad, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo. Había decidido seguir adelante con su plan de contratar a un asesino a sueldo para deshacerse de su suegro, pero aún no estaba segura si era la decisión correcta. Mientras continuaba su camino, Regina notó a un hombre alto y misterioso parado en una esquina. Vestía un traje oscuro y llevaba un sombrero que ocultaba gran parte de su rostro. Su presencia era intrigante y Regina sintió una extraña conexión con él. El hombre, que se hacía llamar Alejandro, había estado observando a Regina desde hacía un tiempo. Había notado su desesperación y la angustia en sus ojos. Aunque era un asesino a sueldo, Alejandro tenía un código moral y solo aceptaba trabajos que consideraba justificados. Algo en Regina le decía que ella podía hacerlo ganar mucho dinero. Decidido a intervenir, Alejandro se acercó lentamente a Regina. Ella lo miró con curiosidad, sin saber qué esperar de aquel extraño hom
Hugo y Trinidad salieron radiantes del ultrasonido que acababan de realizar, donde vieron que sus dos bebés estaban saludables y que eran una niña y un niño. Su felicidad era tan grande que no podían dejar de sonreír mientras veían la foto que les había entregado la doctora, asegurándoles que todo iba bien.Cuando entraron a la habitación de Viviana, ella estaba leyendo un libro mientras el señor Muñoz, su prometido y padre de Trinidad, trabajaba en la computadora en un rincón.—¡Trini! —exclamó Viviana sonriente al verla entrar— Estás preciosa.—Hola Viví, ¿cómo te sientes?—Desde que vine y me pusieron los sueros de alimentación, me siento mejor. Ya no vomito y como todo lo que me dan. Mírame, he aumentado de peso. Por este camino, me volveré una gorda, ja, ja, ja.—Estás linda así —dijo el señor Muñoz mientras abrazaba y besaba a su hija y estrechaba la mano de Hugo— ¿Cómo están mis nietos?—Pues muy bien, papá. Por fin pudimos saber que son un niño y una niña. ¿No son adorables? Mi
Hugo se había apresurado a interrumpir a su madre, algo en la forma en que los miraba le advirtió que había algo más de lo que decían. Un escalofrío recorrió su espalda, recordando algo que su mejor amigo y ex detective, Landon, le había dicho hace algún tiempo.—Hugo —se había acercado con un semblante muy serio—. Lamento tener que confesarte esto. Pero en las investigaciones que me pediste realizar sobre la vida de tus padres, he encontrado algo que todavía no puedo creer.—¿Qué cosa es, Landon? Deja de dar rodeos y dime de frente lo que sea. Al final, ellos ya fallecieron y no hay nada que se pueda hacer con lo que decidieron vivir. En ese entonces, él no conocía casi nada de sus padres. Ellos se la pasaban viajando por sus múltiples contratos internacionales para realizar los más increíbles proyectos arquitectónicos, mientras Hugo, después de cierta edad, prefería quedarse con sus abuelos maternos.—Creo, sin estar seguro, que ambos pertenecían a una organización secreta —le conf
Landon se levantó de su cama después de la llamada de Hugo. Había olvidado por completo ese asunto, fue algo que no investigó más. Debía ir a buscar toda la investigación a la vieja cabaña de ellos en el pueblo. No la había botado, solo la guardó pensando que no era algo que volvería a tocas. Se suponía que los padres de Hugo habían muerto en un accidente. Ahora resultaba que habían estado secuestrados, pero como a Hugo, a él no le convencían las historias que hacíanLandon se vistió rápidamente, su mente ya trabajando en las posibilidades. La historia de los padres de Hugo, que supuestamente habían muerto en un accidente solo para reaparecer años después alegando haber estado secuestrados, siempre había sonado sospechosa. Pero en ese momento, la felicidad de Hugo al tener a sus padres de vuelta había eclipsado cualquier duda que Landon pudiera tener.Ahora, sin embargo, era evidente que había más en la historia. Y Landon estaba decidido a descubrirlo.La vieja cabaña estaba a las afu
El señor Muñoz asintió, su rostro se suavizó un poco. había aprendido a conocer muy bien a su yerno. Sabía que si Hugo decía que algo le preocupaba, debía ser algo serio. Pues no era de naturaleza alarmista, solo que si se trataba de la seguridad de su hija, él debía ser informado.—Entiendo —dijo el señor Muñoz, su voz era suave pero firme—. Pero recuerda, Hugo, que no estás solo en esto. Tienes a Trini, a tus amigos, a mí... no tienes que cargar con todo tú solo. Y si es algo con la seguridad de mi hija, es tu obligación mantenerme informado. Hugo suspiró, frotándose la frente con los dedos. Las palabras del señor Muñoz eran ciertas, pero había cosas que no podía compartir con ellos. No hasta que estuviera seguro. Porque, ¿y si era mentira todo lo que sospechaba de sus padres por el miedo a que le sucediera algo a su esposa e hijos? —Lo sé —respondió Hugo, su voz apenas un susurro—. Pero esto... esto es algo que necesito averiguar por mí mismo. Perdóneme, no puedo decirle por ahor